Todo comenzó con un chico al que conocí por destino, al verlo a los ojos me quedaba hipnotizada de lo hermoso en cualquier sentido que era. Fue como un cuento de hadas, todo muy romántico y perfecto, ¿os imagináis que yo pasé por eso?- río a carcajadas- pues no, lo mío resultó lo contrario, y por eso vine aquí, para contarlo.
Yo era una Idol internacionalmente reconocida, el sueño de muchas personas, pero aseguro que no es todo como un mundo fantástico y maravilloso en el que todo es fácil pudiendo llegar a la cima rápidamente tal y como lo pintan en otras partes. Para conseguir llegar a grandes escenarios y tener buenos productores necesitas ser bella, tener curvas por doquier, caer bien a todos e incluso en un caso extremo acciones prohibidas, en resumen un cuerpo de modelo y una mente muy abierta para cualquier ocasión que pueda surgir. En cuanto ya estaba en la cima caí hasta el fondo, sin tener el apoyo de nadie y como si no hubiera sido alguien en esta vida, de vuelta al inicio, gracias a unos asuntos por los que tuve que pasar desgraciadamente, no se lo deseo a nadie porque fue como haber encontrado el infierno mismo en esta vida.
Pensar que en esta vida no se tienen problemas es el máximo error, todos aquellos que la pasan sin dificultades no tiene ni idea de lo que hace y jamás experimentarán cosas que yo tuve la suerte de tener, pues si eso no ocurre llegarán cosas o aspectos menos agradables de lo que yo tuve.
Ni mucho menos me decaí (bueno puede que al principio no pudiera creer nada de lo ocurrido pero aun así seguí hacia delante), muchos no lo hubieran conseguido si no saben controlar sus emociones y saben cómo se sienten, pero cuesta trabajo, me incluyo en ello. Pasé poco más de un año sin tener nada como trabajadora, solo puestos como limpiadora, cajera, repartidora de papeles, y así puedo seguir sin mejorar este.
Me escondí del mundo cambié todos mis archivos para poder tener una vida nueva sin que otros estuvieran persiguiéndome mientras me hicieran la vida imposible.
Un día inesperado, mientras trabajaba como sirvienta en un café, se presentó delante de mí un joven aparentando más o menos mi edad, eso sí que lo adiviné. Quedé muy sorprendida ante su aparición tan repentina, además solo para mí. Agarró mi muñeca en un instante y me llevó hasta el espacio privado del personal. Mi corazón aumentó por un momento el pulso dejándome anonadada por la situación sin saber cómo reaccionar.
Era un chico bastante alto, podría superar el metro ochenta fácilmente aunque tampoco quiero pasarme, un cuerpo escultural y fino, pero a la vez marcado, ojos de color miel con una mirada estrecha y penetrante, labios de tamaño mediano y algo agrietados pero no mucho, de cabello azabache brillante con un poco de largura, haciendo una raya en el lado echándolo hacia el lado derecho y el otro un poco más corto casi rapado. Es lo único que pude ver en cuanto me acorraló contra la pared poniendo sus brazos con mi cabeza en medio de estos sin dejarme ir.
Cómo no, por un momento no sabía qué hacer, pues no me dio tiempo ni a reaccionar, hasta que mi mente se enfrió y me lo permitió, y así acabé, estallando.
-¡¿Se puede saber qué es lo que está haciendo?! ¡Lo primero es que no puede coger e interrumpir mi trabajo como si nada, y mucho menos entrar en una zona restringida!- no soportaba que no tomaran mi consentimiento de los actos sobre mí por lo que lo primero que me vino a la cabeza fue gritarle con el ceño fruncido.
-¿Esos son los modales que tiene la antigua estrella? Vaya, y yo que pensaba que sería más cortés y me darías una buena bienvenida-respondió mirándome desde arriba de forma seria, pero por el momento no intimidante.
Aquello me dejó impactada, sabía cuál era mi verdadera identidad. No se me ocurría que hacer ante ello pero decidí actuar como si eso no importara.
-Cómo quieres que la de si me cogiste sin permiso, solo es un maleducado, grosero y malcriado- tomé aire y como trabajadora de este debía calmarme tomando conciencia de ello- le pido que se marche ahora mismo, haré como si no hubiera pasado nada y diré que solo fue una urgencia de un amigo o algo así.
-Ajá, interesante y a la vez no. Como sea, no pienso perder más el tiempo, se me hace tarde por tu culpa- después de decir aquello me cogió y puso en su hombro como si fuera un saco.
En cuanto hizo eso no paraba de quejarme, diciendo de todo para que me bajase además de moverme dando patadas y puñetazos, pero él no hacía nada más que fruncir levemente su ceño y seguir caminando por el café mientras todos miraban extrañados sin entender nada.
En la puerta esperaba un coche enorme, casi una limusina, al cual se dirigía muy decidido sin escuchar nada de lo que decía, totalmente como si fuera algo sin opinión, hasta entrar y dejarme tumbada a la fuerza en los asientos, y así el auto arrancó rápidamente dirigiéndose a su destino.
Estaba algo aturdida por el lanzamiento brusco en los asientos, aunque solo estaba algo aturdida, pues eran bastante cómodos, pero aún en mi cabeza no cuadraba nada de lo que estaba pasando, hasta que sus primeras palabras salieron a la luz.
-Bueno, primeras normas, no hagas preguntas a no ser que te dé el permiso, nada de intentar escapar, nada de quejas y protestas, olvídate de tu antiguo trabajo, ten un buen comportamiento y se educada, sobre todo obedéceme, si no lo haces tendrás castigos y no creo que sean agradables, pues es para que mejores tu forma de ser ante mí, debes someterte bajo mi control, y vuelvo a repetir, no preguntes- se sentaba enfrente mía con las piernas en paralelo y los brazos cruzados como símbolo de estar cerrado a cualquier comentario o protesta.
ESTÁS LEYENDO
Secreto de... Shhh
Teen FictionSu pasado oscuro será revelado por ese hombre que apareció ante ella para "salvarla" de su actual vida desastrosa después de caer en picado en el mundo del espectáculo. Parece no poder escapar de sus garras, pero los motivos están por llegar mientra...