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- Ven - le dijo él.
Ella lo siguió sumisamente a gatas. Esperaba que el encuentro fuera placentero, y hasta ahora, va bien. Sus expectativas no estaban cubiertas, pero esto aún recién empieza.
- Sube aquí - le ordena.
Ella sube a una pequeña escalera.
Desde el techo cuelgan cadenas con candados son sus llaves. Él toma uno y lo engancha a su cuello por atrás. Luego toma sus manos y les coloca pulseras de cuero sujetas muy fuertemente a cada muñeca. De cada pulsera sobresale un aro metálico. Se sube a la otra parte de la escalera y tironéa de una de las cadenas.
Siente que su cuello le quema, siente el tirón de esa cadena, pero no dice nada.
- Veo que te gusta..!?... Recién empezamos.....
Une ambos brazos junto a la cadena que acaba de bajar. El esfuerzo que hace ella por no caerse de la escalera es terrible.
Él se baja y busca un caño largo cuyas terminaciones son con enganches en cuero. En el medio de ella un aro que libre se mueve de un lado a otro. Le coloca un extremo en una pantorrilla, busca otra cadena más, la une al aro central y ata esta última cadena aun poste cercano. Le saca el pie libre de la escalera y le coloca la otra punta del caño. Cuando terminó de atarla, patea la escalera dejándola colgada por las cadenas.
Ella gime fuertemente por el dolor y pareciera que él lo disfruta.
- Bien comenzaremos con el entrenamiento. Esta es la fase uno, en la cual tu no debes decir ni una palabra. Nada, ni un gemido. Y solo debes hablar cuando se te pregunte y tus respuestas deben ser las carrectas.... ¿entendido? - le dice en tono amenazante muy cerca de su rostro y sosteniéndole la barbilla para obligarla a verlo.
- Si... - responde con un hilo de voz.
El le da una cachetada.
- Esa no es la respuesta!... -y le da otra cachetada del otro lado.
- Si, mi amo... -dice lentamente. El le da una tercer cachetada.
- Mejor! Pero esa no es la respuesta!... -una cuarta - como te doy la respuesta - una quinta cachetada - debes decir " Como usted ordene Amo" .... ¿entendido?
- Como usted ordene Amo... - repite ella.
- Bien.... vistes? No es tán difícil decir esas palabras - y le da un beso en los labios mordiendoselos fuertemente.
Él se va un momento de la habitación y a ella le permite ver cómo es. Observa que está pintada de un color granate oscuro, en sus paredes cuelgan algunas fotografías de escenas de sumisión. El piso se confunde con las paredes y desde su lugar puede apreciar la más amplia variedad de objetos para tortura. Un candelabro central otorga al ambiente una luz suave y de color rojo que apenas ilumina lo suficiente para ver. Intenta girarse para ver a sus espaldas pero no puede y eso la desalienta.
Sus brazos le comienzan a doler fuertemente, no está acostumbrada a que la cuelguen, esta es su primera vez. Los otros amos parecían más compasivos al lado de éste. Los minutos pasan y él no regresa. Trata de hacer fuerza para elevarse un poco, tratando de agarrar con las manos las cadenas, pero no puede.
- Bien bonita... veo que vamos bien... - le dice mientras deposita sobre una mesa cercana una bandeja grande repleta de objetos y jarras llenas..
Ella se sobresalta. - ¿Cuándo llegó? ¡No lo escuché llegar!.- Piensa sobresaltada.-¡No escuché la puerta!- ¡Ella la eximia artista musical! ¡Que se jacta siempre de su gran agudeza auditiva con sus iguales! ¡No lo escuchó entrar! Ese pensamiento, le dio escalofríos.
- Ahora vamos a jugar un juego en el cual, yo te vendo los ojos, y tu debes decirme qué es. ¿Entendido?
Ella solo asiente con la cabeza. Inmediatamente él le da una cachetada que le deja los cinco dedos marcados en el rostro.
- ¿Entendido?... -dice preparandose para otra.
Ella recuerda rápidamente sus palabras.
- Como usted ordene Amo. -Dice con un hilo de voz.
- Bien.... Bien...- le dice más complacido y sonriente. Acto seguido se sube a la escalerilla y le venda los ojos. Se asegura que no pueda ver nada y que esté bien colocado. - Ahora solo di cuantos dedos ves - le dice en tono conciliador.
- Disculpe Amo, no veo la mano.-le responde ella.
- ¡Insolente! -y le deja los cinco dedos marcados del otro lado de la mejilla - ¡Solo responde un número !
El dolor en sus mejillas es fuerte, sabe que no debe llorar, trata de contenerse, unas lágrimas escapan por debajo de la venda y ruedan por su rostro.
Él las nota y se acerca susurrante.
- Veo que te esfuerzas con la primera consigna. ¡Muy bien preciosa! -le dice al oido y luego se acerca a su rostro y lame las perlas saladas fugitivas.- ¡Y sabes muy bien!... Espero más de ti. -termina diciendole mientras le muerde fuertemente la oreja hasta que una gota de sangre sale de ella. Él la mira y la lame. - Si indudablemente sabes bien...-y luego de un momento de silencio le dice - Espero que tus jugos sepan mejor!.
Ella trata de esbozar una sonrisa entre el dolor, ya que él le dijo un cumplido y le debe corresponder como tal. Se dirige a la mesa y toma la sonda rectal, se acerca a ella silvando suavemente una cancion inventada. Con delicadeza le frota la sonda entre las piernas, por la espalda y los brazos.
- ¿Qué es? ...- le pregunta alegremente.
Ella temerosa piensa, - No he escuchado nada!!! ... y por lo que sentí, puede ser cualquier cosa!!! ... si me equivoco me golpea!! ... ¡¡¡No puedo equivocarme!!! - De pronto recuerda que a uno de sus amos le gustaba colocar en todo el cuerpo inyecciones de agua. Y pensó que podría ser una jeringa más o menos de tamaño mediano.
- Una jeringa, mi Amo. -dice segura en voz alta, tranquila de que seguramente sería eso.
De pronto una palmada fuerte reciben su nalgas. Y sin mediar palabras y con un poco de fuerza bruta, sin lubricante, le coloca la sonda dentro del ano. Ella se muerde los labios del dolor y de la sopresa del aparato que pareciera bastante largo y grueso. - Debe ser algún tipo de consolador -piensa para si. - Espero no equivocarme la proxima vez.
Acto seguido toma un espéculo metálico y como antes se lo frota por todo el cuerpo. Y le reitera la misma pregunta que antes, y se queda a la espera de la respuesta.
- Lo siento Amo, no sé que puede ser.- le dice ella miedosa.
Acto seguido siente el golpe fuerte en sus nalgas y un leve gemido se le escapa. Él le abre más las piernas y con fuerza separa los labios vaginales, colocándole con cierta fuerza bruta, el espéculo dentro y lo abre al maximo de su capacidad.
- Veo que no has entendido - le dice en tono molesto y le muerde un pezón- espero que seas más receptiva para la próxima... -le susurra en el oido, terminando con una lamida dentro de él.
Ella intenta de quitar su cabeza de allí, pero él le sujeta fuertemente del mentón y la trae hacia su rostro.
- Preciosa... no debes hacerte rogar... no me gusta la gente quisquillosa... espero un poco más de ti... Te he elegido por tus antecedentes... me han dicho que eres buena esclava... espero que no se hayan equivocado.... preciosa... - termina diciendo mientras le muerde el mentón. - O... ¿Me equivoco preciosa? ... responde.... - y le retuerce los dos pezones.
- No, mi Amo. Como usted ordene Amo. - Le contesta con dificultad.
- Bien preciosa... esa es la respuesta que estaba esperando... - le dice feliz dandole un beso largo y suave en los labios, explorando con su lengua toda su cabidad bucal, no dejando ni un lugar por pasar hasta el fondo de su garganta, cosa que le produjo una leve arcada que supo contener. - Veo que intentas comportarte para hacerme feliz, bien preciosa.... - y le mete más su lengua dentro de su garganta. - Este es tu premio, ahora continuaremos jugando....
La suelta y ella siente más el dolor en sus brazos. Mientras él estaba cerca de ella, la sostenía de la cintura y el peso de ella descansaba sobre él. Ahora él se alejó abruptamente y ella quedó colgando de los brazos. De pronto siente que algo largo le enreda entre las piernas, luego lo saca y lo siente en sus brazos, y, finalmente lo siente en el pecho.
- Mmmm... te va a costar un poco adivinar qué es... asi que te doy una pista ....- y le apoya una parte de la manguera en una de sus manos.
Ella piensa para sus adentros nuevamente - Es algo de goma, parece blando, es finito.. ¿Será algun tipo de goma para atar?... o ...¿para castigar?... mmm no se me ocurre... mejor digo que es un tipo de látigo.
- Es un látigo, mi Amo...
- Mmmm... nada mal... pero eso es lo que te voy a dar por la respuesta errónea, pero antes... te lo voy a colocar...- y acto seguido enebra la manguera siliconada con la sonda rectal. Luego se dirige a la mesa y toma su látigo favorito. - Debes decirme cuantos dedos te muestro, si dices el número correcto, recibirás la mitad, sino el doble de lo que es...piensa bien... -y coloca bajo su axila el látigo y se pone frente a ella mostrándoles los diez dedos abiertos.
Ella sabe que cualquier repuesta que de será la errónea, suspira suavemente y dice.
- Son siete mi Amo.
- Ahora debes contar cada vez que te de uno, ¿entendido?.- le dice gozando la situación.
- Como usted ordene mi Amo.
- Bien preciosa....- y le toca moviendo de lado a lado el espéculo de lado a lado y en círculos. -Ahora debes elegir uno de todos los que hay - y a él le brillan los ojos - Uno de ellos es mi favorito y para hacerte fácil la eleccion, tendrás que elegir un número entre el uno y el uno. - Le pregunta con sorna.
- El número uno, mi Amo. Como usted ordene Amo.
Luego toma el latigo, acaricia su querido y hermoso látigo de siete colas. Le deposita un beso en la punta y lo descarga sobre una pierna. Y espera a que ella diga.
- Uno, mi Amo.
- Bien... preciosa sigue así... - y descarga el segundo en la otra pierna.
- Dos mi Amo.- siente el tercero en su abdomen -tres, mi amo- y los sucesivos fueron dandose en los pezones, en sus nalgas, brazos, y así en todas partes del cuerpo no olvidando ninguna de golpear hasta llegar al número veinte. -Veinte, mi Amo - dice ya casi sin voz agotada.
- Bien preciosa...- y se acerca a ella y le vuelve a lamer las lagrimas que corren por su rostro. - veo grandes cosas en ti. -y le besa los pezones doloridos. Ella intenta de esbozar una sonrisa de agradecimiento. - Continuemos.... esta es fácil... - y moja unos dedos de él y la salpica en el rostro.
- Es agua mi Amo- responde segura de sí misma.
- Si, y tiene un compuesto especial para limpiarte... ahora debes sostener y no sacar nada de tu lindo cuerpito. Todo lo que entre ahora no debe salir hasta que te lo pida... ¿Entendido?
- Como usted ordene Amo.
Acto seguido coloca la bolsa con agua jabonosa en un gancho y la conecta a la manguera. Y abre la sonda rectal para que comience a llenarse ella del líquido blancusco.
- Se siente rico..¿No?...
- Si mi amo, como usted ordene amo.-le responde ella suavemente. Y va sientiendo como se incha su abdomen con el ingreso del líquido y su urgente necesidad de quitarselo.
Mientras él se pone bajo sus piernas y mete sus dedos y parte de su mano dentro de la vagina totalmente abierta, luego la saca y se chupa la mano.
