Un poema para cada día

Ecuación de la carne

Te escribo para contarte
que tanto te pensé
que haciendo mates,
cambié de variables
escogiéndote a ti de incógnita
e igualando a infinito,
antes que a cero,
que está muy visto.
Así, despejé los problemas
para poder quedarme contigo,
y en vez de plantear una ecuación,
planteé un futuro,
que tenia como única solución
un tú y yo juntos.
¿Qué más puedo contarte?
Contigo pierdo la cabeza,
puede que los modales
y los estribos,
pero no las ganas
de estar contigo.
Que perderte a ti,
sería como perderme en parte.
No quiero, dejar de perderme
en tus ojos y en tus sonrisas,
hasta que venga
el equipo de rescate,
porque por perder, haya perdido,
hasta la consciencia de mí misma.
Y si me pierdo,
sea para encontrarte,
y si te encuentro,
sea para quedarme luego.
Que si me quedo
es porque te quiero
con tus más y con tus menos,
con tus vaciles y fantasmadas,
con tus silencios y sonrisas.
Puede que me enfades,
que me frustre y no te entienda,
pero es parte de tu encanto,
que si todo fuera fácil
sería aburrido,
y a ti a mí nos van más los retos.
Y yo te reto, a que te quedes,
que sea más que un juego,
que tenga como regla
jugar sin ropa de por medio.
Y reconozco mis malas tendencias
a enamorarme de ti a cada rato
y a pensar en ti tanto
que mi yo haya dejado
de serlo tanto,
para hacerte un hueco.
En fin, que vengo a contarte
que te quiero.