Epílogo

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(A/N): Me da mucha pena, de verdad que mis dedos querían seguir escribiendo este fic, pero es el primero que publico (aunque esté llevando otros ahora a la vez) y creo que he llegado al punto que quería llegar. Quiero agradecer a todas las personas que me han acompañado hasta aquí que le hayan dado una oportunidad a esta historia. También a las personas que han recomendado este fic.

Eren parpadeó confuso, ya que no reconocía el techo de la habitación en la que acababa de despertar. Su desnudez le recordó lo sucedido la noche anterior con el cabo y su mano buscó a tientas sobre el colchón el calor del cuerpo del otro. Sin embargo, se encontró con la superficie arrugada de unas sábanas que ya no guardaban el calor corporal de Levi.

El muchacho se incorporó sobre los codos, bostezando y estirando sus agarrotadas piernas. La cama del cabo era la más cómoda que había probado en su vida. No entendía por qué aquel hombre tenía esas ojeras, después de haber dormido en una celda, nada se le antojaba más agradable que aquella cama, que despedía un aroma a lavanda mezclado con el que habían dejado sus cuerpos. El muchacho meneó la cabeza, incluso la cama de ese hombre olía bien.

Sonrió al recordar las palabras de Levi, quizás podría dormir en ese colchón todas las noches.

La puerta del dormitorio se abrió repentinamente y el muchacho apenas tuvo tiempo de reaccionar para tapar su cuerpo. Suspiró aliviado al comprobar que la persona que acababa de entrar era el propio cabo.

-Buenos días -saludó Levi, dirigiéndole una fugaz mirada.

Demasiado fugaz para el gusto del muchacho.

El cabo depositó una cantidad de papeles sobre su escritorio, estaba vestido con el uniforme y lucía bastante despejado.

Eren se restregó los ojos con una de sus manos, retirándose algunas legañas que aun tenía pegadas en sus largas pestañas.

-¿Cuánto he dormido? -preguntó con voz ronca.

Levi se giró, apoyando su peso contra el escritorio.

-Lo que necesitabas dormir. Ten -le lanzó un envoltorio parecido al que días antes se había encontrado Eren en su mesita de noche.

El muchacho lo agarró al vuelo a pesar de los escasos reflejos que presentaba recién despierto. Le dedicó una mirada de gratitud al cabo, aunque detestaba sentir que había cierta distancia entre ellos.

-He conseguido guardarte algo antes de que esa chiquilla acabara con todo -continuó Levi, refiriéndose a Sasha-. Deberías aprovechar que no hay reclutas en los pasillos para volver a tu habitación, esta mañana Mikasa estaba llamando a tu puerta, tuve que decirle que te dejara descansar.

Eren se echó a reír al imaginar a su compañera aporreando la puerta de una habitación vacía. Si Mikasa ya había regresado del hospital, significaba que era bastante tarde.

-De acuerdo, me arreglaré en seguida. Gracias por el desayuno -el muchacho se sentía agradecido con el gesto, pero al mismo tiempo se sentía molesto ante la máscara de impasibilidad que volvía a mostrar el cabo.

Después de todo lo que había sucedido la noche anterior, necesitaba provocar algún tipo de reacción en el otro que le demostrara que no se lo había imaginado todo. Aunque la sensación que sintió en el trasero al incorporarse fue confirmación suficiente.

Se levantó sin ningún pudor ni intención en ocultar su desnudez y avanzó hacia donde se encontraba Levi, que trataba de desviar la mirada hacia un punto de la pared del fondo. Cuando Eren lo tuvo cerca, pudo deleitarse con el olor del jabón que utilizaba su superior, quien presentaba un aspecto impecable. El muchacho fue consciente entonces de que su cuerpo olía a sudor y sexo, además del aliento mañanero con el que se despertaba todas las mañanas. Probablemente Levi se sentiría disgustado si lo besaba en ese momento, pero necesitaba algo de contacto físico por parte del otro, pues temía que se arrepintiera de sus actos.

Ya'aburneeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora