Capítulo 7: La verdad duele, pero te amo.

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—¡Louisa! —se queja mi madre, ante el comentario de mi hermana. Si no fuera por mis sobrinos, que están presentes en la mesa, ya me hubiera lanzado sobre ella y atacado, como un león a su presa, la detestaba, y era obvio que ella a mí también.

—Madre, solo digo lo que pienso —responde encogiéndose de hombros. —estoy segura de que es la verdad, Melanie nunca había traído un chico a la cena de navidad, es la primera vez que lo hace, y a mi parecer, no siento que sean una pareja....

—Somos una pareja —interrumpo. —te guste o no, lo somos.

—No me convences —suelta molesta—. Realmente no me parecen convincentes, ¿Cómo es que has mantenido una relación de dos años con él y hace unos meses nos dijiste que seguías soltera? Todo esto me parece una actuación un tanto mediocre, es evidente que tu novio está nervioso y duda al responder con cada pegunta que le hacemos, además, ¿Quién sale con alguien que lo conoce en un aeropuerto?

—¡¿Qué te pasa?! —grito—, Ethan y yo estamos en una relación, y si el y yo somos felices o no, eso no le incumbe a ninguno de ustedes. Lo que sea que pase en mi relación, es mi maldito problema. —digo golpeando la mesa como una niña de cinco años cuando quiere un dulce y no lo consigue.

—¡Oh! ¡No te indignes! —grita mi hermana, levantándose de la mesa.

—¿Qué no me indigne? —esta vez soy yo quien se levanta. —¿Lo ves? —digo mirando a mi madre, quien sigue sentada observando nuestra discusión—. ¡Por eso no quería venir a casa, por eso no quiero tener una familia, por eso y muchos motivos le pedí a Ethan que fingiera ser mi novio! —solté al borde del llanto—, ¡Ahí está! ¡Ya lo dije! Ethan solo estaba fingiendo, ¿y saben por qué? —observo a todos, mientras lagrimas caen sobre mis ojos. —Por qué siempre se empeñan en hacerme sentir mal, no me dejan tener la vida que deseo, ¿Qué si los compromisos no son para mí? ¡Mírense! —todos están mirándome perplejos. —tú, cada navidad o cualquier parte del año vienes con una esposa diferente, porque tus relaciones son un fracaso —le digo a mi hermano, el cual me mira asombrado, después me dirijo a mi hermana—. Tú eres una estúpida manipuladora, que obliga a su esposo y sus hijos a llevar sus vidas como tú deseas —esta vez volteo a ver a mi madre, quien puedo ver que esta dolida—. Tú, nos has criado a todos igual, y sabes que yo te amo al igual que a Jared y todas tus relaciones pasadas, pero no puedo ser la hija perfecta que quieres que sea.

Me llevo las palmas de mi mano a mi rostro para quitar las lágrimas que hay en él, una rápida mirada al comedor, y me doy cuenta de que soy la única de pie.

—Melanie, no sabía que te sentías así, lo siento mucho —dice mi madre entre lágrimas. —nosotros nunca quisimos juzgarte.

—Es demasiado tarde madre —digo dolida.

—Lo siento Lanie —dice mi hermana avergonzada. —yo...

—Déjalo así, les he arruinado la cena —digo sin ánimos, volteo al asiento a mi lado para decirle a Ethan que debemos irnos, pero su asiento está vacío. —¿Dónde está Ethan?

—Este se fue hace unos minutos —responde mi hermano apenado.

—¿Qué? —puedo sentir una punzada de dolor en mi corazón, la única persona que parecía hacerme sentir bien ya no está.

—Lanie, se ha ido en cuanto dijiste sobre su relación, se veía apenado —dice Jared y asiento, seguramente era vergonzoso para él toda la situación.

Mi madre se levanta nuevamente de su lugar y camina hacia mí, coloca sus manos sobre mis hombros y mira directo a mis ojos.

—Anda, ve y búscalo, haz lo que quieras con él —dice firme—, estoy segura de que te ama lo suficiente para seguir tu mentira, y parece un buen chico, no me importa si solo quieres volverte como tu hermano y no casarte.

—¡Oye! —se queja Jason y todos soltamos una pequeña risita.

—¡Cállate Jason! —dice mi madre divertida—. A estas alturas todos sabemos que solo te casas para que no pensemos que eres un mujeriego, pero lo eres y aun así te queremos. —todos reímos —, si quieres ser manipuladora como tu hermana selo, todos sabemos que ella le gusta tener el control de todo, pero ella en el fondo te quiere, al igual que todos nosotros.

—Lamentablemente es cierto —responde con una pequeña sonrisa.

—También yo —digo. A pesar de todas esas peleas y discusiones que siempre teníamos, se que daría mi vida por mis hermanos.

—Jared y yo estamos orgullosos de ti, y quizás todos mis divorcios, lo están, siempre has sido la favorita de la mayoría de ellos —puedo escuchar que mis hermanos comienzan a quejarse, y Jared asiente con seguridad ante las palabras de mi madre. —siempre nos has parecido valiente, honesta, y decidida, siempre pareces saber lo que quieres.

—No siempre —respondo, pensando en Ethan. —le quiero, pero tengo miedo.

—Pues tenlo —dice mi madre —, tú miedo te ha traído hasta aquí, con un joven al que amas.

—Pero se ha ido —ella niega con la cabeza.

—Sal en busca de él, no creo que este muy lejos —dice encogiéndose de hombros. —iba caminando, la nieve le impide ir muy rápido.

No puedo evitar reírme ante su comentario al igual que todos.

—Gracias —suelto de la nada—, gracias por todo.

A pesar de nuestras diferencias, no podía dejar de amar a mi familia, lo cierto era que todos éramos complicados y teníamos nuestros defectos, quizás los más grandes y no éramos la familia perfecta, pero ninguna otra familia lo era, estoy segura de que todos tienen diferencias, pero es normal, eso es lo que nos hacia una familia, nuestros defectos, y estaba orgullosa de ello.

—¡Qué esperas! —suelta mi hermana levantándose de la mesa. —fui una estúpida, lo sé, pero no quiero ser una estúpida impidiendo que vayas por el amor de tu vida —se acerca a mí y me entrega las llaves de su auto. —¡Ve y búscalo!

—Gracias —murmuro tomando las llaves y dándole un abrazo.

Sin pensarlo dos veces, salgo de la casa corriendo hacia el auto familiar de mi hermana, mamá tenía razón, estaba nevando y la nieve impedía avanzar, una vez dentro del auto, introduje la llave y traté de acelerar todo lo que pude y abrirme paso entre la nieve, aunque para mi mala suerte, el auto parecía ir a diez, pues era difícil avanzar.

No tenía ni idea de a donde me dirigía, pues no sabía en donde Ethan vivía, sin duda estaba conduciendo sin rumbo alguno, con la esperanza de que apareciera, eran pocas las personas que se encontraban caminando por la calle a estas horas de la noche.

—Vamos Ethan, ¿Dónde estás? —susurro para mí misma con desespero, la noche parecía estar bastante helada, que no sentía mis dedos y estaba segura de que él debía estar congelándose afuera.

Para el momento en el que doy vuelta en una esquina, mi corazón comienza a palpitar con gran fuerza, reconocería a Ethan donde sea que este, su cabello castaño, parecía alborotarse con la pequeña ventisca que había, sus manos estaban metidas sobre su saco y su paso lento y pesado me confirmaban que le era difícil avanzar, prendo las luces del auto para aluzarlo, este detiene su paso y se voltea en mi dirección confundido, se queda unos segundos mirando la camioneta, pero estoy segura que no puede verme, pues segundos después continua caminando. Apago el auto dejando las luces prendidas, salgo de él inmediatamente y grito por su nombre.

—¡Ethan! —mi voz suena fuerte por toda la calle, este detiene su paso y se voltea, su mirada se llena de asombro y confusión al verme. Percibo que otras emociones también están pasando por su cabeza al igual que en la mía, sin pensarla un segundo más corro hacia él para abrazarlo y plantarle un beso en los labios.

Ethan no duda en sostenerme entre sus brazos y besarme, sus labios fríos, se vuelven cálidos contra los míos, es un beso cargado de emociones, posesivo, tierno y romántico.

—¿Qué haces aquí? —susurra entre el beso.

—No podía dejarte ir —le respondo mientras lo apego más a mí, este me abraza con más fuerza mientras nos besamos—. Te amo Ethan.

Mira directo a mis ojos y me da una sonrisa que me permite ver todos sus perfectos dientes, para luego volver a besarme.

Un Novio Para NavidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora