Capítulo siete

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Cuando despertó había anochecido, su cuerpo se sentía más liviano, como si fuera solo un alma separada de la carne humana.

El cielo se veía tormentoso y el frío lo abrazó con fuerza cuando se despojó de las cálidas mantas que Taehyung o tal vez Yoongi habían puesto sobre él mientras dormía.

Con la ropa del día anterior fue hasta la sala donde Taehyung dormía abrazado a una almohada en el sofá, Yoongi parecía haberse marchado del lugar.

Jungkook garabateó una nota por las dudas antes de salir del apartamento sin que nadie lo viera.

Necesitaba respirar el aire gélido y limpio del exterior. Caminando por la ciudad, se sintió algo mareado por la muchedumbre que lo rodeaba.

Y de alguna forma sus pies cansados lo llevaron hasta un puente, se apoyó contra la baranda cerrando sus ojos aspirando el frío aire, cuando los abrió miró al cielo oscuro y sin estrellas que parecía estar en sintonía con sus emociones. Ya no lloraba, el llanto no parecía ser suficiente alivio, ahora sentía un hueco en lo más profundo de su ser, carcomiéndolo.

Pronto sus pensamientos lo llevaron nuevamente a él. En ese momento faltaba poco para que el día treinta y tres finalizara, cuando el reloj marcara la misma hora en que había encontrado al ángel.

Jungkook se preguntó si era un tonto por querer saber si estaba bien, si era feliz en ese momento. Tal vez debería haberle pedido que mantuvieran el contacto luego de que se marchara. Y aunque la sola idea hacía que el hueco en su corazón creciera, él sabía que había hecho lo correcto dejándolo partir.

Una lágrima se deslizó de su ojo, mojando sus pestañas y haciendo su camino hacia abajo por su mejilla, el frío del aire hizo escocer su piel allí donde el llanto humedeció su rostro.

Cabellos color plata. Ojos azules. Labios rojos. Manos pequeñas. Piel blanca.

Envolvió sus brazos alrededor de su cuerpo abrazándose a sí mismo cuando el frío fue demasiado; sin embargo un acceso de tos lo obligó a cubrirse la boca con su mano, un líquido rojo se deslizaba por ella cuando la apartó de sus labios.

Jungkook limpió su mano en su ropa manchándola de sangre y su mirada se perdió en el río lejano, su cuerpo comenzó a sentirse débil al instante y cayó al suelo apoyando su espalda contra la barandilla.

El sonido de la autopista comenzó a oírse lejano, sus párpados pesaron y su vista se tornó borrosa.

Cuando sus ojos se cerraron unas manos calientes tocando sus mejillas lo reconfortaron.

Jungkook tienes que resistir

Una dulce voz llegó amortiguada a sus oídos, intentó abrir los ojos pero se sentían demasiado pesados, la oscuridad se sintió cómoda y enseguida renunció al intento.

Pero algo frío rozando su muñeca captó su atención repentinamente, entre sus ojos entreabiertos algo destelló, una pequeña ala de plata colgante oscilaba en el aire cuando levantó su brazo.

Algo se removió en su interior, un recuerdo súbito, como un relámpago iluminando y restallando en el cielo, unos labios rojos rozando los suyos y haciendo hormiguear cada parte de su cuerpo, Jungkook no quería olvidarlo, así que continuó inundándose con memorias del chico, cuando algo pareció esclarecer su mente, apenas en un susurro escapó de sus labios, ni siquiera fue consciente de haberlo pronunciado hasta que lo oyó llegando a sus oídos como si fuera una voz ajena:

—Jimin.

Pero había sido él, sus propios labios lo habían articulado, y él ya sabía lo que aquello era. Sus ojos se abrieron con lentitud, una silueta borrosa estaba arrodillada frente a él, entornó los ojos intentando aclarar su visión.

Fallen [Jikook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora