Capítulo 2.

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Rick Sánchez.

El sepulcral silencio inundaba mis oídos, todos los reclusos se encontraban durmiendo profundamente, incluso algunos roncaban como putos cerdos, y los que no dormían se mantenían en silencio para no molestar, también podía escucharse algún que otro sollozo ahogado, pobres imbéciles.

Debían ser las cuatro o cinco de la mañana, ni lo sabía ni me importaba, la verdad.

Miré a mi derecha, allí se encontraba ella, con unas cadenas tan apretadas como las mías y su cabeza reclinada levemente hacia delante con algunos mechones cubriendo su rostro puesto que dormía "plácidamente" aunque no por elección propia.

Después de nuestra corta charla y posterior presentación un guardia apareció y le inyectó un líquido de color azul eléctrico en el cuello el cual resultó ser un sedante que la durmió instantáneamente.

Me pregunto que habrá hecho para estar aquí, en una prisión federal masculina, teniendo que ser sometida a inyecciones tranquilizantes.

Mientras pensaba en eso no pude evitar quedarme como un idiota observándola fijamente y es que no es para menos, esa maldita cría tiene un cuerpo en el cual no me importaría dormir aunque no parece tener más años que Summer.

Summer... Morty... Beth... Espero que estén bien y hayan podido llegar a casa sanos y salvos... Aparté la mirada del cuerpo de la muchacha y pensando en mi familia comencé a recordar los primeros años de vida de mi nieto Morty, la infancia de mi hija Beth y las andanzas de la pequeña Summer.

Unas cuantas lágrimas se amontonaban en mis ojos mientras yo luchaba por no dejarlas salir, no iba a llorar por una tontería así y menos en un sitio como este, no iba a permitir que me vieran en un momento de debilidad, Dios, la falta de alcohol de verdad que me está jodiendo mucho.

-¿Rick? -escuché que me llamaba una voz femenina en un suave susurro.

Rápidamente limpié como pude mis ojos con mis hombros, no podía hacerlo de otra forma puesto que estaba esposado a esa puta "celda", me agradecí a mí mismo el no haber derramado aquellas lágrimas ya que eso sería más difícil de limpiar.

Miré a la muchacha que yacía a mi derecha quien me miraba atentamente sin despegar los ojos de mí, ¿no se supone que estaba profundamente dormida? Joder, espero que no me haya visto siendo tan gilipollas.

-¿Sí? -pregunté en el mismo tono de voz que ella apartando la mirada fingiendo nuevamente desinterés.

-¿Puedo preguntarte algo? -dijo entonces ella con una mezcla de duda y preocupación, no puedo negar que aquel tono de voz me causó curiosidad pero seguí sin mirarla.

-Me... Me da igual -le respondí titubeante por mi maldita tartamudez fingiendo indiferencia nuevamente.

-¿Por qué estás aquí? -preguntó entonces un tanto indecisa pero notablemente curiosa.

Fue entonces cuando dejé de mirar al frente y mis ojos viajaron hasta chocar con los suyos, la miré fijamente durante lo que para mí fueron cortos segundos mientras pensaba y organizaba las palabras mentalmente, ¿cómo le explicas a alguien que has cometido todos los putos crímenes que existen e incluso has inventado algunos nuevos?

-Por todo -atiné a responder para luego apartar la mirada de nuevo.

Podía sentir como la mirada de la muchacha recorría todo mi cuerpo para segundos después escuchar una pequeña y dulce risita por lo bajo, esto me sorprendió y no pude evitar que mi mirada viajara veloz hacia ella, es la primera persona que reacciona así cuando le digo que he cometido absolutamente todos los delitos existentes.

Contigo pero no sin tí. [Rick x Tn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora