Capítulo 5 - Explicaciones

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Disclaimer: Basada en los personajes creados por Stephenie Meyer

Summary: Edward y Bella separados... Jacob su consuelo. Una historia que deja ver el lado vampiro y posesivo de Edward, la indecisión de Bella y el amor incondicional del hombre-lobo.

Capítulo 5

 Explicaciones

 Mi mente trabajaba a mil por hora, sabía que no había hecho nada malo pero aún así la posible respuesta de Bella frente a aquella situación me incomodaba mucho. No sabía como podía reaccionar y además, su mirada… Me daba miedo.

-¿Bella? ¿Que tal el baño?- intenté sonreír para quitarle importancia a la conversación que seguramente había escuchado.

Ella me seguía mirando y yo la imité. Pronto comprendí que no me observaba con enojo, sino todo lo contrario. Había cierta calidez en lo profundo de sus ojos, y para constatar lo que pensaba, una tímida sonrisa asomo en su rostro. Eso realmente me desconcertó, estaba esperando que empezara a gritarme cosas como “Tú, chucho estúpido, ¿con que derecho tratas así a mi novio?” o alguna frase parecida, pero no, allí estaba ella sonriendo como si nada hubiera pasado. Sin poder evitarlo comencé a reir tan fuerte como hacía muchos meses que no lo hacía. No paso mucho tiempo hasta que la contagié y ambos comenzamos un coro de risas. Amaba ese sonido, era una caricia a mi alma. Aún riéndome y casi sin poder respirar, me acerqué a ella y la abracé. Nos quedamos unos momentos juntos, intentando recuperarnos del  ataque de risa, y luego nos soltamos. Ella tenía la cara roja por el esfuerzo pero incluso así seguía siendo hermosa.

-Creo que te sentó bien un poco de agua caliente.

-No, Jake.- inesperadamente su expresión estaba seria nuevamente.- No fue la ducha, fuiste tú. Tú me haces bien, ya casi no recuerdo cuándo fue la última vez que reí así…

Había nostalgia en su voz, pero yo no quería que se pusiera triste de vuelta. Estaba decidido a que recuperara su sonrisa y su antigua forma de ser.  De todas formas, tampoco reparé demasiado en eso, “Tú me haces bien” esas palabras habían hecho hervir mi sangre, no podía pensar en nada más.

Sin embargo no podía dejarme llevar por la emoción del momento, ella estaba allí por alguna razón. Me buscó a mí, escapándose de su novio, algo grave debía estar sucediendo.

-Bells, tomemos y comamos algo, seguro tienes hambre.- Era la mejor forma de empezar una conversación seria, comiendo.

-Gracias Jacob, realmente tenía hambre.- suspiró y se sentó en el sofá.

Estuvimos un rato en silencio, mientras cargábamos energías, hasta que sólo nos quedaban dos latitas en las manos. La mía estaba prácticamente vacía, al igual que mi mente, no sabía que decirle. Pero no fue necesario pensar mucho más, ella tomo la decisión por mí.

-Jake, creo que te debo una explicación.- claro que sí, quise decirle, pero preferí callar y escucharla. Lo único que le di en respuesta fue un ligero movimiento de la cabeza. Ella volvió a suspirar y comenzó con su relato.

-Bien, escuché la conversación que tuviste con Edward. Y no intentes negar nada, porque lo escuché todo. Así que sé que te dijo que escapé, y no mintió. Pero déjame decirte que no fue nada fácil.

<< Como sabes, estos últimos meses nos fuimos sin dejar rastro. La respuesta es clara, Victoria. Los Cullen encontraron rastros de ella en su territorio y Edward insistió en que nos fuéramos de aquí. Yo no estaba de acuerdo, me obligaron a irme. Ni siquiera pude despedirme de Charlie.- La voz se le quebró al pronunciar la última palabra, y yo escuchaba atónito cada una de ellas.-Edward estaba realmente desquiciado y convenció a todo la familia para que nos marcháramos. Decía que era para protegerme, hasta que estuviera seguro que Victoria nos había perdido la pista. También me dijo que su intención era darle caza, para librarnos de una vez por todas de ella, pero que para ello debíamos alejarnos sin dejar alguna sospecha de hacia donde nos dirigíamos. Yo creí que iríamos a Denalli, a vivir con el otro clan de vampiros “vegetarianos”. Pero no fuimos allí, de hecho, nunca supe donde estuvimos. Sé que hacía frío y nevaba, pero no reconocí el lugar. Estaba todo el día encerrada con ellos en una especie de cabaña, pero sólo con las mujeres. Los hombres se iban semanas de caza intentando localizar a Victoria. Lamento decir que no tuvieron éxito y al creer que ella había desistido en atraparme, volvimos. Pero no volvimos con una sonrisa y felices, volvimos porque ya no sabían que hacer conmigo Jake. Durante mi estadía, imploré que me dejaran contactarme con alguien, pero no me lo permitieron. Y estar así de aislada me sumió  en la depresión. Cada día estaba peor… No comía casi nada, no me movía de la cama y no paraba de llorar. Te soy sincera, al no poder irme por mi cuenta, busqué la forma en que se vieran obligados a regresarme a Forks. Ni siquiera le hablaba a Edward, que estaba cada día más violento frente a mi pasiva rebeldía. Así que una mañana Carlisle se acercó a mi cama, me tomó de las manos y me dijo: “Cielo, hablé con mi hijo. Lo convencí de que regresáramos. Es obvio que el peligro ya no es inminente… Y que tú necesitar volver a tu hogar. Él no está muy feliz con esta decisión pero toda la familia está de acuerdo.” Recuerdo que me sonrió y que de repente apareció Esme a su lado para decirme “Cariño, ya no tendrás que llorar más. Y olvídate de las explicaciones, Carlisle y yo hablaremos personalmente con tu padre. Mañana por la mañana partiremos a Forks”. Apenas si pude sonreír y darles las gracias. Pero sinceramente ya no quería saber más nada de ningún vampiro. Y ellos tampoco de mí.  Jasper no soportaba estar conmigo en la habitación, no sólo por su sed de sangre sino por la intensidad de mis emociones. Y Alice debía acompañarlo para controlarlo. Edward al estar cada vez más nervioso se tornó violento y trataba mal a sus padres. Rosalie cada vez que podía me fulminaba con la mirada y se iba, seguida de Emmet que no podía dejarla sola. Así pasaban mis días cuando ellos no estaban de caza, y cuando sí lo estaban, Alice y Esme procuraban que la pasara bien. A veces lo conseguían, pero eran momentos escasos. Además, no podía estar bien con Rosalie en un rincón mirándome como si yo fuera la peor escoria que alguna vez había visto. Como sea, volvimos y fuimos directo a la casa de Charlie. Ay Jake, lo nerviosa y ansiosa que estaba. Cuando llegamos el coche patrulla estaba estacionado, así que supuse que mi papá estaría en la casa. Edward lo confirmó: “Lo escucho” dijo rompiendo el silencio. Sólo habíamos llevado dos autos, para viajar cuatro y cuatro en cada uno. En la ida fui con Alice, Jasper y Edward. Pero al volver insistí en viajar con los padres de la familia. Y claro, Edward vino conmigo. Bien… Llegamos, como te dije, y Carlisle bajó primero de auto, dirigiéndose a la casa. Golpeó varias veces la puerta, esperando una respuesta del otro lado. Yo no escuchaba nada, pero luego de unos instantes ví como la puerta se abría precipitadamente. Ver a mi padre fue emocionante, Jacob. Yo creía que lo extrañaba, pero no fui conciente de cuánto lo hacía hasta que lo vi allí, todo desalineado, gritando incoherencias y buscándome con la mirada. Sin buscar el consentimiento de nadie bajé corriendo del auto, directo a sus brazos. No sabía si me gritaría, no sabía que excusas habían pensado los Cullen, pero no me importó. Sólo quería refugiarme en el abrazo paterno. Sé que suena cursi, y que no es mi estilo, pero Jake… No sabes lo reconfortante que es volver a tu hogar. >>

Había escuchado cada una de sus palabras casi sin pestañar, y me sentía roto por dentro. Yo la había imaginado convertida en vampiro, correteando por algún bosque lejano, siendo completamente indiferente a nosotros. Ahora tenía la prueba de lo equivocado que había estado, Bella había sufrido mucho. Y otra vez había sucumbido al llanto, y a pesar de que estaba ansioso por saber cómo había logrado escaparse de esos malditos chupasangres, o saber cómo había reaccionado Charlie frente a las míseras explicaciones que habían planeado, me limité a abrazarla contra mi pecho y dejar que se descargara.

-Shh, Bella. Ahora estás a salvo, estas en casa. No te esfuerces más, tenemos tiempo de sobra para seguir hablando.- le susurraba, intentando calmarla, intentado demostrarle en mi abrazo que siempre estaría para ella.- Estas en casa Bells, estas en casa.

Siguió llorando un rato más, y paulatinamente los temblores que recorrían su cuerpo fueron cediendo, dando paso a una respiración suave y relajada. Se había dormido en mis brazos.

Giros InesperadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora