Tenía razón en cuanto al director compasivo, se notaba desde lejos aquella mirada de misericordia y nostálgica mientras sonreía de lado como un abuelo feliz alrededor de sus nietos, con la frase escrita en la frente con un marcador brillante -"Estos jóvenes y sus aventuras, ¿alguna vez fui asi de extrovertido?- no recordaba a cuantas personas adultas habia conocido con ese aura rodeando su ser resplandeciendo, eran como los jodidos dioses, contadas fueron las veces que se topaba con una persona de ese tipo al meterme en algún lio. Aquel hombre no tardo demasiado en mostrar su presencia detrás de la puerta con una ventanilla opacada, sonriendo alegremente abrió la puerta de la habitación donde se hallaban castigados durante ya unas 2 horas y dando ligeros movimientos con la mano para que salieran tranquilos, no parecía tener intenciones de darles reproche por sus acciones, acercándonos de igual manera esbozando unas sonrisas, Clyde más que yo, nos detuvimos frente al mayor quien inclino su mirada colocando ambos brazos a sus espaldas.
– Vaya chiquillos más ruidosos, sí que dieron una buena presentación afuera frente a todos hoy ¿eh? –Dejo salir una risa débil pero sincera. –Una buena forma de empezar la escuela siendo vistos como "los chicos problemas", eso me trae recuerdos, muy buenos recuerdos.- Poso sus brazos en nuestros hombros sin dejar de sonreír y negar lentamente.- Vayan a sus habitaciones chicos, mañana empiezan las clases y deben despertar con sus ánimos hasta el infinito, espero escuchar más de ustedes en los próximos días. No se metan en problemas frente al profesor Stuart, suele ser demasiado estricto.- Dejo un papel en el mano de Clyde para después retirarse a dirección contraria de las habitaciones.
Ambos sonreímos al conocer a tan agradable persona, claro que nos lo toparíamos a menudo era imposible no tener problemas en una escuela si estábamos juntos como los viejos amigos de un antiguo grupo... solo faltaba Token.
– Quisiera que mi abuelo fuera de esa forma... o mi padre.
– También quisiera que mi padre fuera asi.
– Ese viejo es agradable, por supuesto que escuchara de nosotros ¡¡SOMOS LA LEYENDA MÁS FAMOSA!!
– Cállate, nos meterás en líos de nuevo.
– Lo dice el amargado que se quejaba del gobierno hace rato esperando muerte.
– Calla.
– Oblígame.
Solo me digne a golpear levemente su hombro mientras rodaba los ojos esperando aquella respuesta de mi torpe amigo, hoy habíamos terminado nuestras rabietas, me moría de sueño y no dudaba que Clyde estaba ansioso por probar un bocadillo antes de descansar.
– ¿Qué dice el papel que te ha dado? ¿Son las direcciones a nuestras habitaciones?
– Es obvio, duh- No dude en enseñarle el dedo de en medio un tanto ofendido. –Y yo pensaba que tú eras el listo.- Se burló nuevamente mientras desdoblaba el papel color crema sin borrar esa mueca de burla, odioso. –Vaya... Las habitaciones de tu grupo están saturadas ¿Cuántos se han quemado la cabeza para entrar aquí? Demonios, de solo pensarlo me duele la cabeza.
– ¿Qué esperabas? Es la escuela que todos sueñan entrar, hasta los de clase más pobre intentan con todo su esfuerzo lograr conseguir una beca... Les admiro demasiado.
– Aun asi los odias, que irónico ¿No crees?
– No los odio. No a todos realmente, solo aquellos que se toman la molestia de recalcar que son un prodigio en un mar de perdedores por ganar un lugar aquí, me parecen detestables.
ESTÁS LEYENDO
Sangre oculta: El sentimiento prohibido.
RomanceHay pueblos que se indignan al ser vistos machistas por sus costumbres apegadas a la palabra de Dios, ofendidos de ser llamados con ese término denigrante, se excusan, o como suelen decir, atestiguan la falacia de las palabras satánicas en aquellos...