Margaritas moradas

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Primer contacto con él.

Tenía que estar lloviendo, para así disculpar mis lágrimas y hacer que se camuflen.

Tenía que estar lloviendo cuando lo que quiero es que la gente me vea llorar, sentirme impotente y débil.

Salgo de la floristería, ajustándome el abrigo al cuello, debido al frío de la tarde que me espera tras la puerta.

A cada paso que doy, noto cómo mis dedos se entumecen alrededor del ramo de flores que aprieto con ansia; tanta, que tengo los nudillos blancos.

Doblo la esquina con paso lento.

Ya estoy calado hasta los huesos, me da igual inundarme del todo.

Trato de tragarme las lágrimas, pero estoy tan lleno de ellas, que no me queda fuerza para pasar por mi nudo en la garganta de nuevo.

Piso cada baldosa con más fuerza que la anterior, mirando hacia el suelo, observando como mis deportivas vomitan agua a cada paso que doy.

Leo las letras de la puerta del cementerio y cierro los ojos, apretando las manos, para coger fuerza y atreverme a entrar.

Un pie detrás de otro, un pie detrás de otro.

Admiro el cambio de color de las baldosas del suelo y paro en seco frente a su tumba.

Abuela...

Mis ojos vuelven a llenarse de agua salada y subo la mirada poco a poco, sorprendiéndome al ver a un chico de baja estatura llorando, mientras mira la tumba de la abuela.

Dejo las margaritas en el jarrón, y, el chico, al ver mi movimiento, levanta la cabeza, sorprendido.

-Oh, lo siento- murmura con la voz algo rota a causa de las lágrimas.

-No pasa nada - digo sin dejar de mirarle sorprendido.- pero... ¿tú quién eres?

Traga saliva y me mira a los ojos.

-Para ella -señala la tumba con la mirada- era el chico de las flores.

flower boy // seokhoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora