Operación Cobra

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25 de julio de 1944
Ryan Anderson, día 46:

Habían pasado casi siete semanas desde el desembarco en la playa de Normandía, ahora me encontraba en un campamento cerca de Caen, en la misma región de Normandía.

Estaba durmiendo en mi tienda, alguien silenciosamente entró a mi pequeña habitación.

—¿Hola? —susurró Josehp —, venga ya que tienes que despertar.
Abrí los ojos con el rostro trigueño de Josehp a centímetros de mí.
—Josehp —nombré.
—Lamento despertarte, pero tenemos que irnos. Levántate, lávate la cara y agarra tu Thompson, en treinta minutos nos vamos —indicó.

Josehp se hizo a un lado y salió de mi tienda con su M1 Garant en la mano.
Me levanté con un poco de flojera por despertar, cogí mi casco y lo coloqué sobre mí castaño cabello, agarré mi arma y salí de la oscura carpa; afuera todo estaba iluminado por el amanecer del sol, caminé en dirección a la carpa del cocinero para pedir una cantimplora que quizá sobre.
—Hola —dije frotandome los ojos.
—Por tu expresión creo que quieres estar bien despierto, ¿O me equivoco? —sonrió.
—No, de seguro sabe que quiero.
Volteó y buscando cogió una botella de vidrio.
—Creo que esto servirá —me acercó una botella de vidrio con agua adentro.
—Gracias...
—Espera —interrumpió —Ten esto, come un poco —cogió un plato con comida que estaba a su costado y me lo ofreció.
—Está bien, gracias, otra vez.
Me retiré y fui a sentarme frente a una fogata que aún seguía encendida a pesar de ser de día.

*29 minutos después*

Luego de lavarme la cara y almorzar regresé con el cocinero.
—Le devuelvo esto, me sirvió de mucho el comer y beber algo —dije agradecido.
—De nada, ahora alístese que nos vamos.
De pronto un gran grupo de aviones pasó sobre nuestro campamento. Iban a bombardear el camino.
—Espero que no nos dejen nada —susurré.
Josehp vino por detrás y agarró mi hombro.
—Oye Anderson, suba conmigo a ese tanque, llegó la hora —señalaba un tanque listo para partir.
Le seguí hasta el tanque y me subí a este, ya en la plataforma me quedaba esperar hasta que lleguemos al objetivo.
—¡Arranquen! —Gritó un soldado que se hallaba al frente de todo el grupo.
Los tanques arrancaron y emprendimos el viaje.

*5 minutos después*

Por el camino encontramos unos tanques destruidos que le pertenecían a los alemanes.
—Seguro que fueron los nuestros —aseguró Josehp.
Yo miraba la escena un poco asquerosa por los cuerpos destrozados pero sabiendo que cada uno era un enemigo menos.

—¿Qué es eso? —susurró Josehp a mi costado refiriéndose a unos puntos lejanos en el cielo
—¡Stukas! —gritó euforicamente Charles quien se encontraba sobre un tanque delante mío.
Un stuka soltó una bomba que cayó en el tanque que iba al frente.
—¡Ryan tienes que bajar, van a volver! —gritó Wheins.
—Recibido —contesté.
Bajé del tanque apresurado cuando un proyectil rozó mi rostro. Quedé paralizado por unos segundos hasta que Josehp me agarró del brazo y me llevó detrás del tanque.
—Hey, tenemos que salir del camino, más adelante hay una granja —señaló un desvío.
—E-e-esta bien, vamos —asentí tartamudeando.
Agachados corrimos esquivando las balas de un panzer que venía en contra de nuestros tanques aliados.

Ya en las afueras de la granja nos atrincheramos tras unas vallas de madera, algunos ya estaban llendo por los costados a luchar y otros estaban disparando desde mi costado.

Las balas parecían lluvia, pero había una que se escuchaba más fuerte que las demás, como un rayo que te atravesaba el corazón.
—¡Francotirador! —gritó un soldado a mi costado.
Agarré la única granada de humo que tenía y la lancé justo detrás de la valla para que el francotirador no nos vea.
—Tengo una idea —dije.
—¿Qué? —Josehp estaba extrañado.
—El humo solo durará un corto tiempo, así que mejor mira.
—¿¡Qué!? —exclamó sorprendido.
Salté la valla y corrí entre el humo hacia el granero en el que estaba situado el francotirador.
Entré e inmediatamente subí las escaleras sin hacer ruido, el alemán estaba con su arma apuntando seguramente a uno de los nuestros.
Lentamente me acerqué y saqué mi cuchillo de guerra el cual hice atravesar el cuello de mi enemigo.
Me arrodillé para agarrar su fusil que era un Sprigfield M1903, se lo había quitado a un soldado americano ya que está arma esta de mi país; este solo tenía 6 balas en la recámara, la levanté y apunté a uno de los alemanes y jalé del gatillo, el enemigo cayó a tierra, guíe mi rifle hacia otro que iba corriendo, era muy difícil de atinarle así que calculé la distancia de tiro.
—Si la bala va a unos 732 m/s -mi vista seguía fijada en el kartoffel —, y adivinando estará a 15 metros de distancia —, entonces...
Cambié de lugar de mira y apunté hacia sus ojos, disparé y una bala salió a toda velocidad hacia su cabeza, la cual fue atravesada rápidamente.
—Eso fue suerte —me dije.
—¡Despejado! Jaja, sí —celebraron los soldados.
Feliz al igual que los demás bajé las escaleras para reunirme con mis compañeros.
—Ryan, buen tiro —palmeó mi espalda.
—Gracias, pero solo fueron dos —justifiqué.
-Si supieras que el primero me estaba disparando.
—En ese caso... —me vi interrumpido por el Sargento Wheins.
—Chicos, aún no celebren que falta mucho. Tenemos que cruzar el campo y destruir los stukas de alguna manera —Indicó el Sargento —, ahora vámonos.
Emprendimos la marcha a través del campo, caminando entre la hierba y las balas de heno; los árboles cubrían el camino, así que ofrecían sombra y cobertura.
A los pocos segundos escuché un sonido, unos pasos, luego vi un arbusto que se movía.
—Oye, ¿viste eso? —pregunté a Josehp.
—¿A qué te refieres?
—A ese arbusto, vi que algo se movía —señalé al arbusto.
—No, tu solo avanza.
Me quedé mirando a aquel arbusto frondoso, a los segundos  me encontraba al último de todo el equipo.
Tenía mucha curiosidad de ver que había tras la planta mediana de muchas hojas, así que lentamente me fui acercando con el arma apuntando a este.
Cuando miré tras el arbusto solo vi a un pájaro quien volvió rápidamente a su nido en un árbol adyacente.
—Que pérdida de tiempo —dije en voz baja.
Di media vuelta para continuar con el recorrido cuando un par de brazos me sujetaron la garganta por detrás.
Axfisiandome recordé el entrenamiento e intenté meterle un codazo pero este lo bloqueó con una veloz mano que ahora sujetaba mi brazo derecho y me inmovilizaba, no podía mover ni una parte de mi cuerpo. El sujeto usó su pierna para, una vez mas, dejar quieta a la mía y no poder hacer un movimiento en falso.
—Te tengo —tenia un acento de alemán, al parecer era un kartoffel que sabía algo de inglés—, ahora eres mío —sentí su cuchillo rozar mi cuello como si fuera a rebanarme.
Sin más opción traté de moverme bruscamente logrando caer al suelo pero con él apuntando con su cuchillo a mi pecho.
—Despídete —alzó su arma blanca y dió con fuerza hacia abajo, no obstante con mis brazos ya libres sostuve sus manos. Ambos estábamos aplicando fuerza, una contraria a la otra.
El boche logró ganarme quien ahora apuntaba a mi cabeza la cual retiré rápidamente para luego golpearle con mi rodilla derecha, zafarme y reincorporarme. El alemán estaba con el cuchillo en el suelo, evidentemente atorado en la tierra.
Saqué mi pistola y vacíe la recámara.
—Hey, si aún me entiendes toma esta arma que tiene una bala, si intentas matarme, vas a morir en el acto —Le lancé el arma. El kartoffel se paró y se fue, di vuelta para continuar mi camino cuando escuché un sonido.
Chic.
Ese pequeño sólido bastó para darme cuenta que el soldado enemigo intentó atentar contra mí.
—Te lo advertí —saqué mi Thompson y le disparé con una gigantesca furia, había sangre en el pasto amarillento. Volví para recoger mi arma y la volví a recargar.
Volteé y mi vista se vio fijada en algo que estaba volando directamente hacia mí, parecía un objeto que daba vueltas.
Lo que estaba lejos y pequeño se hizo grande y cercano, este impactó violentamente contra el suelo y se detuvo en un árbol adyacente.
—¿Que fue eso? —pensé.
Me acerqué y por la forma y tamaño deduje que era el alerón de un avión.
Tenía la marca alemana, así que eso significaba que estaban destruyendo a los aviones enemigos, es decir que los demás ya llegaron a tomar el antiaéreo.
Rápidamente emprendí el camino hacia de donde provenían los proyectiles, al poco tiempo de caminar vi a mis compañeros junto a una máquina grande que era el antiaéreo. Alegre corrí hacia ellos, Coonor me vio rápidamente.
—He amigo, ¿en dónde estabas? te estabas perdiendo del espectáculo —llevaba un tono emocionado.
—Nada, solo me retrasé buscando algo —respondí.
Unos pequeños gritos salieron de una radio que era enemiga.
—Parece que le hicimos enojar —bromeó Coonor.
—Sí, deben de estar confundidos —agregué.
A escasos segundos apareció el equipo de tanques que fue asaltado junto a nosotros. Una persona salió de uno de ellos y saludó alzando la mano.
—¡Hola! —su rostro emanaba felicidad.
—¿Quién es él? —pregunté a Coonor silenciosamente
—Se llama Edward, es quien dirige batallón de tanques que ves ahora mismo.
Edward bajó del tanque y le estrechó la mano al Sargento Wheins.
—Me alegro que hayan sobrevivido —les felicitó.
—Se las devolvimos con más fuerza —dijo Edward —. Ahora necesitamos de su ayuda, deben de cubrirnos a través de la batalla, los alemanes tienen unos PaK que no dudarán en usar.
—Esta bien, los defenderemos desde un punto estratégico alto. Buena suerte —deseó nuestro sargento.
—Adios —dijo Edward haciendo arrancar a los tanques.
—Muy bien chicos, en marcha —Charles hizo un movimiento con la mano que indicaba que teníamos que seguirle.
Caminamos por un pasaje que llevaba a un lugar alto con una caída segura desde donde se veía el campo de batalla.
—Ryan, toma esto —Josehp, quien sin darme cuenta estaba a mi costado, me dio unos binoculares.
Al usarlos vi todo más claramente, los tanques avanzaban y los alemanes atrincherados usaban sus artilleros para defenderse.
—Es hora de acabar con esos malditos —dijo Coonor quien esta vez estaba detrás mío.
—Un momento, ¿alguien tiene un fusil francotirador? —preguntó Wheins.
Todos quedaron en silencio.
—¿Nadie? —reprochó
—Yo, señor —me ofrecí.
—Pues bien, ¿tienes munición? —volvió  a interrogar.
—Cuatro balas —respondí.
—Usa esto, vas a necesitarlo —me ofreció una caja de munición.
—Gracias.
Di media vuelta y me acerqué al borde.
—Ryan, tienes que darle a los PaK, si quieres dispara a los tanques de gasolina que hay cerca —indicó Coonor.
Saqué la Springfield y apunté nuevamente, fijé la mira hacia un tanque rojo que de seguro tenía gasolina. Di un disparo el cual creó una explosión que destruyó el PaK.
—¡Aún quedan más! —excamó Josehp.
Apunté a un kartoffel que estaba usando uno de los artilleros y de disparé en la cabeza. Cambié de objetivo y está vez jalé el gatillo hacia otro kartoffel, la bala falló, pero no del todo, pues está cayó en otro depósito de gasolina que creó una reacción en cadena matando a más de la mitad de alemanes atrincherados detrás de los sacos de arena y destruyendo dos artilleros más.
Los tanques estaban por llegar a esa posición cuando uno casi es destruido por el último PaK que restaba.
—Demonios, ¡Ryan destruye ese PaK! —gritó el sargento.
Volví a usar la mira apuntando a otra reserva de gasolina. Disparé y a 30 metros hubo una explosión que destruyó al PaK y al alemán que lo usaba.
—Por poco y destruían uno de nuestros tanques —pensé.
—Bien hecho, aun quedan algunos en las trincheras, así que hay que acribillarlos —indicó Wheins.
Todos bajamos y continuamos disparando a los alemanes, uno tras otro. Al cabo de poco tiempo habíamos acabado con todos.
—¡Cuidado, tanques avanzado! —gritó Wheins.
Los tanques continuaron avanzando sobre las trincheras. Yo me alejé un poco y recargué mi  Thompson,
—Señor, hemos avistado otra posición enemiga atrincherada detrás del risco, — un soldado informaba al sargento.
—¡Muy bien chicos, el descanso de diez segundos acabó, todos detrás de los tanques —mandó Charles.
—Ryan ven aquí —Coonor acompañado de John me llamaba, así que me acerqué —Aquí estaremos bien, mientras no nos disparen.
Los tanques atravesaron muy fácilmente el muro de árboles y como era de esperarse la balas comenzaron a volar. El tanque avanzaba y nosotros con él.
—¡Nido de ametralladora! —gritó un soldado —¡MG 42 a las doce!
Cubriéndome con el tanque me puse a disparar, le di a un enemigo que estaba corriendo en las trincheras, a otro que estaba usando una ametralladora y a dos que dejaban ver sus cabezas. Se me vino otro plan, pero esta vez no tenía los implementos necesarios para realizarlos, por suerte si a la persona que los tendría.
—Josehp, ¿tienes una granada de humo? —pregunté apresurado.
—Sí, creo que tengo uno en mi bolsillo —Josehp comenzó a buscar en sus bolsillos hasta que lo encontró —aquí tienes, pero ¿para que lo necesitas? —curioseó.
—Mira y verás —le quité el seguro a la granada de humo y la lancé a la trinchera, luego repetí el acto con una granada de mango. Hubo una confusa explosión en las trincheras.
Salí de la cobertura del tanque y me metí a la cortina de humo que no dejaba ver cierta parte del lugar.
Unos segundos después el humo desapareció y me encuentraba rodeado de alemanes que no me habían visto. Sólo quedaban dos kartoffel a los cuales les disparé sin que me vieran.
—¡Despejado! —anuncié.
—Avancen, aún quedan más alemanes detrás del risco —una vez más dijo el sargento.
Los tanques sigieron avanzando sobre las pequeñas trincheras, yo volvía a seguir al tanque por detrás.
Luego de pasar el risco vimos a los alemanes correr en dirección contraria, estaban huyendo.
—jaja, sí, comanse esa —celebró Coonor con simpatía.
Tan pronto como Coonor terminó de celebrar un proyectil había impactado en un tanque aliado, este estaba en llamas.
—¡PaK 38! —anunció un soldado.
—Debemos destruir los PaK 38 si queremos seguir avanzando —indicó Charles —Anderson, ya sabe qué hacer con los PaK, contamos con su ayuda.
—Sí, señor —respondí inmediatamente.
Entonces si tenía que destruir los PaK debía de buscar un lugar alto, afortunadamente ese era un lugar en donde influía mucho la agricultura y habían bastantes graneros. Sin buscar mucho encontré a la vista un granero con un hueco grande en la entrada, me acerqué a este con dos compañeros más, yo entré primero, en el segundo piso avisté a un kartoffel, le disparé y cayó a la paja. Subí lentamente las escaleras mientras llamaba con señales a los dos que creo me cubrían las espaldas. Arriba no había nadie, así que me puse contra la pared y saqué la Springfield, me percaté de estaba sin munición por lo cual la recargué.
Había una ventana justo encima mío, estaba rota parcialmente; con ayuda del mango del fusil de cerrojo rompí por completo el vidrio, saqué el arma por la ventana y me posicioné para disparar.
Al igual que la vez anterior habían barriles de gasolina, perfectos para hacer volar por los aires a los PaK 38. El primer blanco se encontraba a la derecha a punto de disparar un proyectil, le disparé al barril más cercano pero la bala no lo alcanzó, no obstante este se cayó y derramó su contenido manchando así a toda la fila de PaKs que se encontraban unos metros más arriba que nosotros.
Uno de nuestros tanques disparó un proyectil que impactó en uno de los 3 PaK que habían, haciendo que este se destruya creando chispas que coincidentemente prendieron la gasolina que estaba regada en el suelo. Una gran explosión en cadena destruyó los PaK y a los kartoffel que se hallaban allí, pero aún quedaban muchos alemanes por lo que tuvimos que ir hacia aquellas trincheras. Para bajar encontré una carreta con paja justo debajo de la ventana en la que me encontraba, así que me lancé y caí amortiguado por la paja. Me reincorporé rápidamente, cambié de fusil y avancé para seguir con la misión.
Ya cerca de las trincheras vi a algunos alemanes a quienes no dudé en disparar, un kartoffel vino por la derecha corriendo con un cuchillo en la mano; para igualarlo guardé mi Thompson y saqué el cuchillo de guerra. Este vino e intentó dañarme por el estómago pero contrarresté su ataqué agarrando su muñeca y clavando mi arma blanca el su cuello.
Volví a sacar mi fusil y me metí en las trincheras. De pronto, un kartoffel al que iba a disparar lanzó su arma al suelo y se arrodilló con las manos en la cabeza, lo mismo hicieron los demás, se estaban rindiendo.
—Creo que se cansaron de luchar —comentó un soldado a mi costado.
—Mejor aún, ya me estaban hartando —dijo Josehp.
—Muy bien, reagrupémonos en la carretera del frente —ordenó el sargento Wheins.
—Crei que iban a luchar más —susurré mientras bajaba el arma.
Unos pocos se quedaron atrás para vigilar a los kartoffel mientras nosotros subimos a una carretera que se encontraba frente a nosotros.
Justo antes de cruzar un jeep se detuvo en frente de nosotros. En el vehículo se encontraban dos personas, un soldado y un señor algo viejo.
—¿Quién es ese? —le pregunté al oído a Coonor quien estaba a mi costado.
—El oficial Davis, creo que quiere algo de nosotros— especuló Coonor.
—Está bien, señor —dijo el teniente Lynn Compton quien se hallaba al costado del sargento al otro lado de la carretera.
Luego de la breve conversación, el capitán se retiró por dónde vino.
—Bien chicos, tenemos que ir a Marigny a apoyar a la compañía Charlie, cerca de la iglesia —dijo Wheins.
—Pero estamos agotados —reclamé.
—Lo sabemos, pero hay que hacer un último esfuerzo —animó el teniente —, necesito a un pelotón. Sargento Wheins, su pelotón me acompañará.
—Muy bien, Josehp con el sargento. Yo voy con Ryan y Coonor —planeó el teniente Compton.
—¡Vamos! —exclamó el sargento Wheins.
Me subí al asiento del conductor, el teniente a mi lado y Coonor detrás de mí. Arranqué el jeep y emprendimos el viaje a Marigny.
—Teniente, ¿Sabe llegar a Marigny? —pregunté desorientado.
—Solo sigue el camino —respondió.
—Vale.
Pocos minutos después vimos a un par de jeep con kartoffels.
—¡Coonor! —grité.
—Ya sé.
Los alemanes comenzaron a disparar a nuestro vehículo, pero Coonor logró destruir su jeep, el cual explotó. Aún quedaba un jeep, Josehp en el otro vehículo detrás de nosotros lo destruyó.
—Eso estuvo cerca —comentó Coonor
—Oye, ya estando llegando, prepara esa ametralladora —le dijo a Coonor.
—Sí señor.
Cuándo llegamos habían muchos kartoffels, nuestros aliados estaban luchando.
—Kartoffel en la casa de la derecha —le dije a Coonor.
—Anderson, la ametralladora se atoró —Coonor ya no podía disparar.
—Dejamelo a mí. Teniente, conduzca.
Coonor se hizo a un lado y pasó al asiento de copiloto. Levaté la tapa del arma e intenté retirar la bala pero no pude, accidentalmente el carro tambaleó con fuerza, lo que hizo que de un golpe el arma volviera a disparar.
—Mi turno —me dije.
Disparé sin piedad a todo alemán que se cruzó en mi camino, maté a unos kartoffels de una casa que hice explotar, un alemán de ellos cruzó la calle, pero el teniente lo atropelló, otro par de enemigos  disparaban cubriéndose con sacos de arena, les disparé. Coonor se equipó con una Thompson y comenzó a disparar a los que veía. De pronto una voz se oyó.
—¡Se retiran! —gritó un soldado.
El sargento Wheins bajó de su jeep junto a Josehp quien portaba su arma.
—La compañía Charlie se refugió en aquella casa, vayamos a ayudarles —dijo el teniente.
Bajé del jeep y me reuní con mi compañero.
—Bien hecho soldados, tomemos un descanso, mañana continuamos —comunicó el sargento.
—Bueno, después de todo ya está anocheciendo —bromeó Coonor.
—Sí, estoy cansadísimo. En cualquier momento caigo y no pienso despertar hasta mañana —dije.
—Jajaja, venga ya, vayamos a buscar un lugar para dormir.
Era ya casi de noche, encontramos una casa para poder descansar. Habían tres cuartos, por lo que cada uno durmió en un cuarto.
Estaba hechado en un colchón con una delgada frazada, recordando a mi esposa e hija, las extrañaba tanto, no podía esperar a volver a verlas...







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