consejos

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1. Tener clara la meta

Si no sabes a dónde vas, ¿cómo podrás llegar? El primer paso para escribir un poema es tener claro qué quieres transmitir con él.

Por tanto, antes de comenzar a escribir, pregúntate qué persigues con tu poema: ¿describir un acontecimiento de tu vida, protestar contra una injusticia social, o describir la belleza de la naturaleza?

Una vez que tenemos claro el objetivo de tu poema, puedes conformar su escritura tomando cada elemento principal y poniéndolo al servicio del sentido último del poema.

2. Evitar clichés

En poesía un cliché suele ser una metáfora o un símil que se ha vuelto tan familiar por el uso excesivo que ya no aporta ningún significado para el lector. No proporciona la viveza de una metáfora fresca, pero es que tampoco tiene la fuerza de una palabra sencilla.

Los clichés vuelven insípido el significado. Porque resultan tan familiares que el lector puede completar las frases sin tener que leerlas. Y si no leen lo que escribes, tampoco reflexionar sobre ello; y si no reflexionan jamás descubrirán aquellos significados profundos que marcan la obra de un poeta.

3. Evitar el sentimentalismo

Algunos poemas se basan en una apelación contundente a las emociones. Sin embargo, los lectores pueden rebelarse ante los intentos demasiado evidentes de invocar una respuesta emocional en ellos, produciéndose entonces justo el efecto contrario al deseado.

Las emociones deben fluir en un buen poema, pero nunca forzarlas.

Las emociones deben fluir en un buen poema, pero nunca forzarlas

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4. Usar imágenes

Se trata de pintar con palabras, de manera que la lectura del poema estimule tanto la emoción y la imaginación como los cinco sentidos.

Hay que buscar imágenes frescas e impactantes, como si en vez de escribir filmásemos, para que le lector sienta que está dentro del poema.

5. Usar metáforas y símiles

El lenguaje metafórico es un poderoso instrumento expresivo. La comparación, la inferencia y la sugerencia son elementos indisociables de la poesía, y símiles y metáforas son herramientas que nos ayudan a crearlos.

La metáfora consiste en la identificación entre dos términos, de tal manera que para referirse a uno de ellos se nombra al otro. Como en este ejemplo de Federico García Lorca: Con el aire se batían/ las espadas de los lirios.

El símil consiste en destacar o establecer semejanzas entre dos o más elementos (objetos, personas, animales, situaciones, hechos). Como en este ejemplo de Juan Ramón Jiménez: [...] y me ofreció sus mejillas/ como quien pierde un tesoro.

6. Concreto mejor que abstracto

Las palabras concretas describen cosas que la gente experimenta con sus sentidos (naranja, gato, calor). Al usarlas, logras que el lector obtenga una "fotografía" de aquello sobre lo que el poema está hablando y, en consecuencia, le resultará más sencillo entender su significado.

Mientras, las palabras abstractas se refieren a conceptos o sentimientos (libertad, felicidad, amor) intangibles y que pueden despertar ideas diferentes en diferentes lectores. Además, por su carácter inasible, los conceptos que representan pueden pasar por la mente del lector sin desencadenar una respuesta sensorial.

7. Posicionarse

Como hemos visto, un buen poema tiene un tema reconocible.

Pues bien, como poeta debes posicionarse respecto al mismo. El poema debe ser una afirmación de tu forma propia y personal de entender el acontecimiento, momento o sentimiento que has poetizado.

8. Altera lo ordinario

La fuerza de los poetas reside en su capacidad para ver lo cotidiano con una mirada nueva y diferente.

Para escribir un poema solo hace falta tomar un lugar, persona, idea u objeto ordinario y alcanzar una nueva percepción del mismo.

9. Usar la rima con precaución

La rima y la métrica pueden estropear un poema si los utilizas de manera incorrecta. Si eliges un esquema rítmico inapropiado, redundará en detrimento de la calidad de tu poema.

10. Revisar

El primer borrador de un poema es sólo el comienzo. Lo normal es elaborar varios borradores antes de tener el poema "definitivo". Aquí te contamos .

Lo ideal es dejarlo reposar unos días para después volver a leerlo. Al reencontrarte con él resulta más sencillo considerarlo desde una perspectiva ajena que te permita identificar fallos. Tampoco dudes en darlo a leer a otras personas y aceptar sus críticas y sugerencias sobre aquellas cosas concretas que es posible mejorar.

-No pienses dos veces las cosas y hazlas.

-Observa y escucha todo con atención, porque es ahí donde te encuentras con la poesía, por que esta no es un conjunto de letras sino de vida cotidiana y ordinaria, simple como un anillo y cálida como la luz de la vela.

-Observa y escucha todo con atención, porque es ahí donde te encuentras con la poesía, por que esta no es un conjunto de letras sino de vida cotidiana y ordinaria, simple como un anillo y cálida como la luz de la vela

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-La mejor escuela es tu experiencia, tu vida, aprende de tu cuerpo y conocerás tus talentos y tus capacidades.

-No desees ser otra persona.

-No imites las obras de otros, pero reconoce las virtudes de otros y aprende de ellas.

-Practica mucho porque la constancia hace al maestro.

-Busca la manera de publicar tus ensayos, porque le entregarás un obsequio inmenso a otra persona.

 -Existen muchos medios para hacerlo, como Internet, editoriales, concursos, regalos y ediciones personales. Utiliza el que más te guste.

 Utiliza el que más te guste

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