E.L.E.N.A.; nombre confidencial.

Apartado N°4.- En sus ojos

Una nueva mañana con una nueva meta. La única forma de ayudarla era volviéndome su amiga. No es algo que yo haya tomado a la ligera puesto que la noche anterior no pude pegar un ojo. A veces sentía miedo. Miedo de que al conocer su historia no supiera como ayudarla realmente. No quería ser su superhéroe personal solo quería tratar de ser su amiga.

La escuela estaba como siempre, al igual que nuestro salón. Como lo supuse Elena, no asistió a clases.

Me quede observando a mí alrededor y noté que ya todos mis compañeros tenían sus grupos armados, al igual que yo. Todo mundo se encontraba de alguna manera posicionado como si fuera un raro tablero de ajedrez, en el cual al centro se encuentra su rey o reina, a su lado las torres, alfiles, caballos y aquellos a quienes creían inferiores los aislaban en alguna esquina, tratándolos como peones. No me había dado cuenta debido a mi recurrente fijación por Elena pero así era desde hace un largo tiempo.

Donde estaba Elena, cuál era su lugar. Bueno, se encontraba en ese espacio vacío, ese espacio al cual nadie se acercaba.

Me levante de mi silla y me dirigí hacia el asiento de Elena. Cogí su silla y me senté. A nadie le importó o nadie dijo palabra alguna ni siquiera mis amigos preguntaron porque me sentaba en su puesto. La única pregunta de mi amiga fue, si quería cambiarme de puesto junto a la ventana, no había problema. Yo, me quede en silencio, no le contesté. Adopté la posición que había visto muchas veces en mi compañera, esa mañana ausente y cerré los ojos, recordé cada escrito que había leído de aquel cuaderno.

"Me encuentro en soledad, aún cuando me rodea la gente.

te siento junto a mi, aunque estés ausente.

Tu presencia es lo único que me mantiene viva,

junto a la idea de que tal vez renazcas junto a mí en otra vida.

Recuérdame como yo lo hago cada mañana,

cada día, cada noche, como la que te extraña.

Prefiero estar allá junto a ti,

que en la penumbra sin fin.

Esta es mi penumbra,

esta es mi condena.

Esperaré paciente,

mientras se cumple mi pena..."

(recomendado escuchar para disfrutar más de la lectura)

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Sentir el bullicio al rededor. Sentir la tormenta pero permaneces en calma. Todo giraba a mi alrededor pero yo permanecía inmóvil, era una con el aire, con el sonido, con la luz... no existía.

Siempre pensé que eran nuestros compañeros y hasta yo misma, quienes la dejábamos a un lado, pero por fin comprendí que era ella misma. Ella no quería ser parte de nosotros, pero no solo de nosotros, sino del mundo entero.

Por unos instantes que no supe cuánto tiempo fue, no era yo, no era Elena, no era nadie.

Me desperté súbitamente cuando mi amiga me tomó por los hombros y me señalo con su índice, que el profesor ya había llegado a la sala. Recogí mis cosas desde mi asiento y me devolví al puesto de Elena, en el cual planeaba permanecer todo el día.