26 de julio de 1944
Ryan Anderson, día 47:-¡JOSEHP! -grité fuertemente, le habían disparado a mí amigo en la cabeza. Fui hasta su posición mientras me cubría detrás del vehículo -, Josehp, Josehp amigo, no me hagas esto. Por favor, Josehp no te vayas... -exploté en llanto sobre el cuerpo del que era o fue mi mejor amigo -, ...Josehp... - me levanté furioso y triste a la vez, nadie me estaba disparando, todos estaban distraídos. Aprovechando la situación alcé la Thompson de Joseph y comencé a disparar a todos los alemanes que veía
-¡Mueran malditos! -exclamé a los cielos.
Derrepente, sentí algo húmedo en mi pecho, era sangre, me habían disparado. Sentía mucho dolor, luego otra bala me atravesó la pierna; caí al suelo inmóvil, estaba sangrando mucho, como nunca antes lo había hecho en mi vida. Un kartoffel apareció de la nada, con un tono de enojo satisfactorio en su rostro, levantó su arma por la culata con la intención de golpearme en la cabeza y matarme...- Luego de ello lo último que recuerdo era que lo estampó contra mi rostro - le dije a Josehp.
-Jajaja, vaya sueño. ¿Tanto me quieres? -preguntó sarcástico.
-No era yo, era mi sueño en primera persona. No me juzgues por lo que él hizo -argumenté.
-Pues esa "persona" eras tú, quieras o no -Josehp se tornaba molesto.
-... Está bien, era yo.
-¿Ves? No fue tan difícil admitir algo que simplemente no importa.
-Oh sí, tu apoyo moral en estos momentos me son de mucha ayuda -bromeé
-Siempre puedes contar conmigo jeje. Ahora vayamos a despertar a Coonor -comentó Josehp.
-Vamos -respondí
Estábamos en la sala, eran las 5:34 de la madrugada, en un par de horas partiríamos a tomar la iglesia.
La mayoría de la casa estaba destruida, exceptuando las habitaciones, y la cocina. Josehp y yo subimos al cuarto de Coonor. Este tocó la puerta.
Toc, toc, toc
Esperamos unos segundos y no hubo respuesta alguna, nos miramos extrañados.
Toc, toc, toc.
El llamado seguía sin respuesta, una vez más ambos nos miramos.
Josehp decidió disparar a la puerta para que se abriese.
En el silencio de la madrugada no hubo nada más alarmante que ese disparo. Lo que vimos nos impactó: Coonor estaba amarrado a una silla mientras un hombre le apuntaba, por su cara nos amenazaba con disparar si no bajábamos las armas.
-Senken Sie Ihre Waffen oder töten Sie ihn! -gritó fuertemente el alemán.
Josehp y yo nos miramos asustados de lo que pudiese pasar.
-Ich sagte, senken Sie sie! -volvió a exclamar.
-¿Entiendes lo que dice? -susurró Josehp.
-No, pero algo me dice que bajemos las armas -respondí.
-Está bien, lentamente -Ambos bajamos las armas despacio.
-Jetzt werden sie langsam hierher kommen und ich werde gehen -movió la pistola que tenía en la mano en dirección a su posición.
-¿Ahora? -Josehp estaba confundido.
-Por lo que hace creo que debemos ir a donde apunta su arma -supuse.
-Vale, caminemos despacio -Nos comenzamos a mover con las manos en la cabeza hacia donde apuntaba.
Nos detuvimos en donde apuntaba y se acercó a nosotros, me estaba apuntando mientras me registraba. Sólo logró sacar la munición que tenía en mi bolsillo izquierdo.
Luego apuntó a Josehp e igualmente lo registró, sólo logró sacar la granada que tenía en el pecho con solo jalarla.
Tin....
Un pequeño metal había caído, el alemán no se inmutó y salió corriendo hacia las escaleras.
Nosotros fuimos a donde Coonor para liberarlo, en ello, algo explotó en el primer piso.
-¿Que fue eso? -preguntó Coonor dolido.
-Creo que fue la granada que le quitó a Josehp. Mira, el seguro está en el suelo -contesté.
-Idiota -agregó Josehp.
Terminamos de desamarrarlo, le ayudamos a levantarse y cogimos nuestras armas.
-Una experiencia edificante -dije.
-Ya quisieras, jeje -comentó Coonor.
Ya era casi hora de partir 5:50 así que salimos hacia la calle a ver como estaban las coosas, pero ni bien salimos nos encontramos con el sargento Wheins y dos hombres más.
-¿¡Que demonios acaba de pasar!? -exclamó el sargento un poco alterado -, escuchamos una explosión y vinimos corriendo.
-Nada... no es nada importante, señor -Coonor hablaba inseguro.
-Pues eso no lo veo en su rostro soldado Taylor -respondió el sargento.
Era la primera vez que escuchaba el apellido de Coonor, y no le quedaba mal: Coonor Taylor; Josehp no tenía cara de querer hablar y Coonor ya había hecho bastante por lo cual yo hablé.
-Señor, encontramos a un kartoffel en esta casa -sentí cómo si hubiera dicho una excusa.
-¿Y porque la explosión?
-El alemán buscó entre la ropa de mi compañero Josehp y sin darse cuenta le quitó el seguro de una granada, la cual se la llevó escaleras abajo y explotó -le narré brevemente al sargento.
-¡Que no se vuelva a repetir! -dijo Charles -ahora reunámonos en aquella casa para planear el ataque y toma de la iglesia -ordenó señalado una casa casi intacta si no fuera por un pequeño hueco en el tejado.
*Al rato*
-Muy bien chicos, Josehp y Ryan van a destruir los antiaéreos para que entren los aviones aliados. Wheins con el resto de tus chicos van a defenderlos desde la iglesia -nos organizó el teniente Lynn Compton.
-Buen plan, pero antes hay que tomar la iglesia. Sino ¿de que serviría haber planeado esto? -Indicó Coonor.
-Para ello solo hay que entrar a la fuerza, usando nuestros jeeps y armas -objetó.
-Perfecto, entonces ¿A qué hora partimos? -Interrogó Wheins.
-A las setecientas horas -respondió el teniente.
-Es decir a las 7:00 ¿no? -aclaró Josehp.
-Exacto, ahora vayan a alistarse -mandó Lynn.
Antes de irme vi una caja con munición que agarré rápidamente y me la llevé.
*45 minutos después*
Eran las 6:50 y ya estaba terminando de preparame para la lucha. Guardé la Sprigfield en la mochila dejando a esta última un poco abierta para sacar el arma mucho más rápido. La pistola en la parte trasera de mi pantalón y la M1 Garand la llevaba en la mano.
Salí del cuarto en donde dormí la noche anterior para ver como estaban las cosas. Justo en ese momento vi a Josehp bajando rápidamente las escaleras.
-Hey, ¿a donde vas? -pregunté curioso.
-Al baño, te veo afuera con el grupo listo para partir
-Ok, nos vemos -respondí entrando a la habitación para recoger mis cosas.
Salí y me dirigí a uno de los jeeps. Justo antes de llegar el sargento me detuvo.
-¡Oye chico! -me agarró del hombro llamando mi atención -ten, toma esto.
-¿Que es esto? -sostenía una bolsa de tela en mis manos.
-Son bombas, tienen un muy corto tiempo de explosión, así que asegúrate de que explote cuando estén lejos -explicó.
-Me encargaré de ello -respondí dando media vuelta.
-¡Espera! -una vez más voltee a verlo.
-Señor...
-Tambien te quiero dar esto -me acercó una granada -expele un humo rojo que llamará al soporte aéreo si estás en problemas. Pero recuerda que solo vendrán si destruyes los antiaéreos.
-Gracias sargento. Lo usaré con sabiduría.
-Ahora tenemos que irnos, sube a tu jeep.
Joseph llegó y nos subimos a un jeep, yo iba de conductor y él de copiloto. La caravana arrancó y todos avanzamos hacia la iglesia.
*5 minutos después*
-Ya casi llegamos -dijo Joseph.
-Sí, cuando estemos allá quiero que tomes el volante, ya que yo voy a usar la torreta -le indiqué.
-Está bien -respondió. Derrepente gritó -¡Kartoffel!
No me detuve y comencé a dar vueltas al lugar. Le cedí el asiento a Joseph para que maneje y yo pueda ir a la parte trasera del vehículo.
-Bien, hora de la acción -me dije.
Jalé de la pequeña palanca de la torreta, puse mi mano sobre ella y comencé a disparar.
Disparé a dos alemanes que corrían con sus armas, un kartoffel trató de dispararle a Joseph pero este lo atropelló. Un enemigo apareció de la nada con un RPG 7 y disparó contra mi vehículo; Joseph fue rápido y por poco lo esquivó.
Fijé la mira en el alemán y lo ametrallé hasta que cayó a tierra. De la nada recibimos un disparo en la llanta que hizo que mi compañero chocará no tan fuerte contra una pared, lo que me dejó atontado por unos instantes, luego me reincorporé y desmonté la ametralladora para llevarla en la mano.
Bajé del vehículo con Joseph y nos pusimos a cubierto tras unos sacos de arena. Saqué el arma y la coloqué sobre los sacos de tal manera en que pudiese disparar sin abandonar la cobertura.
En eso pasaba un kartoffel el cual trató de disparar pero fui más rápido y le di un disparo en la cabeza. Luego vinieron dos más y acabé con ellos, muy rápidamente aparecieron muchos más alemanes que trataban de destruir nuestra posición.
-Son como ratas -comentó Joseph.
Seguí disparando hacia los enemigos hasta más no poder. De pronto la torreta dejó de disparar.
-Josehp, se le acabaron las balas -le dije.
Joseph usando su Thompson eliminó a tres alemanes que venían disparando.
-Entonces usa tu M1 y larguémonos de aquí -respondió agresivo, seguramente por los kartoffel.
Ambos nos levantamos y regresamos con los demás a la lucha que se libraba unos metros más atrás.
Al llegar vimos al teniente Lynn junto a otros soldados mantenimiento la posición.
-Teniente, vienen más -le advertí.
-No queda de otra, hay que luchar -respondió entusiasta.
En ese momento se me ocurrió una idea.
-Señor, ¿tenemos granadas de humo? -le pregunté.
-Creo que ya se a que te referieres.
-Sí, pero también necesitamos granadas de fragmentación.
-Cada soldado tiene una, ¿Acaso quieres lanzar ambas al mismo tiempo? -interrogó.
-Sí, eso causaría que, además de confundirlos, les daríamos unas bajas -respondí
-Bien, todos lancen una granada de humo -oredenó el teniente.
Saqué la única que tenía y la lancé cerca de nosotros para que no nos vieran.
-Bien, ahora las granadas de fragmentación. Rápido que el humo se va.
Usando la última granada que me quedaba salí de la cobertura y la lancé hacia la cortina de humo. Luego de lo cual corrí hasta la puerta de la iglesia y la abrí.
-¡Entren! -grité.
Todos entramos a la iglesia y lo primero que hizo el teniente fue bloquear la puerta con un tablón de madera.
-Perfecto, así no van a entrar -dijo el teniente.
-¡Hey! -una voz gritó desde atrás de nosotros -, creí haberlos perdido -era el sargento Wheins.
-Eso es falta de fe, jajaja -bromeó el teniente -, ahora todos presten atención. Anderson y Griffin van a por los antiaéreos, Taylor los cubre con fusil de precisión, el resto del equipo apoya vigilando las puertas y disparando a todo kartoffel que venga.
Las órdenes estaban dadas, solo faltaba obedecerlas.
-Anderson, Griffin, siganme -indicó el sargento.
Charles nos llevó hasta la puerta principal en dónde saldríamos.
-Listo, es su turno. Procuren regresar vivos -dijo Wheins.
Ambos pasamos la puerta tras lo cual se cerró. La ciudad estaba nublada, se veían los proyectiles de los antiaéreos por los cielos, el frente estaba libre por lo que nos apresuramos en pasar. Aún a lo lejos se divisaba el camino que nos guiaría a los antiaéreos.
Mientras caminábamos un jeep enemigo se acercaba rápidamente, así que comenzamos a correr rápido. Un disparo dio en el conductor y otro en el kartoffel montado en la torreta, supimos que era Coonor.
-Que buen apoyo -me dijo Joseph.
-Apresurémonos, pronto llegarán más refuerzos -advertí.
-Muy bien, estamos cerca del primer antiaéreo -comentó.
Nos acercamos a una calle cerrada en dónde se veía a un hombre sobre un asiento vigilando los cielos.
Usando mi M1 le disparé en la cabeza.
-Ahora coloca las cargas, Ryan.
-¿Cómo sabías que llevaba explosivos? -interrogué.
-Sé muchas cosas, ahora enciende esa cosa.
Saqué un encendedor que venía junto a los explosivos, el artefacto tenía una cuerda muy corta para ser encendida con fuego y poder hacer explotar la bomba. Prendí fuego a la pita y ambos nos alejamos unos diez metros. El antiaéreo explotó con violencia.
-El primero de tres -agregó mi compañero.
-Vamos, falta trabajo -le dije.
Salimos de la calle estrecha y continuamos corriendo por el camino hacia el segundo antiaéreo. En eso tres kartoffel aparecieron de la nada y comenzaron a dispararnos, Joseph le dió a uno y los otros dos murieron por el fusil de Coonor. Seguido de este acto dos vehículos enemigos se aproximaban detrás de nosotros, ambos solo atinamos a correr. Un conductor murió y chocó bruscamente contra una casa matando así al alemán de la ametralladora, el otro jeep dió vueltas en campana luego de que un disparo cayera en una de sus ruedas. Todo obra de Coonor.
-Falta poco para llegar al segundo antiaéreo, ¡hay que apresurarnos! -exclamé.
El segundo antiaéreo estaba sobre una casa de tres pisos, en el último.
Joseph y yo llegamos a la puerta de la casa e intentamos abrirla, pero estaba cerrada por lo tanto le disparé a la cerradura y se abrió sin problemas.
-Bien, entremos -dijo Joseph entrando a la casa. Yo le seguí por detrás vigilando que ningún enemigo se acercase -, ¿porque siempre escogen los lugares más inauditos para establecerse? -preguntó Joseph.
-Son lugares estratégicos, así pueden ver mejor los cielos -respondí.
Subimos las escaleras hacia el segundo piso y nos dimos con la sorpresa de encontrarnos con un kartoffel. Aún no nos había visto, silenciosamente me acerqué por detrás, levanté mi cuchillo y rápidamente le tapé la boca raspándole la garganta.
-Eso fue un poco sanguinario -Joseph tenía una cara de asco.
-Es mejor que no sepan que estamos aquí. Ahora vayamos al tercer piso.
Yo tomé la delantera y subí unas escaleras de mano para llegar al tercer piso.
Ya arriba vi al alemán apuntando a la iglesia.
-¡Demonios!
Corrí lo más rápido que pude para detenerlo pero era demasiado tarde. El antiaéreo había disparado un proyectil hacia la iglesia. Agarré al kartoffel y lo tiré al suelo, le disparé con rabia hasta matarlo.
A lo lejos podía ver la iglesia derrumbarse, las estructuras cedían y los bloques de granito volaban por los aires.
Entre todo el polvo vi cinco siluetas salir por poco de la iglesia y cubrirse tras un muro que se encontraba frente a la puerta de la iglesia. Supuse que eran ellos por lo que no me preocupé.
-¿Me perdí de algo? -Joseph estaba confundido.
-No, nada que comentar.
-Y¿Por qué la iglesia está destruida?
-Te lo explico más adelante. Ahora pongamos la bomba.
Saqué el explosivo de mi bolsillo y lo coloqué al pie de la estructura, le prendí fuego a la diminuta cuerda y ambos corrimos en direcciones opuesta.
El segundo antiaéreo había sido destruido con una mediana explosión.
-Bueno, aún falta uno -comentó Joseph.
-Pero esta vez no tendremos cobertura así que hay que estar precavidos -agregué.
Detrás de nosotros había una casa con un techo al que pudimos saltar, una bala pasó rozando la cabeza de mi amigo.
-Ese no fui yo -le expliqué.
-¡Es una torreta! -exclamó.
Un jeep enemigo venía tras nosotros.
-Salta hacia las otras casas, luego veremos qué hacer -le recomendé.
-Vale.
Casa por casa estuvimos saltando e intentando esquivar las balas enemigas. En eso vi que a pocos metros se acababa la fila de casas.
-Maldición. Joseph, prepárate para saltar.
-!Hasta el final!
Con ese grito saltamos desde el último techo. Todo pasaba lento, Joseph miraba hacia abajo, pude ver al vehículo enemigo acercarse a toda velocidad hacia nosotros. De un momento a otro me percaté que estaba cayendo sobre el kartoffel de la torreta.
-¡AHHHHH! -caí justo encima del alemán.
Sin perder el tiempo lo liquidé con un disparo certero en la cabeza, Joseph cayó sobre el capó del carro pero no rebotó hacia el suelo. El conductor confundido trató de eliminarlo con una pistola no obstante yo le agarré del cuello y le di un giro horizontal a su cabeza, de esta forma acabando con él.
El jeep seguía avanzando y estaba por chocar así que tomé el volante y detuve el vehículo para que Joseph se reincorporara.
-Auch, a la próxima seré yo quién caiga sobre un cuerpo y lo liquide -Josehp había caído de espalda por lo que era normal verlo quejarse.
-Espero que no haya próxima -le comenté -. Venga, suba y vayamos a por el último, falta poco.
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Plumas de Cristal
Historical FictionRyan Anderson, un joven de 25 años se ve obligado a separarse de su familia al tener que luchar en la Segunda Guerra Mundial. Poco a poco se dará cuenta que su historia está escrita con su propia sangre...