Capítulo 4.

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Tu nombre.

Mi mirada se encontraba fija en el frente mientras una pequeña sonrisa yacía en mis labios a pesar de escuchar a un montón de enfermos gritar incesantes guarradas acerca de mi cuerpo y de lo que les gustaría hacerle a este.

Después de que Rick se metiera en aquella pelea en la cafetería por defenderme y varios guardias se lo llevaran desalojaron a todos los demás presos del lugar, recolocándolos de nuevo en sus "celdas" y entre todos ellos estoy yo.

Han pasado dos horas desde entonces, o eso me ha parecido a mí, pues no tengo ni la más mínima noción del tiempo estando casi todo el tiempo drogada contra mi voluntad y encadenada de tobillos, cuello y muñecas.

Un enorme suspiro escapó de mis labios mientras cerraba mis ojos y reclinaba mi cabeza hacia atrás chocando esta contra el frío metal de mi "celda" en forma de trapecio.

No podía evitar sentirme un poco preocupada por Rick, no es que él me importara en verdad pero después de que me defendiera de aquella manera en la cafetería sin a penas conocerme preocuparme por él aunque fuera solo un poco era lo mínimo que podía hacer, ¿a dónde se lo habrán llevado?

Entre pensamiento y pensamiento me hundí en lo más profundo de mi mente quedando completamente ajena a todos aquellos comentarios repugnantes que no podía dejar de escuchar hasta ese preciso momento.

Un montón de recuerdos del pasado golpearon mi mente como si de simples imágenes se trataran... Ojalá fueran solo fotografías sin importancia pero tristemente no era esa la realidad.

La mayoría de esos recuerdos, por no decir todos, eran malos y, de una u otra forma, también eran los culpables de que me encontrara en esa tan patética situación aunque siendo realista, la única culpable aquí soy yo.

A veces piensas que una persona es digna de obtener tu cariño y confianza por lo que se lo otorgas para tiempo después darte cuenta lastimosamente de que esa persona no era como tú pensabas y sientes el dolor de ser traicionado por alguien a quien quieres, bueno, esa es la razón por la que estoy en esta prisión.

A medida que los recuerdos pasaban por mi cabeza podía notar como me iba hundiendo más y más en ellos sin siquiera intentar evitarlo, era una tortura en toda regla pero no me importaba soportarla pues sabía que nada de lo que había hecho estaba bien y esa era mi manera de pagar por todos mis errores, recordándolos una y otra vez.

Un familiar, a pesar del poco tiempo que llevo aquí, "click" resonó en mi oído izquierdo; este sonido me hizo salir de aquel profundo trance en el que me encontraba sumergida desde, Dios sabe cuanto tiempo, para encontrarme con la profunda mirada de Rick quien me miraba fijamente.

–¿E... Estás bien? –logré preguntar intentando ocultar mis nervios pues, no sé muy bien la razón, pero su mirada me pone muy nerviosa. –¿Dónde estabas? ¿Te hicieron algo?

Rick no respondió, simplemente se limitó a inspeccionarme de arriba a abajo con su mirada mientras una pequeña sonrisa de medio lado, un tanto burlesca, yacía forjada en su rostro.

Iba a preguntarle si le sucedía algo pero antes de que pudiera abrir la boca para pronunciar palabra alguna una suave carcajada escapó de sus labios, al parecer algo de aquella situación le parecía divertido solo que yo no lograba descubrir de que se trataba por lo que me limité a quedarme en silencio observándolo mientras reía, su risa es bonita, me gusta.

–Espera... ¿En... En serio estás preocupada por mí? –preguntó con una mezcla de sorpresa y picardía la cual hizo que mis mejillas se enrojecieran.

–¿Yo? ¿Preocupada por tí? No seas tonto Rick, pues claro que no estaba preocupada por ti, ¿por qué iba a estarlo? –mentí mientras apartaba la mirada intentando ocultar mi leve sonrojo.

–Como digas... –respondió encogiéndose de hombros un tanto divertido. –Cambiando de tema, ¿te gustan los collares de perro?

–Vaya, pues si que has cambiado de tema, ¿por qué la pregunta? –pregunté a modo de respuesta volviendo a mirarlo a los ojos.

–Es para saber de que color comprarte el tuyo cuando salgamos de aquí y tengas que hacer lo que yo quiera –respondió completamente seguro de sí mismo haciendo que me sonrojara nuevamente pero esta vez a más no poder.

–Eh... Espera... –logré pronunciar completamente avergonzada.

–Es tarde para echarse atrás –dijo divertido interrumpiéndome sin siquiera haberme dejado acabar de hablar.

–No... No es eso... –respondí a modo de aclaración. –¿Cómo que "salgamos"?

–Si me largo yo solo no podrás cumplir con tu parte del trato por lo que tengo que sacarte a ti también, ¿no crees? –preguntó cómo si fuera lo más obvio del mundo.

Y en el fondo tenía toda la razón del mundo, ¿cómo no lo había pensado antes? De verdad... Estoy hecha un desastre, ni siquiera sé donde tengo la cabeza.

–¿Cómo estás tan seguro de que conseguirás salir de aquí como si nada? –pregunté con una sonrisa desafiante.

–Cosas que pasan, supongo –respondió despreocupado con una expresión de tranquilidad en el rostro.

Ambos nos miramos fijamente a los ojos por un momento para comenzar a reír segundos después por la respuesta del peliceleste que yacía a mi lado izquierdo.

–Oye niña –dijo para llamar mi atención tras dejar de reír.

–Ya te lo he dicho –le respondí. –No soy una niña.

–A eso iba, ¿cuántos años tienes? No pareces ser muy mayor.

–¿Cuántos me echas? –le pregunté un tanto coqueta.

–¿Años o polvos? –respondió entre divertido y pícaro haciendo que un gran sonrojo se posara en mi cara de nuevo.

–Tengo dieciocho años –le respondí finalmente en un tono de voz bajo mientras apartaba la mirada completamente sonrojada y él sonreía por mi reacción.

Rick río a carcajadas al escuchar las palabras que desvelaban mi verdadera edad mientras yo lo miraba sorprendida por su reacción, en verdad me esperaba cualquier cosa menos eso.

–¿Có... Cómo puedes decir que no eres una niña si a pesar tienes dieciocho años? –me preguntó sin dejar de reír.

–No lo soy –le respondí seria mientras le dedicaba una mirada asesina por la cual dejó de reír.

–Está bien, está bien, como tu digas niña –dijo divertido.

Yo solo pude suspirar algo irritada, sabía que ahora que sabía mi edad se burlaría más de mí pues era obvio que él era mucho más mayor que yo.

–Oye Rick –le llamé.

–¿Qué quieres? –respondió con una pregunta a mi llamado que, a pesar de sonar algo borde, estoy segura de que no fue la intención.

–¿Cuántos años tienes tú? –pregunte curiosa.

–¿Sabes, niña? La curiosidad mató al gato –respondió para soltar una suave risa y quedarse en silencio indicándome que no me lo diría, por lo menos no ahora por lo que decidí no insistir.

No conozco a Rick desde hace mucho tiempo pero la verdad es que me agrada mucho como persona, su directa personalidad y sentido del humor son las cosas que más me han impactado de él pues es la primera persona que conozco así.

Una nave de colocación de "celdas" que suele sobrevolar toda la zona en busca de algún preso que logre escapar, cosa imposible, comenzó a acercarse hacia nosotros para quedar justo en frente de Rick y yo.

Miré por unos segundos dudosa a Rick mientras esta se abría pues por un instante pensé que me volverían a sedar y en verdad no quería pues me lo estaba pasando muy bien en compañía de Rick pero me equivoqué.

El peliceleste me sonrió de medio lado lleno de determinación y fue entonces cuando me di cuenta de que en realidad venían por él.

–Ya es hora de largarnos de aquí, ¿no crees? –me susurró divertido.

Contigo pero no sin tí. [Rick x Tn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora