capítulo 4

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-Estoy un poco nerviosa

-No te preocupes

-¿Qué pensarán cuando vean que hoy he faltado?

-Que no has podido ir

Al fin, llegaron a la universidad de medicina, entraron y se dirigieron hacia la torre C, que era la torre de oftanmología.

-Ahora tengo clase

-¿De qué?

-Ahora tengo clase de sistema lagrimal

-Te acompaño

-No, si te parece, te vas a quedar esperándome en el pasillo

La clase estuvo entretenida, y Cristina fue presentada a unos compañeros, la siguiente clase fue los párpados, y la última antes del descanso fue la clase del globo ocular.

En el descanso, fueron a un bar a tomar algo, pero aquella vez, Cristina, se tomó un zumo.

Después fueron a clase de conjuntivitis, queratitis y la última clase del día fue la clase de miopía.

Cuando salieron de la universidad, Alan dijo:

-Bueno, ¿qué te parece la oftanmología?

-Está muy bien, pero lo mío es el magisterio

-Bueno, te invito a comer a mi casa

-Vale, ¿qué hay de comer?

-¡Ya tengo la comida preparada!, pollo, ensalada y sandía.

Cuando llegaron a casa de Alan, dejó las cosas, por orden de Alan en un cuarto de invitados

-Vamos a comer

La comida transcurrió agradablemente, y Cristina se sintió agradablemente.

-Tengo un poco de sueño, me voy ya a mi casa, gracias por todo

-¡No te vayas, espera!, ¿porqué no duermes la siesta en el cuarto de invitados dónde has dejado tus cosas?

-Bueno, está bien

Se quitó los zapatos, una vez allí y se tumbó, después de haber dejado sus cosas en una silla.

Entonces, Alan se quitó sus zapatos y se acostó a su lado en la cama

-Alan, ¿qué haces?

         -Dormir contigo

Entonces, Cristina notó como le acariciaba las piernas. Tragó saliva. ¿Lo iban a hacer allí?

Un recuerdo para olvidarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora