Mala costumbre

205 12 12
                                    

Tengo una mala costumbre:
la de enamorarme
de la persona menos indicada,
de quien me lo ponga más difícil,
quien traspase mis barreras
y se acomode en mi cabeza.
Y apareciste tú,
nunca dejando las cosas claras
obligándome a darte vueltas
hasta que mi yo dejo de serlo
para hacerte un hueco.
Solo quiero entenderlo
porque si "nosotros" se acabó
sin haber empezado,
dime qué me llevó a intentarlo.
Explícame qué me diste a entender
para que luego resultara no ser,
que fuera cosa de mi imaginación
que tú no tuvieras algo que ver.
Quiero simplemente saber
cuáles fueron tus intenciones,
si alguna vez me quisiste,
entonces porqué dejaste de intentarlo,
o si solo fue para pasar el rato
y enseñarme que no confíe tanto.
No sé si me gustan los chicos malos,
me gustaste tú, y no parecías malo,
me gustaba tu manera de ser
(cuando no te conocía tanto)
o es que solo me enseñaste un poco
pero me camelaste al rato.
Cómo me reía de ti, porque eso sí,
fantasma eres un rato
y como te rías en silencio
de todos mis hirientes comentarios
que iban acompañados
de una sonrisa de amor de verano.
Pudo ser nuestro verano,
el verano de mis dieciséis,
el verano de tus veintiuno
un verano más de enamorados,
pero al fin y al cabo,
el mejor verano
que hubiéramos pasado.
Tengo una mala costumbre:
enamorarme de ti a cada rato,
intentar ser razonable,
olvidarte, y de nuevo, fracaso.
Y soy consciente de cómo eres
y mi parte razonable​ no te quiere,
pero el amor es irrazonable,
y mi mente aun te grita por las tardes.
No sé si te haces de rogar,
si te gusta jugar conmigo
o si así te entretienes con todas,
si te tiró para atrás la edad
o si fue solo mi maldito carácter,
el caso es que quiero saberlo
pero tú no vas a soltar prenda
y cada vez actúas más raro.
He tratado de comprenderlo
pero ya me harto de intentarlo
y no vale la pela seguir luchando,
ni tú la vales ni yo lo valgo.
Tengo muchas dudas
por tu culpa, ahora inseguridades,
pero mi mayor pregunta es
porqué seré así de idiota
porqué me gustaste al parecer
que tú eras el que se interesaba
y porqué me gustaste aún más
cuando me calentaba la cabeza
porque tú me ignorabas.
No lo niego, no es tan simple.
Había química, saltaban chispas.
¿Lo notaste o también fue cosa mía?
Si existieron... ¿se extinguieron?
Ojalá poder decir que aún arden
porque todo esto me lo cobraría
y yo sí que no sería una chica buena,
sabes que soy de vengarme.
Y es que me traicionaste
me abriste la puerta de tu corazón
para que luego resultará ser
la puerta de la calle,
y me tiraste de una patada
sin un porqué explicable.
Lo que más dolió es darse cuenta
que yo nunca fui una prioridad
y yo, tan madura, tan sensata
había estado dispuesta a darte
más de lo que tú nunca pensaste.
Tú me traicionaste y dolió,
pero dolió aún más el traicionarme yo
en dejar mi orgullo a parte
por el mero hecho de conservarte
o que digo, si nunca te tuve,
por el mero hecho de conseguirte.
Y eso es todo, tu jugaste a perderme
y yo jugué a encontrarte,
y al final, reconozco, que ganaste.

Un poema para cada díaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora