62 14 1
                                    

Me miró de soslayo, no me noto del todo. Después nuevamente me vio y al fin supo de mi presencia. La mire correr hacía mi, nunca la habia visto hacer eso, pero sucedió.

-Erick - exclamó gritando y soltando lágrimas.

Me abrazó.

-Mamá -tambien les permití a mis lágrimas escapar de los confines de mis pupilas.

Juntos sollozamos por un bréve momento.

-Vamos para la casa-dijo con su voz ya serena.

-Esta bien, vamos-respondí.

Nos subimos a un taxi, mi mamá dio la dirección a la persona que manejaba el vehículo y en todo el transcurso del camino no hablamos casi nada. Al llegar, observe que alrededor de la zona muchas cosas habían cambiado.

Caminé a mi antíguo hogar con mi única maleta. Al entrar vi como una gran cantidad de gente vestidos con atuendos oscuros. Se encontraban velando el cuerpo de mi padre, antes de enterrarlo y dejarlo partir a otro destino.

El ataúd, se hallaba situado en el centro de la sala. Me aproximé con pasos firmes y taciturnos. Mire en el interior y vi a mi padre. Su vestimenta era elegante, muy diferente a la mía. ¿Quién diría que él moriría antes que yo?

Me acerqué a mi maleta abrí un pequeño bolsillo. Saqué una pequeña rosa que compré en la salida del aeropuerto y la acenté en el ataúd.

M I   E S T R E L L A.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora