[TRAD] House of Cards.

3. Think Of It Like An Army: 2.3

— Muh... Maestro eso se siente tan malditamente bien.

Jungkook balanceó sus caderas un poco más fuerte, deslizándose más profundo dentro de él. Jimin estaba tan caliente y mojado alrededor de su polla por una mezcla de lubricante y esperma derramado que cada empuje causó una lenta quemadura en la profundidad de la boca de su estómago. No pudo evitar balancear su peso con una mano para poder tocar el escaso metal que estaba entre sus omóplatos. Nada más que una pulgada o más, pero suficiente para jugar. Mientras tocaba la cadena, sus otros dedos se enroscaron para agarrar las sábanas.

— ¿Qué tan bien, doll1?

Después de tres copas de champaña y de que el otro hombre se subiera a su regazo para acariciarlo, no fue una sorpresa que hubiera evolucionado tan rápidamente. Por lo general, toma algo de tiempo, algunas burlas y juegos, pero esta noche no. No, Jungkook había estado en el penthouse por menos de media hora y ya tenía su traje por toda la habitación. Su camisa estaba en el diván de cuero, según recordaba, con los pantalones apretados en algún lugar del suelo. No había ropa interior Jungkook tenía muy poca necesidad de ropa interior, simplemente se ponía en el camino.

¿Cómo puede resistirse a Jimin? Cuando entró en la suite, el otro hombre ya estaba recostado sobre la mesa de vidrio, con una botella de champán abierta en preparación para él en un cubo de hielo. No llevaba nada más que su collar y un par de bragas de seda a juego. Él estaba usando su collar "bueno"; el que era una fina pieza de terciopelo color crema enhebrada a través de eslabones de oro. No era una placa de oro, sino una pieza real de 24 quilates de puro frío y reluciente oro a lo largo de la longitud que cubría la parte frontal de su garganta. El buen collar con la etiqueta dorada grabada con el nombre "Doll". Jungkook no la había llevado a grabar por un profesional, sino que lo había hecho él mismo cuando lo había comprado, sentado entre las piernas de Jimin con una herramienta de grabado para que pudiera rayar las letras en el oro. El otro hombre lo había visto trabajar en ese momento, con el aliento tibio en el cuello y los brazos colgando de los hombros para jugar con los botones de su camisa. El hecho de que lo había firmado con sus propias manos lo había sentido mucho más auténtico.

Propiedad real.

Él había grabado dos collares para Jimin. El bueno y el malo. La vista del bueno alrededor de su cuello esta noche había sido un signo de lo que vendría.

Jimin había ladeado la cabeza mientras sostenía una copa de champán. El movimiento había hecho que la etiqueta brillara en las luces del techo y había sido casi tan brillante como sus dientes detrás de sus labios. Oh Jungkook simplemente no había sido capaz de controlarse, bebiendo solo tres vasos antes de arrastrarlo fuera de su regazo y arrancarle las bragas. Luego había llegado la danza incómoda de las extremidades y las ropas enredadas mientras él luchaba por llevarlo a la cama en la planta baja, Jimin se reía ebrio todo el tiempo. Era un baile al que estaba muy acostumbrado, y sin embargo el sonido de las risas de Jimin; entrecortado y dulce, todavía lo afectó de la misma manera. Todavía hacía una pequeña y apretada espiral de calor extendida en su estómago inferior.

— Joder, — maldijo Jimin, el gemido forzado y roto escapó de sus labios. —Maestro, estoy go-goteando. Las sabanas se arruinarán.

— Da la vuelta, Doll, — instruyó Jungkook, saliendo de él. En cualquier otro momento, simplemente habría tirado de la correa, pero actualmente no estaba unido al lazo de metal en el frente. Jimin hizo lo que le ordenó, volteándose sobre su espalda y extendiendo sus muslos para él sin que se lo pidieran. Jungkook se agarró de las rodillas y empujó sobre ellas, inclinándolas hacia adelante para que las caderas de Jimin fueran levantadas de la cama. Luego agarró sus tobillos y los empujó con fuerza. Los presionó contra el marco de metal de la cabecera y miró al otro hombre.