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— Buenos días... — YoonGi habló, con la voz ronca que solía tener por las mañanas. Miró la pequeña plaquita de metal que se sujetaba a la tela de aquella camisa roja. — JiMin. — el pelirosa se ruborizó levemente. — Ese es mi nombre. — sonrió dulcemente al rubio.

adorable

— ¿Lo de siempre? — YoonGi se quedó mirando un poco los diferentes tipos de porciones de tarta que habia a la vista. — Creo que hoy... Hoy será día de cambios JiMin. —Sonrió — ¿Podrías ponerme un trozo de trata de queso con arándanos, por favor?

—Creo que es una buena elección Agust Hyung. ¿Algo para beber? — YoonGi miró hacia donde HoSeok se encontraba. — Un zumo de naranja, natural de ser posible.

Pagó y se fue a sentar a su mesa de siempre, quedando frente hacia donde el peli negro se encontraba. Miró la hora en su móvil, aún era temprano, su guardia solía regañarlo por siempre salir solo temiendo que algo malo le pasara a lo que Min solía siempre decirle  que había tomado su cereales con leche y por eso había crecido sano y fuerte y que sabía cuidarse solito.

El rubio siempre lograba escaquearse de él y no le importaba causarle un infarto al más viejo a causa de sus imprudencias.

El pelirosa llegó con la orden, YoonGi observó como después de entregarle la comida se fue a sentar frente al de cabellos oscuros y aunque él no quisiera escuchar le era prácticamente imposible.

— A lo que iba Hobi Hyung, él no era un buen chico, yo se que tu estás enamorado pero no puedes hacer nada si alguien no te devuelve esos sentimientos... —HoSeok quien escuchaba a su mejor amigo atento se limitaba a asentir y suspirar de vez en cuando. —JiMinnie... Todo me supera, yo sabía que iba a durar poco con él, pero que después de siete meses de relación me venga a decir que solo era momentáneo. Ah~ — YoonGi no podía ver la cara de JiMin, pero si podía ver perfectamente todas las expresiones del más moreno. Cruzó los brazos haciendo un leve puchero que lo hizo ver demasiado adorable a opinión del más mayor. Alejó esos pensamientos de sí, sabiendo que no era lo correcto. — Yo... Yo se que no soy lo suficientemente bueno para que él me acepte, se que no le llego ni a la mitad de lo que él es... — HoSeok se removió en su asiento — Pero te juro que pensé que si lo de llenaba de detalles no materiales, si no, detalles como el simple hecho de que se sintiera amado y dejara la soledad de lado, yo.. Yo creí que el empezaría a tener sentimientos por mi. Me ilusioné y se que soy estú- —No eres estúpido HoSeok... — lo interrumpió YoonGi mirando a la gente pasar a través de los grandes cristales. Los dos más jóvenes volvieron su cabeza hacia el. Se quedaron confundidos cuando el rubio habló y se quedaron en silencio para ver que era lo que tenía que decir.— ¿Y sabes porqué? — YoonGi miró a HoSeok esta vez. —Por que amaste, le amaste con todas tus fuerzas y probablemente eso... Él nunca lo volverá a experimentar. Tu no pierdes nada, le amaste y estuvo bien, ¿no? — expulsó aire por la nariz a la vez que negaba. — No todos tenemos el privilegio de experimentar ese tipo de amor... De dolor. Así que no te sientas estúpido por algo que no salió bien, no fue tu culpa. No debes sentirte que no eres lo suficientemente bueno para alguien. Porque llevo viniendo al menos un mes por acá, siempre te veo sonreír, siempre veo con la amabilidad con que tratas a las personas y como le vas dando parte de ti a cada una de ellas... — YoonGi tomó sus cosas y en su camino hacia la salida se detuvo observando hacia la calle. —eres lo suficientemente inteligente para sabes que te mereces ser feliz. —miro de lado hacia los chicos sin mirarles directamente — y no con cualquier tonto.

Diciendo esto salió por la puerta, la campanita volvió a sonar y JiMin y HoSeok aún no podían salir de su asombro ante las palabras del rubio. A HoSeok le tomó algunos minutos procesar aquellas palabras que le habían sentado tan bien viniendo de alguien no tan desconocido, sabía que tenía razón, sabía que merecía más, que merecía ser feliz pero era un necio.

YoonGi empezó a caminar por las aceras, escuchando canciones del tipo navideño que aveces llegaba a odiar pero no podía, una pequeña llamita calentaba su corazón permitiendole sentir las letras de cada una de las canciones. Los adornos y luces colgaban de algunas farolas, también de los arbustos, la calle estaba mojada y hacía un frío que calaba los huesos, se abrazó así mismo expulsando aire por la boca observando el vaho. Pensaba en la plática de los chicos, ¿cómo alguien tenía el valor de utilizar a alguien solo para pasar el rato?, darle alas para después dejarle caer, eso era despiadado, el sabía como se sentía, por que él había hecho ese tipo de cosas aunque dejaba las cosas claras más de alguno se ilusionaba pero él no tenía la culpa y a pesar de eso siempre se sentía mal, porque no quería *pasar el rato* con alguien.

How can an angel brake my heart? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora