Capítulo 60

560 16 11
                                    

No podía con tanto. Simplemente no podía. Me sentía pésimo. Eran demasiadas emociones con las que tenia que lidiar en muy poco tiempo. Mi pobre alma moribunda solo no lo podía soportar.
Estoy deprimida porque este día va a ser el ultimo que pasaré con Zayn. Estoy agotada porque me acaba de dar un ataque en el medio de la fiesta. Estoy asustada porque pensé que Zayn me había visto. Estoy emocionada porque ¡ESTÁ NEVANDO!
Y por ultimo, no sabría decir cual es mi emoción por lo que dijo el jodido este. “Bueno, sé que no soy el amor de tu vida. Pero estamos aquí, esta es tu primera tormenta de nieve y...” ¡Maldito cabrón arrogante! ¡Y después me besa tan jodidamente tierno!
No se vale, esto no se vale. ¿Por qué no puedo solamente morir tranquila, sin tener que atormentarme con esos besos perfectos?
—¿Por qué estás llorando? —preguntó él preocupado. Y ni siquiera yo sabia porque razón precisa estaba llorando, porque eran demasiadas. Pero no podía parar, me sentía como esos bebes que no dejaban de llorar. Me estaba ahogando con mis propias lagrimas. —____ ¿Qué pasa?
—¡No es justo! —grité de la nada sin procesarlo. No es justo, no quiero irme, no quiero morir. —¿Qué cosa? —¡TODO! —grité de nuevo y empecé a hipar del llanto, fuerte y patéticamente. Yo estaba muy consiente de que estaba haciendo un maldito ridículo, pero no podía dejar de llorar. Quería aventarme al piso y ponerme a rodar. —Nada es justo, nada.
—_____, me estás asustando... —es que no puedo, Zayn, no puedo con todo esto —sollocé una vez más y me senté de nuevo en la maceta sin dejar de llorar con sentimiento, de verdad fuerte. —¿Pero qué está pasando? Linda, no te entiendo —murmuró suavemente, como si le estuviera hablando a un bebé. Se sentó a un lado de mí y trató de tomar mi mano pero me alejé de él. —¡Quiero morirme, ya! —exigí. Por dios, estoy en pánico. Estoy volviéndome loca, no puedo dejar de llorar. —_____, cálmate. Escúchame —me tomó fuertemente la cara y me obligó a mirarlo a la cara. yo no podía dejar de hipar, como bebe de tres años.— Dime que te está pasando.
—no puedo, no puedo decirte —admití. —¿Por qué? —porque no puedo. No puedo, soy una estúpida y me voy a morir, pero realmente no quiero morir y eso me está volviendo loca. —de acuerdo, me estoy congelando —dijo y me tomó del brazo con fuerza. Me metió a la casa casi a rastras. —¡Hey! —gritó Elena con una sonrisa que se deshizo al verme en ese estado. Seguramente mi maquillaje estaba todo corrido— hey ___ ¿Qué sucede? —Elena ¿Vienes en un auto? —preguntó Zayn sin dejarme contestar. Ella asintió y sacó las llaves del bolsillo de su pantalón. —Te lo devuelvo mañana, ____ está teniendo una crisis emocional... —¡No es una jodida crisis! —renegué. ¿Crisis emocional? ¿Cómo se le ocurrió esa mierda? Yo solo no quiero morir, no quiero estar sin él. —tenemos que irnos. No sé como lo hizo pero me levantó del piso y me colocó en su hombro como si yo fuera un costal de papas. —está en la cochera —escuché como decía Elena antes de que Zayn empezara a caminar entre toda la gente que seguro pensaban que yo estaba tan borracha que no podía ni caminar. Y la verdad es que no estaba tan borracha, solo me había tomado dos mugrosos vasos de cerveza. Además Elena y Perrie estuvieron sobre mi toda la noche, enfadando con lo de mi virginidad. No pude aguantar ni un beso sin tirarme a llorar ¿De verdad estaban esperando que hiciéramos el amor sin que yo tuviera otra “crisis emocional”? —por favor, bonita, metete al carro. Le hice caso, porque su voz era hermosa, yo estaba devastada y no tenia ninguna otra opción. ¿Por qué Zayn no siente nada por mi? ¿Por qué? De verdad... Esto es tan irritante y deprimente que en este momento casi no puedo soportarlo. Me comporto de una manera linda con él, nos hemos besado varias veces ¿Qué demonios tiene esa misteriosa y fea chica que yo no? ¿Por qué ella sí podía tenerlo y yo no?
—ya llegamos a casa —me dijo cuando llegamos— ¿Quieres que te cargue o tu puedes sola?
¿Por qué tiene que ser tan perfecto, tan tierno, tan especial? ¿Por qué no puede ser simplemente un idiota, un cretino o un patán? Seria más fácil no amarlo de esa manera.
—yo puedo sola —contesté con la voz bajita y cortada.
{ }
—linda, por favor —repitió él— por lo menos dime que pasa —no lo sé —mentí sin girarme ni tantito en la cama. Zayn paso un brazo por mi cintura y besó mi frente. —me siento tan mal conmigo misma... Ni siquiera puedo dejar de llorar —¿Pero por qué? —insistió. No le contesté nada. Mi corazón empezó a retumbar con fuerza y mi mano vago a su cara. Si quería perder esa estúpida “Gran V” tenia que ser ese día, ningún otro. ¿Quería? Bueno, yo si quería, obviamente. Pero no sabia que hacer. En las películas parece que todas las personas nacen sabiendo cómo coger. Pues yo no nací con ese don. —bonita —murmuró. —No me gusta verte llorando ¿Qué puedo hacer para que dejes de llorar? —ponte a hacer malabares —bromeé sonriéndole. —si eso eso te hace feliz, por supuesto que lo haré. Él hizo como si se fuera a levantar, pero lo detuve. —no. Zayn... ¿Puedes besarme? —le pedí sintiendo mis ojos llenándose de lagrimas otra vez. Él se detuvo en seco y estudió mi cara un segundo. —¿De verdad? —no, bésame de mentiras —Murmuré con sarcasmo sin poderlo controlar. Zayn resopló y tomó aire. —Sí, bésame de verdad. —si tanto insistes... —carraspeó y puso esa sonrisa que tanto me gustaba. Se levantó y se acercó a mi cara. —Pero tienes que dejar de llorar. Se colocó por completo sobre mi cuerpo sin aplastarme y lentamente empezó a rozar mis labios, estaba segura de que él se había dado cuenta de que eso me volvía loca.
Empezó a besarme de la manera mas tierna del mundo, sosteniendo mis labios con ternura por segundos y brindándole a cada uno atención especial. Sin separar nuestros labios, pasé los brazos por su cuello y abrí las piernas para que quedara mas cerca de mí. Entonces su respiración se empezó a agitar y comenzó a tocar mis piernas con mucha suavidad. Mordió levemente mi labio inferior y pasó una mano por mi cabello.
Recordé como reaccioné la primera vez que estuvimos así y me convencí de que esta vez si iba a llegar hasta el final. Porque yo lo quería, necesitaba sentirme querida por él de esa manera. No solo como una amiga, sino como mujer.
Bajé mis besos por su mandíbula, lento, disfrutando, levemente rozando mis dientes y comencé a besar su cuello. Pasé mis manos hasta acariciar sus hombros y lo rodeé fuertemente con las piernas. —____, yo... Esto es... —empezó a hablar con la voz ronca y baja— no sé si tú quieras... —si quiero —respondí rápido, porque sabia perfectamente a lo que se refería. —Si quiero, no dudes.
—pero... Si lo hacemos todo va a cambiar por la mañana... —susurró y me miró con cierto dolor en los ojos. Tragué saliva y cerré los ojos un segundo. —todo va a cambiar de todas maneras —contesté— quiero hacer el amor contigo. —yo también quiero... —besó mis mejillas y me acarició el cuello— mi princesa. se levantó tantito y sin romper nuestras miradas me acarició las piernas otra vez, llevó sus manos a mis muslos y desabrochó el botón del mini short que se me había ocurrido ponerme el día mas helado de Londres.
Me lo quitó lentamente, se agachó y, un poco inseguro, como si no supiera cual sería mi reacción, empezó a besar mi pierna izquierda desde la rodilla haciéndome temblar, subió hasta mi estomago sin dejar de repartir deliciosos besos y suspiró ahí sin dejar de acariciarme.
Me estaba besando y tocando como si fuera la cosa mas hermosa del mundo.
Debería de sentir solo calentura, deberíamos de sentir solo calentura ¿Qué no se supone que eso es lo que se tiene que sentir? Yo en cambio solo estaba sintiendo nostalgia y puro amor. Estábamos haciendo las cosas con calma, no como la primera vez que algo así casi pasa.
Me quitó la blusa y aproveché para arrancar su camisa también. —si me dices en cualquier momento que pare, lo haré. Lo juro. —no lo voy a decir, Zayn —aseguré.
Sonrió profundamente y bajó sus labios a mis hombros, subiendo por mi cuello y luego hacia mis mejillas, haciéndome suspirar con cada movimiento. En ese momento yo podía ser consiente de todo. Del golpeteo de nuestros corazones al mismo tiempo, del leve temblor en las manos de Zayn, de la necesidad y ternura con la que me estaba besando, de la caricia que las pestañas de él hacían en mis párpados, de mi cuerpo que estaba dispuesto a lo que fuera.
Yo era consiente de todo, de lo imbécil que había sido por no dejar que eso pasara antes, por no haber querido estar con él de esa manera. Estaba consiente de que en cuanto aquel momento hermoso terminara yo iba a tener que irme corriendo a USA, incluso antes de que Zayn despertara. Estaba consiente de que ese iba a ser nuestro ultimo momento juntos, de que jamás iba a tocarlo otra vez, ni mucho menos besarlo.
Mis lagrimas salieron lentamente de mis ojos otra vez al contemplar la idea y mis labios se volvieron temblorosos contra los suyos. Jamás iba a poder sentarme en el balcón de su habitación, jamás iba a pelear con Kimmo otra vez, jamás iba a poder sentir como me golpeaba la cabeza de esa manera tan tierna, jamás me acostaría con él en esa cama de nuevo, platicando entre susurros antes de ir a dormir.
—____ ¿En que quedamos? —preguntó acelerado y preocupado, separándose de mi y limpiando mis lagrimas— por favor... —lo sé —negué con la cabeza— ya no controlo mis lagrimas. Se salen solas. —¿Y por que se salen? Alguna razón tendrán
—es solo que estoy triste, Zayn —admití. —Pero lo ultimo que quiero es perder tiempo. Ignora eso y sigue con lo tuyo.
—yo solo quiero que estés feliz —susurró y rozó mis labios otra vez.
El siguiente beso fue más melancólico, más nostálgico, más lleno de sentimientos, más lento y más intenso que nunca. Zayn acarició con la lengua mi labio inferior y rió cuando solté un chillido mientras empezaba a deslizar sus manos por mi cadera.
Sus dedos cálidos me acariciaron la piel justo por encima de mis bragas, todo lo que estaba haciendo solo estaba enviando escalofríos a través de todo mi cuerpo. Empezó a descender sus besos por mi clavícula al mismo tiempo que bajaba lo ultimo que me quedaba abajo.
Y él me había visto los pechos varias veces, pero jamás ahí abajo, jamas nadie me había visto ahí abajo, ni siquiera yo misma. Me empecé a asustar un poquito, no por él, sino por la acción. Cuando bajo mis bragas hasta debajo de mis rodillas yo misma me encargué de quitarla. Zayn tomó con fuerza mis muslos sin avisarme y me cargó al mismo tiempo que rodaba en la cama hasta que yo me encontré a horcadas sobre él.
El cierre de su pantalón me lastimó de una manera dulce cuando me encontré totalmente recargada en su cuerpo. Me levanté de ahí y bajé sobre él sin dejar de mirarlo fijamente.
{Zayn}
Yo nunca jamás había estado tan excitado, abrumado y confundido. Nunca me había sentido de esa manera, con tantas sensaciones al mismo tiempo. Ni siquiera sabia cual era mi estado. Hasta el momento en que ella se deslizo hacia abajo, sobre mi cuerpo, sin dejar de mirarme a los ojos, ese fue el momento en el que mi miembro empezó a cobrar vida. Porque vamos, uno no es de piedra. Pero anteriormente, cuando en otra situación me hubiera puesto duro desde que quité su blusa, me sentía mas lleno que caliente. Me sentía mas enamorado que excitado. Yo quería también hacer el amor con ella. Maldición, claro que si. Hacer el amor. —¿Te molesta si...? —preguntó jugando con el botón de mi pantalón. —no —contesté antes de que ella pudiera siquiera terminar la pregunta. Lo desabrochó con las manos temblorosas y levanté la cadera para que pudiera bajarlo sin problemas. Cuando lo bajó por fin, se levantó y se sentó de nuevo sobre mi erección. Llevé mis manos hacia sus senos como si estuviera poseído y los acaricié sobre el sostén un momento; deslicé mis manos hacia su espalda para desabrocharlo. —tiene el broche enfrente —murmuró ella y me sonrió mordiéndose el labio inferior mientras se lo desabrochaba ella misma. La vista era terriblemente erótica, o mejor que eso. El aire se sentía denso en la habitación y lo único que se escuchaba eran nuestros jadeos. Se lo quitó por completo y lo dejó caer a un lado de la cama sin quitar esa sonrisa y sin dejar de morderse el labio, lo que me ponía solo más y más desesperado. Era tan perfecta, tan hermosa que me quedé sin hacer nada un segundo, solo observándola. Su piel se veía bronceada, suave y deliciosa contra la mía, sus pechos desnudos eran grandes y preciosos, sus pezones eran rozados y estaban completamente erectos. En su cadera volaban dos pájaros, sonreí cuando recordé el momento en el que los pusieron en su cuerpo y los acaricié levemente haciendo que ella se meciera un poco sobre mí inconscientemente. Sus piernas estaban totalmente abiertas y su feminidad estaba separada de mi buen amigo solo por un pedazo inservible de tela. Su cuerpo era deseable, sensual y delicioso. Perfecto. Pero su cara era más que eso, superaba toda la perfección. Sus mejillas estaban rojas y sus grandes ojos brillaban como dos grandes diamantes color caoba. Sus labios rosas estaban hinchados por los besos y su nariz tan linda como siempre, lucia mas pecosa que nunca, totalmente adorable. Su cabello estaba suelto sobre sus hombros y le daba a mi vista un punto más encantador. La amaba más que a nada, más que nadie y la verdad no sabía que llegaría a hacer si no la tuviera conmigo algún día, si no pudiera estarla contemplando de esa manera todo el tiempo. Un estúpido celular comenzó a sonar y los dos suspiramos inconformes. —es el mío —murmuró ella sin quitar su mirada esperanzada de la mía.
—oh. Ve a contestar, entonces —contesté con la voz apretada, con ganas de tomar al hijo de puta y aventarlo por el balcón y entonces seguir mirándola y teniéndola sobre mí por todo el tiempo que yo quisiera. ______ viró sus ojos como siempre y resopló.
Seguramente no seguí el libreto de su película mental.
—demonios, Zayn —se quejó sin levantarse. El celular seguía sonando y no la veía con muchas ganas de ir a contestar— tú tienes que decir “déjalo que suene. Si es importante volverán a llamar” —pero... —me callé ante su mirada recriminatoria y tomé aire porque ella de verdad estaba esperando a que lo dijera— “déjalo que suene, van a volver a llamar porque es importante”
—“si es importante volverán a llamar” —me corrigió exasperada. El celular dejo de sonar. —Definitivamente no sirves para estas cosas —¿Qué cosas? —pregunté confundido. Ella negó y se bajó de mi cuerpo. Oh no, vuelve.
—olvídalo. Iré a ver quien era. Me dio la espalda mientras buscaba su celular y pude ver su trasero. Su perfecto, grande, bien formado, delicioso, perfecto, perfecto... Contuve el aire y casi exploto cuando se agacho a recogerlo. Después se quedo parada ahí, en medio de la habitación, desnuda, cómo si yo no estuviera al borde de un orgasmo. —Hola, lo siento. No lo escuché —mintió. Yo sonreí— eh... ¿A... a que hora? Si, yo... Está bien, entonces... Adiós, te quiero.
Me levanté de la cama y caminé hacia ella sin ser capaz de mirarla un segundo más sin tocarla, sin deleitarme con su precioso cuerpo. Tomé sus caderas y me pegué a su cuerpo por atrás, suspirando contra su cuello. Gemí y la tomé más fuerte cuando la sentí temblar.
La volteé antes de que dijera algo y la besé con fuerza, con ganas y con hambre. Había esperado mucho tiempo para eso, no quería esperar más y no quería que ella se fuera a arrepentir. Ella gimió despacio contra mi boca, y pasó sus brazos por mis hombros para abrazarme por el cuello, haciendo que sus senos quedaran aplastados sobre mi pecho.
Bajé mis manos por su espalda hasta su trasero, el cual acaricié un poco antes de tomarla y hacer que me envolviera con sus piernas. Oh, dulce Jesus, que este momento no acabe nunca. Caminé con ella hasta la cama y suavemente la dejé caer.
Se arrastró hacia atrás y, después de arrancar mis bóxers con ansias, la seguí contento. —esta vez no me voy a asustar, lo prometo —murmuró dejando que me acomodara entre sus piernas.
—genial. Te voy a tratar bien... —prometí con toda la sinceridad del mundo.
Rocé con tranquilidad nuestros sexos haciendo que ____ jadeara fuerte y apretara mis brazos con fuerza, asustada por la intimidad.
No meterme dentro de ella de una sola y fuerte vez era un martirio.
Tengo que ser gentil. Gentil y lento. No hagas que se asuste de nuevo, imbécil.
Nunca me había acostado con una chica virgen, con ninguna remotamente virgen, no tenia ni idea de cuales eran las precauciones con ellas o lo que tenia que hacer o no hacer. Nadie me habló de eso nunca. —¿Ya? —pregunté inseguro.— ¿Estás lista? ¿Estás segura? No... No estás asustada de esto ¿cierto? Porque yo...
—si... Estoy segura —afirmó.—Estoy asustada pero realmente quiero hacerlo, me estoy quemando de las ganas. Me miró con una sonrisa abierta y besó con ternura mis labios. Asentí dándome ánimos, porque ganas ya tenia.
Entonces tomé aire profundamente y me sentí desfallecer cuando coloqué la punta en su entrada, solo la punta y yo ya me estaba muriendo. Ella dio un saltito, se mordió el labio de nuevo y cerró los ojos. Me apoyé con las manos arriba de su cabeza y besé su nariz antes de empezar a meterlo con toda la calma del mundo.
Ella soltó un pequeño gemido ahogado, abrió más las piernas y bajó sus manos por mi espalda hasta tocar mi trasero y apretarlo. —cuidado con las manos, pervertida —bromeé haciendo que ella riera fuerte y me diera un apretón mas fuerte.
Lento, gentil. Lento, gentil. A la mierda, ya puedo hacerlo bien...
Aproveché su risa para meterme por completo, de una sola embestida. Ella dejó salir un grito fuerte, doloroso y tensó su cuerpo. Mierda, mierda, mierda. ¡Tenías que ser jodidamente lento y jodidamente gentil!
—lo siento, lo siento, lo siento mucho —repetí angustiado. Ella tenía los dientes apretados, los ojos cerrados con fuerza y una capa de sudor en su frente. Me pellizcó la nalga izquierda con fuerza cuando trate de salir de ella. —¿Te dolió mucho? Por dios, lo siento tanto, yo no sabía, pensé que...
—solo cállate y estáte quieto —murmuró con dureza sin suavizar sus ojos. —Me dolió como la puta madre... —lo siento —repetí sintiéndome mal. Se supone que debe doler ¿O no? Se supone que eso es lo que sienten las mujeres ¿O no debería de doler? Maldición, no sé nada de esto. —No pensé que doliera tanto.
—intenta meterte un pepino gordo por... —lo siento... —ya pasó. Ya está pasando... —suspiró y abrió los ojos. Después empezó a reír suavemente.— Yo lo siento —no hay problema —reí también. —Entonces... ¿Ya puedo hacer algo? —creo... Creo que si —asintió y no me faltó nada más.
Empecé a moverme dentro y fuera de su cuerpo, cada vez con más fuerza y más rapidez. Los sonidos de satisfacción que salían de mi garganta mientras me saciaba de ella eran jodidamente inhumanos. Besé cada parte de ____ que podía alcanzar, su cuello, su cara, su boca, sus pechos.
La besé como nunca había besado a nadie más, la besé más veces de las que pude contar, porque si por la mañana todo cambiaba y ella ya no quería que la volviera
a tocar nunca más, por lo menos me quedaría el consuelo de saber que aproveché al máximo esa noche. Cuando ____ alcanzó el orgasmo yo me dejé llevar junto a ella, abrazándola contra mí fuertemente mientras me mecía dentro de su cuerpo por ultima vez. Fue mi primera vez haciendo el amor y fue jodidamente asombroso.
Me quedó muy claro esa noche que hacer el amor no era ni siquiera parecido a solo tener sexo. No era igual, no te llenaba, no daba tanta satisfacción; solo te bajaba las ganas. Y desde ese momento yo decidí que nunca jamás quería volver a tener sexo insulso y sin sentido otra vez.
Yo quería hacer el amor con _____ todos los días y no solo en la cama, no solo de una manera sexual, no solo queriendo su cuerpo. Yo quería hacer el amor besando su frente, tomando su mano todo el tiempo, diciéndole frases hermosas y sacadas de película todos los días, cocinando con ella, sentándonos en silencio a mirarnos sin necesidad de hablar.
Yo deseaba hacer el amor por siempre con ella. Aunque eso no fuera posible.
—te amo, princesa —confesé cuando todo termino. Cuando ella ya estaba plenamente dormida, acurrucada en mi cuerpo. —te juro que no voy a perder mas tiempo, mañana te diré todo lo que siento, aunque tu no me ames a mi.
{______}
Cuando desperté eran las cuatro de la madrugada, solo dos horas después de lo que hicimos, y me sentía como si hubieran pasado años. Estaba acostada a un lado del chico mas perfecto del mundo por ultima vez y no estaba llorando, por raro que sonara.
Me sentía extremadamente triste, por supuesto, pero también me sentía contenta, mi cuerpo aun estaba temblando de lo que habíamos hecho. Al parecer no lo hice tan mal, o bueno, no escuche a Zayn quejándose en ningún momento. Suspiré y me acomodé de lado en la cama para estudiar su perfil. Habíamos dejado la puerta medio abierta y las luces del pasillo prendidas así que su dulce cara estaba iluminada.
Se veía tan hermoso, tan calmado que no pude evitar levantar mi mano y acariciar el cabello que le caía despeinado en la frente con toda la ternura que pude soltar. Me encantaba sentir su piel, hacía que mis manos hormiguearan y llevaran una sensación demasiado agradable a todo mi cuerpo. Lo seguí mirando y acariciando un par de minutos más, recordando en mi mente como pequeñas diapositivas y con música triste de fondo todo lo que habíamos pasado juntos, que eran un montón de cosas, y me resultaba casi imposible pensar que de verdad tenía que alejarme de él. Pero mi avión salía a las seis de la mañana. Ya no había vuelta atrás. Las lagrimas empezaron a salir lentamente, me moví mas hacia él y besé sus mejillas, mojándole la cara, pero no me importó, no alejé mis labios de su carita. Zayn se movió un poco y soltó un gruñido. Empecé a separarme de su cuerpo antes de que se despertara pero su brazo tomó mi cintura con fuerza. Muy tarde. —¿a dónde vas, mi amor? —preguntó con voz adormilada sin abrir sus ojos. Él de verdad debería de haber estado muy dormido como para decirme así, pero de todos modos se sintió bonito. —solo iré al baño —mentí, él soltó su brazo. Me acerqué a su cara de nuevo, no había manera de que me fuera sin un beso de despedida— dame un beso Él hizo un ruidito con la garganta y asintió —tú dámelo a mi. —ordenó. —Estoy cansado. Me abalancé hacia su boca sin ignorar que era la primera vez que yo lo besaba a él primero, con su permiso, con anticipación y todo. Tomé sus labios en los míos, saboreándolos. Los mordí, tratando de mantener su sabor por siempre. Y abracé su lengua con la mía intentando guardar su jugo en mi boca. —ahora vuelvo —mentí de nuevo cuando separé nuestros labios y él sonrió aun sin poder abrir los ojos por completo. —Duérmete de nuevo, tomaré una ducha. —ésta bien. Zayn se dio una vuelta en la cama con toda la flojera del mundo.
Antes de levantarme por completo me acerque a él y besé su espalda lentamente. Él ronroneó. Suspiré y me alejé de mi niño precioso. Lo amo tanto, lo voy a extrañar todos los días hasta que me muera.
Sorbiendo los mocos cada dos segundos y limpiándome las lagrimas cada vez que me nublaban la vista, o sea cada minuto, me puse ropa cómoda, grande y caliente y metí toda la ropa que cupo en una maleta, para Eleanor, ella iba a amar esa ropa.
Cuando me volví a parar frente a la cama, Zayn ya estaba roncando plácidamente, súper dormido, gracias a dios.
Tomé aire fuertemente y salí de la habitación con la maleta colgada en mi espalda y con mi diario en las manos. ¿Dejo el diario? Si, él tiene que ver todos los puntos tachados, tiene que sentirse orgulloso porque al final, gracias a él, pude completar casi todos los puntos.
Quedaron dos por supuesto; pero esos nunca pensé tacharlos de todas maneras, desde que los vi por primera vez yo supe que jamás lo iba a conseguir. “hacer impacto en la vida de alguien” y “ser amada” Porque, como ya me lo había repetido millones de veces, no solo era, hacer impacto en su vida como: “oh conocí a esta chica y resulta que es muy agradable y de verdad me cayó muy bien, fue mi mejor amiga y no la voy a olvidar.”
No, yo quería que eso fuera como: “me gustaría que ella se quedara por siempre a mi lado, no la voy a poder olvidar jamás” Y, como también había dicho antes, no me gustaría que me amaran como una amiga o como una hermana. Yo quería que me amaran como mujer.
Como una pareja, como alguien a quien no quieres dejar ir nunca.
Pero igual, desde el momento en que leí el punto supe que no lo iba a cumplir, así que estaba bien, no tenia rencores con mi Yo de 11 años, ella no sabia que iba a morir solo unos pocos años después. Y, suena gracioso, pero en la otra lista tampoco pude conseguir los últimos dos puntos “que me ame.” Y “que se quiera casar conmigo”.
Pero esa lista, creo que hasta mi Yo de 11 años sabia que jamás iba a poder llenarla con un solo chico, jamás iba a encontrar a alguien que fuera taaaaaaan perfecto. Pero lo hice. Supongo que lo único que me falto fue un poquito más de tiempo.
Saqué la grabación de debajo del sofá y dejé la maleta en el piso para entrar de nuevo a la habitación, dejar la lista y la grabación en la cama a un lado del hombre de mi vida. —te amo —susurré antes de salir de ahí para siempre.
{ }
Todas las lagrimas contenidas en el apartamento de Zayn tenían que salir en algún momento, y si, salieron completamente cuando ya estaba en el asiento. Empecé a llorar como desquiciada tratando de no hacer tanto ruido pero de todos modos la gente me miraba cuando se me salía algún sonido como esos que hacia Zawaad.
Había esperado, como en todas esas películas románticas que tanto habían arruinado mi estúpida y corriente vida, que Zayn apareciera corriendo en el aeropuerto y que me dijera que me amaba antes de subir al avión. Pero obviamente esa estupidez no sucedió ¿Sabes por que?
¡Por que esa mierda no pasa en la vida real! No hay nunca final feliz, no existen, y menos para las chicas como yo.

The perfect bucket list (Zayn Malik)Where stories live. Discover now