Cápitulo 1

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Aspen Allen

Y finalmente ha llegado el día que podría cambiarlo todo, para bien o para mal, algo que me ayudará o me hundirá mas en el pozo en el que estoy viviendo sin fin, y estoy bastante nerviosa por ello . En tan solo dos horas todos mis recuerdos horribles se habrán esfumado y aparecerán otros o simplemente viviré sin preocupaciones, sin contar aquellos pequeño problemas que cada chica de 18 años tiene que afrontar. Bueno, no es tan así, no es que la mente humana olvida todo de un día para otro, pero a lo que me refiero es que gracias a esto, a este cambio, en algún momento, mis penas se habrán ido con mi vieja vida que espero dejar atrás.

Despierto con las luz solar, ya que en algún lugar he leído que te levantas de mejor humor que con un despertador, y bajo a la cocina. Mi casa no es tan grande, lo suficiente como para cuatro personas, mi hermano Jack mis padres y yo. Tiene tres habitaciones, una cocina-comedor, un living y dos baños -si comparto baño con Jack-.

Llevo puesto mi pijama favorito, uno de Phineas y Ferb que lo uso en ocasiones especiales, algo raro ya se, pero es una manía que tengo desde pequeña y mi cabello esta todo despeinado, como de costumbre.

-¡Buenos días dormilona!- saluda mi mamá alegremente cuando me ve en las escaleras. Le dedico mi mejor sonrisa de recién despierta y voy a abrazar a mi hermanito Jack.

-Buenos días chiquitín, primer día de escuela- digo revolviéndole  el cabello y me saca la lengua de forma burlona. Jack tiene 15 años, no es tanto menor que yo, pero siempre va a ser mi pequeño hermano que no quiero que nadie lastime. Tiene el pelo marrón muy oscuros, con rulos, y los ojos también, usa anteojos para leer y es muy gracioso. Todo el mundo dice que no es nada parecido a mí físicamente, pero de personalidad nos veo bastante similares.

Me siento en mi lugar de siempre en frente de mi padre, que debe estar bañándose,y al lado del pequeñín para tomar el desayuno. Mi mamá, dada la ocasión, preparó huevos revueltos con un poco de tocino y zumo de naranja. De seguro que mañana ya nos prepara la tediosa tostada que tanto odio y que Jack tanto ama. Somos una familia que tiene todo lo que necesita pero tampoco se puede dar grandes lujos como viajar o ir de compras todas las semanas. Vivimos en un barrio cerca de mi nuevo colegio, bastante que digamos,que al ser publico hay todo tipo de gente. Suena como si fuese una chica que le importa mucho el estatus social de la población, pero no, la verdad los odio, es una de las tantas razones por las que me fui de mi antiguo colegio donde estaba becada. Allí me molestaban por todo lo que hacía o dejaba de hacer y no soporté mas mi vida allí, renunciando a la buena educación que pudiera llega a tener, por eso digo que hoy es un nuevo comienzo, un nuevo símbolo de esperanza dentro de mi pequeño yo.

Al terminar el desayuno, Jack y yo corremos a cambiarnos para no llegar tarde nuestro primer día de clases. Estoy frecuentando mi  ultimo año de instituto y la verdad es que no veo la hora de graduarme para irme a estudiar letras a Los Ángeles. Opto por ponerme algo que no llame mucho la atención, unos boyfriend jeans y una remera blanca con una campera de cuero arriba. Me pongo unos collares negros y mis all stars blancas, agarro mi mochila y mis auriculares y salgo para la escuela sin antes despedirme de Jack y mis padres.

Decido ir caminando y dejar mi bici en casa para ver como es todo, no puedo creer como todo ha cambiado de tres meses para otro, lo que antes era un infierno ahora está en el pasado, pero aún me veo obligada a ir a terapia porque mi mamá dice que me va a hacer bien en un futuro y todo esto. Al llegar veo gente por todas partes, todos afuera escuchando música o jugando con sus skates que tanto me asustan. Decido entrar a dejar todos los cuadernos que me pesaban, en el casillero, que me asignaron antes de que empezarán las clases. Luego de revolver toda mi mochila buscando el papelito, donde decía el numero, lo encuentro adentro de mi agenda, . Pensándolo bien necesitaría ayuda esta semana de clases así que decido acercarme a una chica que parecía estar dentro del mundos de la música.

-Hola- la saludo, pero nos responde. -lo siento- y esta ves le toco la espalda y ella voltea. Tiene el cabello castaño y unos ojos celeste que se hacen notar en cualquier parte, ademas sus labios son gruesos y me imagino que tiene una sonrisa envidiable. Ella se saca los auriculares y me dedica una mirada de confusión.

-¿Hola?- me dice extrañada. -Em, lo siento ¡Hola!- ríe diciendo con énfasis la última palabra.

-Hola soy Aspen, Aspen Allen- me presento con mi mejor sonrisa.

-Hola Aspen, yo soy Cathy, Cathy Colleman. Un gusto conocerte.-

-Igualmente. Estaría necesitando tu ayuda, necesito que me indiques donde queda el casillero 754. Hoy es mi primer día y no entiendo muy bien el sistema de distribución de lockers en este colegio-

-Ah, estamos bastante cerca sígueme- ordena y saca sus auriculares completamente de las orejas para guiarme. Llegamos, luego de unos cuantos minutos caminando y empujando gente, a una puerta larga y angosta en donde pasaría gran parte de mi tiempo agarrando o dejando libros.

La campana suena y todos se descontrolaron, gente corriendo de aqui a allá con sus libros y otros empujando para no llegar tarde y no ganarse el odio de un profesor el primer día. Yo, en cambio, decido ir mas calmada para revisar mi horario que todavía no me se bien. Me fijo y primera hora y es Matemática ¡Ahg!. Juro que odio a esa materia, en el antiguo colegio me iba muy mal, me bajaba todo mi excelente promedio. Espero este año entender algo para no reprobarla como de costumbre y que el profesor no me odie como el Sr. Pads, un hombre repugnante que no entiendo que hace en este mundo.

Sin mas, cada ves me voy acercando a el salón hasta llegar. Abro la puerta y el profesor todavía no llega ¡Genial!. Entro y me siento en el primer banco que veo disponible, en la ultima fila, no se como voy a hacer para concentrarme. Acomodo todos mis cuadernos en perfecto orden como para en cualquier momento empezar la clase pero de repente levanto la cabeza y tengo unos ojos mirándome fijamente de mala gana.

-Que haces aquí? Este es mi asiento- dice de forma grosera. El joven tiene el el pelo marrón y ojos aun mas marrones todavía, tiene un lunar, debajo de la boca y otro en la mandíbula y la voz suena grave y algo... ronca.

-Perdona pero este lugar no es propiedad de nadie, solo del colegio- respondo sin mirarlo a los ojos y él me gruñe para sus adentro diciendo algo difícil de entender.

-Eso ya lo sé, pero siempre fue este mi asiento en las clases del Profesor Gallagher-

-Hasta hoy- respondo de la nada.

-Que?- dice dándose vuelta.

<Oh Aspen Allen por que diablos abriste la boca ya se estaba yendo>

-Este banco era tuyo hasta hoy que llegué y lo ocupé primero- digo y esta ves lo miro fijamente a los ojos sin importar las miradas enfocadas en nosotros. -Otro día, si llegas antes, te quedaras con el banco por esas horas y listo, todo mucho más fácil no lo crees-

-No me van las cosas fáciles pequeña- dice y se va a elegir otro asiento mas adelante. Podría haber dicho algo acerca de que me llamo "pequeña" pero decidí dejarlo pasar. Y es así como caigo en mis pensamientos profundo sobre lo que acaba de pasar.

¿Lo habría hecho esto en mi antiguo colegio, de enfrentarme a una persona sin siquiera conocerla, o le sedería mi lugar como toda una niña buena? ¿Como habría comenzado mi primer día en ese infierno que se hacia llamar institución, mejor que hoy o inclusive peor? ¿Habré hecho bien en contestarle así a un chico que parecía tener un rango alto de popularidad en el colegio, o no? Trato de pensar respuesta para mis preguntas hasta que llega el nuevo profesor y me sumerjo en aritmética y geometría.

ColeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora