[ anónimo ; yoonmin ]

⑦.

YoonGi llegó al instituto y lo primero que vio fue a su mejor amigo con una sonrisa burlona en su boca. Sí, se había enterado de lo que pasó con JungKook. Y sí, estaba listo para molestarlo todo lo que fuera posible.

— Así que, JungKook, ¿eh? —preguntó cuando estuvieron cerca, dándole codazos en el brazo y recibiendo insultos por parte del mayor—. Pensaba que eras más inteligente, hyung.

— Y lo soy, cállate; esta vez mi cerebro no ha funcionado bien —se excusó encogiéndose de hombros, como si no importara mucho. Y, como si eso fuera verdad, se dio cuenta de algo—. ¿Y tú cómo sabes, mocoso? —pudo ver cómo la sonrisa del menor se borró y comenzó a rascar su nuca, buscando una respuesta, la cual no llegó—. Te pregunté algo, responde —exigió—, ¿sabes quién es?

— Sí...

— ¿Quién es?

— Yo no puedo decirte, YoonGi —lo miró, algo apenado; sabía que su amigo en serio quería saber quién le mandaba aquellas notitas demostrándole afecto—. Se lo prometí a TaeHyung —dijo mientras el mayor hacía ojos de perro abandonado, tratando de hacer que su mejor amigo le diga, y pareció funcionar, pues éste suspiró y lo vio a los ojos, sonrirndo—. Pero no me dijo nada sobre darte pistas; así que, si tratas de buscarle, mira para el frente —y se fue risueño, dejando atrás a su amigo confundido, sin saber a qué se refería.

Decidió no pensarlo demasiado, pues la última vez había acabado con JungKook en el baño. Así pues, recogió sus libros y sonrió al ver la nota encima de éstos.

« YoonGi, YoonGi, YoonGi. Seguirás insistiendo hasta que te diga quién soy, ¿no?
Pero, no lo lograrás preguntándole a todo el mundo. Tampoco te diré que te vuelvas un espía y hagas exámenes de ADN. Pero, si realmente quieres conocerme, puedes pedírselo a TaeHyung cuando quieras. ;)

PD; si quieres volverte un espía, no mires para arriba, no soy un edificio. :^)

PJM »

YoonGi no supo cómo responder, pero, ¿a quién le respondería de igual forma? Vio la hora, y se dio cuenta de que su profesor de español ya no le dejaría entrar, pues habían pasado ya veinte minutos. Sacó los libros de la segunda hora y fue a vagar por los pasillos, necesitaba pensar. En serio necesitaba hacerlo.