Five

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Ahora que los Vulturi sabían de mi existencia, era imposible esconder mi deseo de reencontrarme con los gemelos. Durante siglos estuve al lado de Garret como su acompañante y tal vez algo más, pero ahora, tenía la oportunidad justo frente a mí, por lo que, con el mayor pesar del mundo, me despedí de mi fiel compañero.

-No te preocupes- había dicho Garret con una sonrisa- sabía que este momento pasaría, me alegra que al menos te vayas por tus amigos y no porque ya no me soportases.

Garret se había tomado bien la noticia, pero los dos sabíamos que si no estuviéramos muertos, ambos estaríamos llorando a mares.

Como último favor, Garret me había presentado a un amigo suyo, Eleazar, un vampiro parte de la guardia que podía reconocer los dones tanto de vampiros como de humanos (aunque estos últimos con un poco de dificultad)

Eleazar había quedado impresionado con mi don ,exponiendo que, además de servir en batalla, podían enviarme para espionaje, eso era algo bueno ya que entre mayor poder mayor rango.

Pero no todo fue tan fácil, aun sí Eleazar le comento sobre mi don a los líderes y de mi interés en participar, la guardia tenía problemas mayores.

Los asquerosos niños inmortales.

Una vez, Garret y yo nos topamos con uno, el condenado era jodidamente tierno y, aunque Garret quiso conservarlo, le arranque la cabeza en seguida a pesar de su mirada tierna.

En mi defensa, aguante la ternura de Jane en su niñez, podía soportarlo.

Aun así, mi deseo por ver a los gemelos era cada vez mayor por lo que pensé que si una sola recomendación no servía, dos debían ser suficientes.

Así conocí a Demetri, él estaba en una misión y justamente yo iba pasando por el mismo lugar, una excelente coincidencia.

A diferencia de Eleazar, Demetri no iba a recomendarme porque le saliera del alma, así que utilice la segunda opción.

Mis asombrosos encantos de mujer.

Después de uno de los mejores revolcones que he tenido en mi inmortal vida, Demetri acepto hablarle de mí a sus amos (no sin antes, por supuesto, yo mostrarle mi don)

Como pensé, mi plan había funcionado, Aro se mostraba sumamente interesado en mí por lo que mando a Demetri con una carta en la que me invitaba a visitar la ciudad y quedarme en el aquelarre.

Partimos ese mismo día (no sin antes unas cuantas paradas ya que Demetri era insaciable y yo lo disfrutaba), al llegar a la ciudad me di cuenta de que era más pequeña de lo que pensaba, pero muy pintoresca.

Demetri me guio hacia un castillo antiguo donde bajamos unas largas escaleras.

Por fuera el castillo ya daba miedo, por dentro era aún más espeluznante. Sí aun fuera humana, probablemente estaría llorando del susto.

Llegamos a una gran puerta negra la cual estaba siendo custodiada por un titán.

Bueno, no.

Era un vampiro jodidamente alto y grande con músculos aterradores.

Al parecer, el y Demetri eran amigos porque se saludaron de una manera algo cómica al verse.

- ¿Esta es la nueva recluta? - pregunto el desconocido y ante el asentimiento de mi acompañante, siguió- Encantado de conocerla señorita, mi nombre es Félix.

A pesar de su apariencia atemorizante, el vampiro era, sin dudas alguien agradable por lo que me presente con una sonrisa.

Félix nos sonrió una vez más para después abrir la puerta dando así paso a tres tronos.

Aro, Cayo y Marco

Al vernos entrar, Aro se puso de pie enseguida para recibirnos.

- ¡Que magnifica sorpresa! Déjame decirte cariño que estoy muy halagado al saber que alguien tan poderoso como tú quiera unírsenos- Aro, al igual que todos los vampiros, era hermoso. Según su apariencia, tuvo que haber sido transformado en sus veinte- por favor, permíteme.

Al líder coger mi mano, tengo que admitir que me puse nerviosa, si el viese algo que no le gustase solo tendría que ordenar que me matasen y yo no podría hacer nada en absoluto.

Para mi sorpresa, su rostro denotaba felicidad cayendo un poco en la feminidad, no sabría decir quien se encontraba más emocionado con mi presencia en el castillo. Si él o yo.

-Tu poder es simplemente maravilloso- declaro con una sonrisa- estoy seguro que recibirás la aprobación de mis hermanos.

-Tengo que recordarte, que no podemos aceptar a cualquiera, Aro- Cayo, el vampiro rubio que se encontraba sentado en el trono de la derecha, hablo- ¿Qué pasaría si solo nos conformáramos con vampiros mediocres?

Auch

-Creo que deberíamos darle una oportunidad- hablo el último de los líderes, Marco- ¿Por qué no nos haces una demostración, querida?

Aro pareció complacido con la idea y Cayo solamente asintió.

Bien, ¿en quién podía convertirme? Necesitaba a alguien con un don que pudiese ser mostrado fácilmente y se me vino alguien a la mente.

Con gran facilidad transforme mi vestido en un traje masculino con capa negra, mi cuerpo se alargó y ancho y el rostro se volvió idéntico al de esa persona.

Los tres líderes me observaron atónitos mientras un humo negro salía de mis manos.

Ya con la apariencia de Alec les dirigí una sonrisa algo confusa al ver a Aro reírse como un desquiciado mientras me apuntaba a mí y algo detrás.

- ¡Son idénticos! - aclamaba Aro como un niño al ver el ultimo juguete del mercado- ¿No lo creen mis queridos?

Al darme la vuelta, contemple como Alec (el original) me devolvía la mirada confusa al verse a sí mismo; Y Jane, ya sin inocencia en sus ojos, me veía con sorpresa.

Mientras que yo, poco a poco me transformaba sin darme cuenta, en la niña de diez que no pudo defenderlos.

Masochista [Alec Vulturi Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora