Capítulo 4

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Cuando salieron del consultorio, todavía abrumados por la enorme cantidad de sentimientos que cargan con ellos, Gintoki la agarro de la muñeca, y la llevó a su lugar favorito para comer un Parfait. 

—Supongo que esta será nuestra primer cita —comentó por lo bajo, mientras elegían una de las mesas que quedan cerca de la ventana. (T/n) tiene en sus manos la imagen de la ecografía, mientras sonríe—Oi, queremos el más grande —indicó a la mesera, y esta enseguida desapareció en la cocina. 

La embarazada dejo la imagen dentro de la bolsa con demás papeles y un par de vitaminas que compró en el camino, para después suspirar. 

—Entonces...nuestra primera cita. —esbozo una pequeña sonrisa, entre burlona y divertida. Las mejillas del plateado se ruborizaron, y tosió varias veces, moviendo una mano. 

La mesera justo en ese momento depositó el enorme plato lleno de helado y muchas cosas deliciosas. Es un día caluroso, digno del verano, y la boca de (T/n) comenzo a llenarse de agua instantaneamente de solo imaginar el helado deslizandose por su garganta. 

Gintoki no tardó mucho en hundir la cuchara y comenzar a comer, casi gritando de alegría por comer algo dulce. (T/n) imito su acción, esta vez suspirando de forma placentera. Los dos son unos idiotas que aman las cosas dulces y frías. Aunque bueno ¿quien no ama el helado? 

—Gin, ¿crees que podemos visitar alguna tienda para bebé? —preguntó, con un poco de chocolate en la comisura de su labio. Ante esto, Gintoki agarro una servilleta y la paso por su rostro. 

—¿Tan pronto? Creí que había que esperar a que nazca —(T/n) se había quedado quieta por tan dulce y común gesto, que la dejó temblando de felicidad— Esta bien, como quieras. Pero no tardes mucho, debes descansar. 

—Es solo para ver lo que necesitamos, y hacer un presupuesto —se dio cuenta que estaba comiendo menos helado de lo normal, así que entrecerró los ojos— No tienes porque contenerte, de todas formas no debería comer tanto dulce. 

El ojos carmesí la señaló con la cuchara —Yo nunca me contengo con nada. 

—Soy consciente de ello, Sakata —señaló su vientre, con una ceja alzada. El plateado rodó los ojos, jugando con una cereza. 

A lo que (T/n), soltó una risa. Al samurai todavía le sorprende que no lo odie, o que no intente matarlo mientras duerme por la enorme responsabilidad que puso en ella. Bueno, en ambos. Pero una parte de el agradece que no reaccionara de esa forma, Gintoki no sabe como manejarse de forma romántica con ella, mucho menos ahora. 

Las anteriores veces que intento hacer un movimiento, eran cosas torpes o simples favores hacia ella. Pero ahora, quiere hacer mucho más. (T/n) se merece un buen hombre que pueda cuidarla y brindarle todo lo que necesite –sabe que no le gusta ser mantenida, sin embargo, consentirla un poco cada tanto no es malo, como ahora– 

Por lo tanto, el se convertiría en ese hombre. 

—Bien, vamos a ver esa tienda de bebés —dejó el dinero sobre la mesa, sorprendiendo a la embarazada. 

—Woah, has crecido. 

Y ante ese comentario, Gintoki bufó un poco irritado. 

Pero cuando sintió la cabeza de (T/n) apoyarse en su hombro y la vio sonreír tontamente, como una adolescente jodidamente enamorada, toda irritación posible desapareció de su cuerpo. 

FUTURE DAD [Gintama]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora