》Killian Jones, un hombre que ha visto y vivido en carne propia lo que es perder el amor de una y mil maneras. Se convirtió en el pirata más temido en los reinos, y cada puerto al que arriba debe pagar un alto precio para poder seguir existiendo en...
Esa noche era demasiado mala para James, lo que era una vez festejo se convirtió en su peor pesadilla. Después de que Killian se fuera, el baile tuvo que ser cancelado por que el rey estaba indispuesto. Emma trató de ir a hablar con su padre, pero él sólo se encerró en su recámara sin decir nada. Estaba demasiado triste por ver de esa manera a su padre, pensaba que le había decepcionado y más porqué no quería hablar con ella. Su madre estaba despidiendo a los invitados, y ella sólo quería explicarle que no era su culpa, que nada de lo que ella iba hacer era por él. Si no por su propia cuenta, deseaba abrazarlo, pero James no respondía ante las palabras de su hija.
Él sólo se sentía demasiado impotente, recordando las palabras de Killian, definitivamente él no podría protegerlas, no podría hacerlo. Le daba aún más coraje el saber que su pequeña tendría que afrontar sola las cosas, empezando por ese pirata y la deuda de él en el pasado. Aunque deseaba maldecir al Garfio, no podía porque si eso hacía, era como maldecir a su familia y a su amor verdadero.
Sentía una gran impotencia, hasta de pronto escuchó algo que no esperaba por parte de su hija, y le destruyó el corazón.
-. ¡Papá! Se que estas ahí, se que me estas escuchando, y si no me quieres abrir la puerta está bien - (limpió sus lágrimas) - ¡Estoy orgullosa de ti, de mi mamá! Pero esta pelea con Regina ya no es tuya, ni de mi mamá. ¡No es tú culpa me escuchas James Nolan! ¡No es tu culpa! ¡Te amo papá, y espero que lo puedas entender! - (respondió llorando, sin más y sin recibir una respuesta)
Emma salió de ahí en dirección a su recámara. Se acostó sobre su cama tirándose en llanto, y tratando de asimilar que apartir de mañana su vida se convertiría en una porquería a lado de Killian Jones.
Al día siguiente...
Los rayos del sol estaban entrando por la ventana del camarote del gran capitán. Sintió depronto fría el otro lado de la cama, como todos los días pero ya no más. Los recuerdos de una noche anterior invadieron a Killian, quien se levantó a preparar todo con sus hombres para lo que le esperaba de ahora en adelante. Se metió a dar una ducha, sólo pensando en Emma y el gran momento que vivió con ella al tenerla cerca, y bailar solamente los dos. Su corazón empezaba a temblar más de lo que imaginaba. Sintió como el agua le cayó en su cabeza, al principio era fría como una tormenta, y cerrando los ojos recordó ese momento.
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