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Vi a mis alrededores y divisé que a August igual le sucedió lo mismo, pero a mi Elizabeth no-.

Robert empezó a desaparecer, como si fuera ceniza y el viento la dispersara a, quizá, un lugar mejor.

Algo había pasado, la inquietud de todos se notaba, no se había logrado el ritual correctamente. A algunos no les aplicaron “la vacuna del último sueño”; esta vacuna borraba todos sus recuerdos, todo aquello que hicieron en vida y en muerte, sus recuerdos felices, tristes, todo.

El último error de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora