¿Te parece bailar?
Pero no lo digo en el sentido literal, pongámoslo más metafórico.
Bailemos en ideas, pensamientos y emociones.
Comencemos de ahí, juntarnos para luego intercambiar lo que sentimos o pensamos. Créeme que si lo podemos, lo logramos llevar a otro nivel. Convénceme de cosas que no quiero, aliméntame de conocimiento general, y también tuyo. Hazme digna de pertenecer a tus estupefactos intereses de temas tan estrechamente relacionados con la maldad. Hazme tuya con tu cerebro, trata de llevarme por un bueno camino donde no me arrepienta contigo. Obviamente como en todo baile hay vueltas, vueltas que harán que nuestras percepciones o se sofoquen o congenien aún más. Dime cuántas veces podrías repetirme una idea hasta que me llegue a cuestionar. Dime cuántas veces podrías aguantar un mismo argumento. Dime que harías si llego a quedar plasmada ante tu boca, porque eso no se controla. ¿Qué más podemos hacer para terminar de danzar? Concluir con extender los brazos e irse, pero con el mareo de aquellas vueltas, el dolor en los pies por mantenerse tanto tiempo levantados pero obviamente están acompañados de palabras, sentidos, conclusiones, tragos dulces, tragos amargos que cada uno entrega como si fuesen informantes pero con la condición que se hace por inercia y una vez que comienza, no para. Y pues, lo más importante de haber bailado juntos, es aquella alegría que queda en el corazón.
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Mis colores para tí.
Teen FictionCartas destinadas a alguien que sin importar el qué, nos atrapa y nos conduce a otro mundo, el amor.