①.

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YoonGi había entrado al instituto como lo hacía cualquier estudiante en un lunes: terriblemente cansado.

Saludó a sus amigos, los cuales se veían igual de fastidiados con la escuela, y comenzaron a hablar como lo hacían diariamente.

-¿La fiesta del sábado estuvo buena? -preguntó NamJoon, el menor del círculo amistoso.

-Dios, no -reprochó YoonGi-. Fue una jodida mierda.

-Oh, ¡vamos! -exclamó HoSeok-. ¡Tú eras el alma de la fiesta! ¡Eras el alma de mi fiesta! ¿Cómo es eso posible? -preguntó dramáticamente.

-Alma de la fiesta, mis bolas -respondió el contrario y todos soltaron una carcajada por lo hostil que podía llegar a ser.

Siguieron charlando animadamente de su fin de semana, de lo aburrido que había sido el de NamJoon; cómo el mayor del grupo, SeokJin, había dormido todo su fin de semana; y sobre las tonterías que hicieron el par restante, YoonGi y HoSeok, en la fiesta del último. Cuando sonó la campana, todos se apuraron a ir a sus clases, pues, según el director, la escuela era lo más importante de la vida.

YoonGi suspiró, preparándose para lidiar con los profesores, y se dirigió a su casillero, dispuesto a recoger sus libros y dejar que su infierno comenzara, cuando un papelito cayendo de su casillero lo distrajo.

Se agachó para levantarlo y lo desdobló, curioso de lo que era. Vio que era una nota de algún remitente anónimo. Tenía una caligrafía muy linda, aunque un poco descuidada.

«Min YoonGi, eres tan, tan lindo. Quisiera hablarte. Quisiera ser tu amigo. Quisiera que me notaras. Pero ni siquiera has puesto atención a mi nombre...

PJM»

YoonGi la leyó, releyó y volvió a releer para estar seguro de que él era el Min YoonGi de la carta. Se sintió un poco avergonzado, pues era la primera vez que alguien demostraba tanto interés por él, y no sabía cómo sentirse.

Aquella nota estuvo dando vueltas por su cabeza durante toda la noche. ¿Quién podría ser PJM?


[ anónimo ; yoonmin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora