Me levanto. Los días parecen más carentes de personalidad, más lineales. Si algo me ha enseñado estar compartiendo habitación con él, es que todos están aquí, ignorantes, la mayoría simplemente pasando sus vidas. Sin metas, sin personalidades.
Me divierto en el mercado, escogiendo las mejores manzanas rojizas. Él se coloca a mi lado y me susurra con tiernos fingidos lamentos:
«La gula es un pecado. ¿No te has visto por un momento? Esos rollos... se ven horribles»
Así, la manzana es dejada a un lado.
Río con amigos, la mayoría hombres. Un chico me gusta, me hace sonrojar cuando me mira. Él se coloca a mi lado, y susurra:
«Sólo quiere follarte»
Así, la confianza se desvanece.
Camino a casa, y la lluvia cae sobre mí. Cae en gotas sueltas, para luego caer en manadas hambrientas. Es cuando se acerca, y me susurra, riendo:
«Yo no te pedí que hicieras eso por mí, fue tu decisión. Así que no me molestes con tus lágrimas»
Así, las lágrimas son contenidas hasta no sentirlas por dentro.
Cuando llego a casa, deprimida. Él está abierto de brazos. Mi mente ya está rota para luchar en contra. Voy a sus brazos, y por un momento cálido, logro sentirme bien.
Es cuando me susurra:
«Buena chica»
Y me rindo.
Convivir con el diablo me ha enseñado muchas cosas, muchas malas; pero está aquella pequeña parte... Ese momento de calidez, que por un momento te llena.
Simplemente, los límites no existen.
Porque, ¿Cuántas mujeres no quieren a un diablo?
¿No se cansan?
Al parecer, yo no.
¿Cómo sigo aquí?
Y ahí, es cuando ríe. Esperando el momento perfecto para lanzar un suave susurro con el que destruir mis pensamientos.
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Bellísima
PoetryA lo largo de la vida, se viven emociones y se encuentran pensamientos nuevos. Se imaginan un mundo de luz y oscuridad, donde todo es bello, inclusive lo destruido del mundo. Bellísima, como la vida misma. Poemario de imaginaciones.