Rick Sánchez.
¿Nunca has tenido la sensación de que lo único que has hecho en tu vida ha sido cagarla una y otra vez? Sigo preguntándome en qué coño estaba pensando. Sé que toda mi vida he sido un grandísimo hijo de puta y he querido remediarlo en el último momento pero... Joder, ¿en serio me merezco toda esta puta mierda?
Bufé con fastidio al sentir el roce de las esposas sobre las heridas que estas causaban en mis muñecas, una de las muchas putadas que tiene estar en la sección de máxima seguridad es que no puedes hacer nada que no sea estar encadenado veinticuatro horas al día y eso deriva en heridas bastante graves como estas pero al parecer a nadie le importa una mierda, ni siquiera a mí.
Miré a mi alrededor en un intento desesperado de alejar el aburrimiento que desde hacía demasiado tiempo me consumía, el tiempo aquí dentro parece ir más despacio de lo normal y es imposible emborracharse para acelerarlo porque es más imposible aún conseguir alguna mierda estando encadenado todo el puto día, es más, la maldita incontinencia me está jodiendo vivo, no sé si pueda aguantar esto por mucho más tiempo...
Aunque no todo es tan malo, que va, hay cosas peores, como los putos días sociales, eso si que es una maldita tortura. Una vez a la semana nos "sueltan", y si, lo digo entre comillas porque realmente seguimos llevando grilletes en muñecas y tobillos estando sometidos a una vigilancia extrema, para que, por intervalos de tiempo demasiado cortos, vayamos a comer a un comedor todos juntos con la intención de que socialicemos entre nosotros para más tarde reincorporarnos en la sociedad, estamos en la puta cárcel no en la guardería, joder.
A decir verdad, a pesar de que la gran mayoría son criminales fuertes y podrían matar a los guardias en cuestión de segundos estando esposados, nadie se porta mal o intenta huir en ese momento, están agradecidos de que les dejen relacionarse entre ellos, yo no, desde luego, lo que pasa es que a mí me vigilan más que al resto, y no los juzgo, yo también me vigilaría a mí mismo, joder, y tanto que sí, soy Rick Sánchez, el científico más inteligente de todas las realidades habidas y por haber, es obvio que voy a escaparme de aquí pero aún no sé cómo...
Las grandes puertas de la entrada se abrieron de par en par y sin poder evitarlo mi mirada viajó hasta ellas, al parecer estaban trayendo a alguien porque es obvio que no era una visita. Y en efecto, tal y como imaginé la nave que transporta las "celdas" con forma de trapecio apareció ante mis ojos, no pude ver como era el nuevo integrante de la sección de máxima seguridad porque la forma en la que le transportaban no me lo permitía, tan sólo podía ver la parte trasera de su "celda".
–Pobre infeliz... –susurré divertido sin apartar la mirada ni un segundo.
No pude evitar fijarme en que su llegada había causado revuelo entre los federales y es que estos, desde el suelo, escoltaban la nave como si en cualquier momento fuera a explotar o alguna mierda de esas, no voy a negar que aquello me sorprendió, ¿por qué tanta seguridad para un preso corriente? Conmigo no se tomaron tantas molestias teniendo en cuenta que soy uno de los más buscados en todo el universo. Intenté moverme un poco para lograr ver de quién se trataba pero mis muñecas rozaron las esposas y como reflejo al dolor que recorrió veloz mi columna vertebral cerré los ojos y bufé sonoramente mientras apoyaba mi cabeza en la pared, joder.
–¡Soltarme panda de hijos de puta! –gritó repentinamente una voz femenina.
Abrí los ojos sorprendido y miré en todas las direcciones que el collar que me apretaba el cuello me permitía intentando encontrar a la dueña de aquella voz, y no era el único, casi todos los presos, por no decir todos, hacían exactamente lo mismo que yo. La verdad es que aquello era algo muy normal, no era extraño escuchar a alguien pidiendo que lo soltaran o alguna de esas gilipolleces, incluso hay presos que lloran por las noches pero no mujeres, y eso tal vez sea porque estamos en una puta cárcel masculina, ¿qué cojones está pasando?
–¡Cómo me suelte de aquí os vais a cagar, cabrones de mierda! –volvió a gritar la misma voz causándome gracia, sonaba realmente enfadada.
La cara de los federales que escoltaban la nave desde el suelo demostraba verdadero pavor, ¿en serio le tenían miedo a una mujer? Que patéticos son, he ahí una razón más que se suma a la lista de por qué no respeto a los burócratas.
–¿Oyes eso? –preguntó el prisionero que se encontraba a mi lado derecho, nada más oír su voz puse los ojos en blanco, no lo soportaba.
–No me interesa –respondí intentando sonar desinteresado.
–Parece una mujer, ¿por qué estará aquí? –preguntó con un tono de voz realmente asqueroso y morboso que con tan solo escucharlo supe cuáles serían sus intenciones si se llegaba a cruzar con ella.
–No lo sé, ni quiero saberlo, no me importa y lo único que quiero es que cierres la puta boca antes de que lo haga yo mismo –respondí irritado deseando poder hacerlo realmente, malditas esposas.
El alienígena frunció el ceño al parecer indignado y abrió la boca para responderme pero ninguna palabra salió de su garganta pues rápidamente fue interrumpido por una voz robótica proveniente de uno de los muchos altavoces que tenían colocados en todo el lugar.
–Se iniciará el protocolo de recolocación del recluso 6398712 a la sección de seguridad media por espacio insuficiente –dijo y nada más escuchar aquello sentí un alivio inmediato recorrer mi cuerpo, ya no tendía que soportar a aquel gilipollas nunca más. –Su lugar será asignado a la nueva reclusa 7508048 –añadió para luego cortar la emisión y dejarme con la boca abierta.
¿La nueva reclusa? ¿Iban a ponerme de nueva compañera a una mujer alienígena que no paraba de gritarle idioteces a los federales? Genial, este día no podía mejorar. La nave transportadora dejó la "celda" de la mujer en el suelo, siendo está custodiada por los guardias que antes la escoltaban, para llevarse al pesado que me tocó aguantar todo este tiempo. Cerré los ojos intentando aprovechar los escasos segundos de paz que me quedaban y no los volví a abrir hasta que escuché un "click" a mi lado derecho que indicaba que la nueva "celda" había sido ajustada y conectada.
Solté un enorme suspiro para luego girar mi cabeza y chocar mis ojos con los de una hermosa chica que me miraba sorprendida al igual que yo a ella. Tenía el cabello algo despeinado, era bastante atractiva y su cuerpo un paraíso, con hermosas curvas que se veían increíbles gracias al ajustado traje naranja de la prisión, por fin buenas vistas en este estercolero. Pero, siendo sincero, se veía muy joven para estar en un lugar como este, me pregunto que habrá hecho para llegar a estar encadenada en una prisión federal.
–¿Te importaría dejar de mirarme? –preguntó de repente con un tono de voz frío y carente de sentimientos sacándome de mis profundos pensamientos.
–No te estaba mirando niña –respondí intentando sonar duro y desinteresado, lo último que me faltaba ahora era una pelea con una mujer.
–Primero, no soy una niña y segundo, lo que tu digas –me respondió sin mirarme mientras observaba todo a su alrededor, sabía lo que hacía, estaba buscando alguna forma de salir de aquí.
–Pierdes el tiempo –le dije. –La única salida es la principal y está vigilada.
La muchacha se quedó callada y me miró por unos segundos que me parecieron eternos, me observaba con sumo detalle, como si estuviera estudiando cada facción de mi rostro, como si fuera la última vez que me vería en toda su vida, me sentí un poco incómodo pero no aparté la mirada ni por un segundo, porque hacerlo significaría una derrota y no pensaba perder contra una niña.
–Soy ___ –dijo de repente mientras apartaba la mirada de mis ojos y seguía observando todo a su alrededor.
–No... No me importa –respondí con una leve tartamudez que es característica en mí clavando mi vista en el frente sintiendo como sus ojos se posaban de nuevo en mí y un pequeño suspiro escapaba de sus labios. –Pero si tanto te interesa yo soy Rick, Rick Sánchez.
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Contigo pero no sin tí. [Rick x Tn]
FanfictionEs cierto que la mayor parte del tiempo el destino es un cabrón insensible que nos destruye y machaca nuestros pedazos ya hechos mierda, pero también es cierto que a veces nos guarda cosas maravillosas. Rick Sánchez no cree que algo como el destino...