capítulo 2

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Al día siguiente era Domingo, Cristina estuvo toda la mañana durmiendo y la tarde estudiando. El resto de la semana estuvo atareada, en la universidad, estudiando, haciendo prácticas, hasta el Viernes, que quedó a cenar con Inés.

Cuando llegó al lugar de encuentro vió que también había ido Alan.

-Hola Cristina

-Hola

-He pensado en ir a cenar a un restaurante cualquiera y después irnos a tomarnos unas copas al bar del camarero- dijo Inés

-¿Todavía no te has olvidado de él?- preguntó Cristina

-No puedo… es imposible

Entraron en un restaurante, y cogieron mesa, acordaron que cada uno pagaría lo suyo.

-Bueno, ¿y como te ha ido esta semana en la universidad, Cristina?

-Bien, haciendo pruebas

-¿No te importaría faltar el Lunes?

-¿Cómo?

-Es que me gustaría llevarte a mi universidad a que pasaras el día

-Bueno, yo…

-Cristina, porque faltes un día, no va a pasar nada, el martes dices que estuviste enferma y ya, y comemos juntos

-Si insistes…

-¡Va, Cris!, no le hagas el feo a Alan, que está muy ilusionado en llevarte

-Está bien

-¡Genial!, me paso por tu casa, el Lunes, a las siete y media

-Vale

Cuando trajeron la cena, estuvieron callados, engulléndola, sin embargo, hubo un problema a la hora de la cuenta:

-Me faltan cinco euros, ¡qué lata!

-Te los pago yo- dijo Alan

-Vale, pero te debo una

-No hace falta

-Sí, mañana te invito a cenar

-Vale, a favor a lo que te pago yo hoy, y el día que pasaremos juntos en la universidad

Cristina le dio una patada sin fuerza debajo de la mesa de rabia.

-Está bien

Después, fueron al bar del camarero. Aquella vez, les volvió a atender el mismo camarero, a Inés, se le iluminaron los ojos cuando le vió

-Me alegro de volver a veros, ¿Qué queréis de beber?

Inés y Cristina pidieron tequila y Alan champán.

-¿Otra partida a las cartas?

-Sí, traelas

Al rato, volvió el camarero con las bebidas, y las cartas. Acordaron vover a jugar al mismo juego con las mismas parejas, pero aquella vez, ganaron Inés y el camarero.

-Bueno, hasta que volváis otro día- se despidieron.

-Yo me voy ya, mañana me paso por tu casa a las nueve de la noche, Alan, ¡hasta luego!

Un recuerdo para olvidarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora