GABRIEL.

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Corre hasta el baño. Cada vez se hace más incontrolable y no puede evitarlo. En parte le gusta y en parte no. "Estas enfermo", le han dicho. "Aún eres muy joven, no te preocupes", le dicen otros. Lo único que Gabriel sabe, es que la erección que le provoca Erika Smith va más allá de lo que puede controlar, y solo atina a encerrarse en el baño del colegio y abrirse el pantalón de lino gris.

Se deja caer con pesadez sobre el inodoro y corre la tela de su boxer hacia abajo, dejando a la vista su falo duro y tibio. Gabriel está jadeando y permanece con la cabeza hacia delante por unos segundos mientras observa su propia carne. De su glande ha empezado a salir el tan conocido líquido transparente.

—Mierda —gruñe, mientras con su mano empieza a intentar aliviar tremendo problema. —Mierda...

Era increíble cómo podía excitarlo una persona tan ruin y a la que tanto despreciaba. Erika Smith era todo lo que Gabriel odiaba en alguien. Deseaba golpearla hasta que su cabeza estallara en mil pedazos, pero sin embargo, ahí estaba, masturbándose en el baño mientras pensaba en cuanto la odiaba y en cuanto desearía tener sexo, con ella hasta que cayera inerte sobre el suelo.

—Oh... Mierda, mierda —jadea, sin poder contener más el orgasmo y muerde su mano con fuerza para no ser escuchado.

La contracción es inminente. Los pies le hormiguean y siente un calor impresionante en su cara. El músculo de su brazo está ardiendo pero no puede detenerse, está muy cerca de correrse y de hacer un desastre. La intensidad de la masturbación aumenta y a los pocos segundos el primer chorro de semen salta, manchando la loza de la pared. El segundo y el tercero caen en su camisa escolar. Gabriel jadea intentando recuperar el aliento, mientras su cuerpo se relaja y el olor a esperma invade todo. Odia como siempre se queda tan a gusto luego de masturbarse tan intensamente. Es lo único que le agradece a la desgracia humana de Erika.

—Te odio —susurra, mientras toma unas hojas de papel de baño y comienza limpiarse y a limpiar la loza.

Se asegura de haberse cerrado los pantalones y de peinarse un poco antes de salir del cubículo. Se hecha un poco de agua sobre la cara y se dirige de nuevo a clases.

ANTISOCIALES. [+16]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora