El mundo arde.
No recuerdo lo que estaba soñando, tal vez con incendios, o deforestación, o incluso el mismo infierno, eso podría explicar el por qué todo a mí alrededor arde.
Me despierto sudando, ni siquiera tenía la cobija encima, pero estoy sudando desde la cabeza a los pies. Instintivamente toco mi frente, y sin mentirles siento como si pudiera fritar un huevo ahí mismito.
Hace ya varias horas mis amigas se fueron. Nos habíamos quedado discutiendo sobre el trabajo de Historia y los puntos de cada una para aclarar cualquier duda, contamos algunos chismes sobre compañeros del colegio y comentamos una que otra noticia del mundo normal. Cada vez que alguna quería tocar el tema del incidente del eclipse, yo desviaba rápidamente la conversación a otra cosa. Honestamente me incomodaba hablar de eso, porque no sabía cómo sentirme al respecto. Me explico, una ya se imagina cuáles podrían ser las consecuencias de caminar por una calle sola, con iluminación cuestionable durante la noche. Que si te pueden asaltar y robar, te pueden agredir física o sexualmente, te pueden secuestrar o pues lo peor de lo peor, te pueden quitar la vida. También te pueden secuestrar, matar, picar en pedacitos y vender tus restos como mermelada de fresa; no lo digo yo, lo dice Hollywood. Pero lo último que podrías agregar en esa lista, es que un hombre totalmente al azar piense que eres una hamburguesa doble cuarto de libra con queso o una carnita asada y te pegue el mordisco del siglo.
O sea, ¿quién hace eso?
Realmente todo el día había estado debatiendo conmigo misma sobre qué hacer. Ya me aplique mis primeros auxilios, he estado desinfectando y curando la herida, pero ¿y si no es suficiente? Sé que cuando un perro te muerde, lo primero que se debe hacer es ir a un centro de salud a que te vacunen contra la rabia. ¿Qué rayos se hace cuando te muerde una persona? ¿Hay vacunas para eso? ¿Habré contagiado SIDA? ¿O VPH? ¿Ahora me saldrán colmillo de perro y piel de oso? Las posibilidades pueden ser infinitas mientras más vueltas le doy al asunto.
Cuando mis amigas se fueron, decidí descansar un rato. Realmente si continuaba con los pensamientos rondando en mi cabeza, tenía la corazonada de volverme loca. No quería seguir pensando, quería apagar toda idea loca sobre la posibilidad de ser la próxima Catwoman, aunque la idea no me sonara tan mala si soy honesta.
Ahora resulta que estoy ardiendo en fiebre, así que esos pensamientos han vuelto a bailar la macarena en mi cabeza mientras mi ansiedad aumenta cada segundo.
Si le digo a mis padres, antes que cualquier cosa me darán la parranda de coñazos por no haber dicho nada antes, y realmente no tenía ganas de soportar eso. Ya me siento lo suficientemente mal y preocupada como para aguantarme el mega regaño del siglo. Aunque por el otro lado, pues, pude haberme contagiado de vaya uno a saber qué enfermedad e incluso podría tener los días contados. Mi debate mental es interrumpido por un zumbido de mi celular, al revisarlo veo mensajes en el chat que tengo con mis amigas.
Valentina
¿Qué más? ¿Qué hacen? ¿Qué cuentan?Sam
Nada, aquí investigando. ¿Y ustedesValentina
De verdad qué bazofia que nos enviaran ese trabajo para Navidad.
En unos días me voy de viaje.Sam
Y aun así vas a hacer tu parte.Valentina
¿Qué más? ¿Qué hacen? ¿Qué cuentan?Sam
¿Deberíamos agregar a Tatiana? Digo, para estar en sincronía con ella.Valentina
¡NI DE CHISTE! Este es nuestro chat, habla tú con ella por privado. Y si no cumple con su parte, queda fuera del grupo.
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Licántropa
WerewolfAlexia García es una quinceañera venezolana, específicamente caraqueña, quien no tiene ningún sentido común o aprecio alguno por su sencilla y aburrida vida. ¿Por qué digo esto? Respondo a esta pregunta con otra pregunta: ¿A quién rayos se le ocurre...