- ¿Sabes nena? Tienes buen sabor ... mmm ... mejor te como... -le dice sacando con cuidado el espéculo y acercando su boca a su vagina. Lentamente comienza a lamerla con cuidado, sin dejar un resquicio. Luego, suavemente con sus manos la abre y comienza a succionar con cierta fuerza. - mmm... sos placentera! -le dice deleitandose la boca golosa. - Algo salada, algo dulce... mmm... si... así es como me gustan...- le dice mientras mete su lengua en lo más profundo de su vagina. Y a su vez la va mordiendo haciendole pequeñas heridas que pronto él lame y succiona con placer.
Una mano va palpando su vientre, que poco a poco se va poniendo redondo, inflamado por el líquido que ingresaba. Su sonrisa se hace notar mientras succiona y muerde su clitoris. Él se encuentra muy exitado, y ella va respondiendo a sus necesidades correctamente. Pero aún espera más de ella. Su pene duro, se esconde aún dentro del pantalón de cuero ajustado. - Aún no amigo- piensa él mientras muerde el clitoris tironeando de él y sacudiendo su cabeza de un lado a otro.
Ella gime un poco, pero trata de contenerse, el dolor es mucho, ya no siente los brazos, su abdomen está muy inchado con dolores terribles, pero aún así, debe soportar sin decir palabra, debe mostrarse fuerte, no debe parecer débil, ya que sabe que él aún no ha terminado con ella.
- Mmm estás muy sabrosa, seguiría un poco más, pero... debo cumplir con mis deberes de amo... y mostrarte algunas cosas más... -le dice alegre y complacido. -Hasta ahora venís bien... -y mira su reloj - solo han pasado veinte minutos ... y esto recién empieza.... -le dice mientras se acerca a la mesa y toma otra bolsa con agua jabonosa.
Ella siente angustia -¡Dios mío! Sólo han pasado veinte minutos!!!!... y me dijo que la sesion son de tres horas!!!! .... No debí aceptarlo... debí irme con quienes conocía!!!!... Moriré en estas tres horas!!!
De pronto siente que la baja, sus pies apenas tocan el suelo no pueden sostenerla, él la toma rápidamente y con suavidad la deposita de costado sobre una colchoneta plástica. Le hace masajes circulares en el vientre y el líquido se reacomoda, liberándola un poco de dolor, pero no por mucho. Siente que nuevamente vuelve a entrar más liquido en su abdomen y se tensa.
- Si preciosa, son cinco litritos los que tienen que entrar... -le dice al oido. - Vamos por la mitad.... - y le da un beso suave en los labios y deja caer un poco de su saliva en su boca.
Con cuidado le quita las cadenas de las muñecas, pero le deja las pulseras de cuero puestas. Sus piernas aún separadas, deja ver la vagina irritada, de color rojo carmesí, que se le ofrece rica y sabrosa a él.
Cada tanto mira la bolsa del enema.
- Falta poco preciosa... vas a gozar como nunca.. preciosa ... le susurra al oido mientras le coloca unas pezoneras muy bonitas con colgantes de perla, y con un pequeño aro en la terminacion de las mismas. Mete un dedo de la mano en cada aro y tironea de sus pezones mientras baja hacia la vagina besando el vientre inflamado.
El dolor es angustiante, la necesidad de evacuar es terrible, ya ni siente los pezones de tanto que los mordió y con esto es más doloroso aún.
-Bien preciosa, vamos bien... ahora debes aguantar todo y que nada salga de allí... ¿entendido?
- Lo que usted ordene Amo - le dice sin voz ya agotada por el dolor.
Con cuidado la pone boca abajo, semi arrodillada, aún con el caño entre las piernas.
- Inclinate y muestrame bien tu culo, levántalo bien arriba. - Le dice autoritariamente, mientras la ayuda a conseguir la posición deseada. - Bien preciosa... no te muevas ahora...
- Lo que usted ordene Amo. -le dice ella casi inaudible tratando de no expulsar todo.
Él se quita el pantalón y su miembro se muestra en su totalidad. Grande y exhuberante, listo para la función. Con cuidado lo unta con vaselina y lo empuja suavemente dentro del ano de ella mientras con delicadeza saca la sonda rectal.
-Haaaa!!! - Exclama él cuando su pene entró en la totalidad- ¡Qué hermoso!... preciosa, tienes el premio gordo!... No solo sabes bien, sino también supistes aguantar bien!... me quedaría así por horas! - le dice mientras la embiste una y otra vez con movimientos fuertes.
Ella solo gime por lo bajo tratando de ahogar el dolor, que viene acompañado de un extraño placer. Los cumplidos que le hace él nunca antes los escuchó, y eso la motiva a seguir adelante.
- Hola!... - escucha decir a un extraño que acaba de entrar - ¿Interrumpo?
- ¡No.. que va!... Llegastes a tiempo... necesito de tu ayuda, le escucha decir.
- ¿Qué querés que haga?...
- Que le desates las piernas... y luego me ayudes a levantarme con ella -y el guiña un ojo.
El recién llegado le quita los brazaletes de las piernas y ella automáticamente las junta, un hormigueo le recorre por ellas hasta la cintura.
- Dale... no te quedes mirando que aún hay para vos... te regalo el frente...
- Mmm.... es algo tentador... ¿Está buena?... -le pregunta goloso.
- Te aconsejo que la prueves a mí me gustó mucho...
Acto seguido, lo ayuda a pararse, sin que él salga de su ano, fue complidado, pero finalmente lo consiguieron, se agacha y busca la vagina de ella. Mete un dedo y sale con mucho jugo. Se lo lleva a la boca y luego le mete su mano en su boca.
- Pruebate un poco...- y su mano se mete casi hasta su garganta. Ella trata de contener una arcada, sus ojos le arden bajo la tela, su cuerpo sufre, pero hay algo más allá de todo eso que la exita. El extraño acerca su boca a su vagina y chupa con fuerza, como si quisiera vaciarla, a ella le duele y mucho.
- ¡Ayyy! -Exclama ya sin poder aguantar más.
- Veo que no la has enseñado bien...-le dice a modo de reto a su compañero.
- Es el primero, pero puedes hacer lo que desees para enseñarle... -le contesta desafiante.
- Okey... -le dice mientras se quita el pantalón y deja libre su miembro completamente henchido de sangre y muy duro.
Bruscamente la penetra por la vagina y su boca busca la de ella, con fuerza mete su lengua dentro de su cabidad, tratando de entrar lo más posible dentro de su boca, ella hace unas arcadas que no puede controlar el reflujo y él le sopla devolviendola a su sitio, el dolor del abdomen inchado, el vaivén de los dos hombres penetrándola salvajemente la llevan a un sopor casi indoloro. Siente como si ella fuera un expectador de ese juego. Ya casi al desmayo. Los dos hombres comienzan a caminar llevándola hacia otro lugar de la habitación. Ninguno de los dos sale de dentro suyo, ambos la tienen sometida uno por delante y otro por detrás. Al poco siente que por su abdomen circula algo caliente, que casi quema. Y por su vagina algo chorrea. Ambos han llegado casi juntos.
- Bien preciosa... te has comportado como una reina... ahora tu premio -le dice mientras sale de su ano y colocando una mano en él para que no salga ningún liquido.
- Linda ahora es mi turno... -le dice el otro hombre con voz suave y sexy. - y saca su pene chorreando de jugos de ella.
La depositan suavemente sobre un inodoro.
- Bien preciosa, puedes descargarte.
Ella mira aún ciega hacia la voz sexy y suave, expulsa todo lo que tiene en su interior sintiendo un alivio inmediato seguido de un ardor terrible en esa zona, causado por la penetración. Cuando termina luego de un rato largo da un suspiro de alivio prolongado. Uno de ellos aprieta el botón expulsando todo, el otro tira de sus manos hacia él y la sostiene desde las axilas.
- Vamos linda... te daré un baño.-le dice mientras le pasa la mano por los muslos y la levanta en vilo.
Ella instintivamente se agarra de su cuello y él sonríe.
- Bien linda... eso me gusta - y se acerca para darle un beso en los labios largo y dulce. - Ahora te vamos a premiar, fuistes la primera que no se quebró tan fácil, y eso es raro de verlo.
La lleva a una tina llena de agua tibia, las lastimaduras, producto de los latigazos, le arden y da un leve respingo. Quien la llevó a upa, le besa cada una de las heridas y pasa su dedo suavemente.
- Mmmm... mi compañero fue muy duro contigo....- le dice suavemente.
- Estás equivocado, ella se lo merecia y cada uno de ellos... ¿Verdad Preciosa?
- Si mi Amo, lo que usted ordene Amo. -le responde ella con esfuerzo tratando de salir del dulce sopor de un adormecimiento que hacía rato que trataba de vencer, pero ahora es más fuerte.
- ¿Vistes?... tengo yo razón, ella lo avala... jejejee -le dice con picardía en sus ojos.
-Ja!... Veo que le enseñastes bien!... Ahora vete que me toca a mí... -le dice en tono autoritario.
- ¿Y regalarte mi trofeo adquirido así como así..?... mmm... No. Ella es mía.
- Será tuya cuando aprendas a cuidar- le dice con severidad.
- No si todo lo que le pasa a ella es culpa tuya... no mía...- le responde enojado.
- Si hubiera sabido que aún tenía el enema, no la hubiera penetrado! ¡No hubiera sido tan duro!- le retruca.- Pensé que era una embarazada! Ahora vete! - Le ordena, mientras con cuidado la apoya dulcemente sobre la bañera y le frota suavemente con jabón neutro en las zonas lastimadas para higienizarlas.
Ella semidesmayada, apenas si responde. Con cuidado la saca de la bañera y la deposita en una cama con redonda. Suavemente la va secando con pequeños golpecitos suaves, con delicadeza. Le da de beber un calmante y le coloca cicatrizantes en las heridas. Los golpes que recibió en el rostro ahora tienen un color violacio, y se dejan ver los cinco dedos de quien los hizo. Coloca una toalla sobre la almohada y la acomoda sobre ella.
- No te preocupes linda... te cuidaré ...- le susurra al oído.
De un pequeño mueble saca una batería de medicamentos. Los apoya sobre la cama y le separa las piernas. Toma una crema cicatrizante vaginal y con delicadeza se la coloca. Luego una para calmar la irritación del ano, que se mostraba de un color rojo fuerte. Con suavidad la mueve y la acomoda para que esté en una mejor posicion en la cama y luego la tapa. Con la sábana. Él se da una ducha y en traje de Adán, se acuesta al lado de ella y la abraza.
- Tranquila Linda, ya estas a salvo. -le dice antes de dormirse.
Las horas pasan y ninguno de los dos despierta. Ella por lo agotada que quedó de la sesión y él porque le gusta dormir. Ya a la mañana siguiente alguien toca la puerta.
Rápido se levanta y se coloca el pantalón.
-Adelante -dice cuando se terminó de subir el cierre.
-Quisiera saber si el Señor ya terminó para limpiar el cuarto -dice una mucama con un traje bien ajustado y de pollera bien cortita que dejaba ver su sexo libremente.
- Mmmm... es tentador... pero ahora no... más tarde. -Le responde cordial.
- Como usted diga Señor.. - y se retira.
Él la ve dormir y se acerca, se sienta sobre la cama y la destapa lentamente. Se deleita con su cuerpo desnudo, perfectamente torneado. Con todo bien puesto en su lugar. Ella es lo que a él le gusta en una mujer, ni gorda ni flaca, con forma y carne de donde agarrar, pero nada exagerado. Con suavidad pasa sus manos por sus piernas, las siente suaves como las de un bebé. Se deja llevar y sus manos se quedan sobre sus pechos lastimados. Con dulzura se acerca y le da un beso en cada pezón, y una pequeña lamida suave que hace que ella se despierte.
- ¡Hola Linda!... ¿Has descansado? - le pregunta alegre.
- Si mi amo...- le responde temerosa.
- No me digas Amo... esteee dime...Luc
- Si Luc... ¿Que hora es? -Le pregunta precupada y algo angustiada.
- Son... mmm... -y mira su reloj pulsera. - Son cerca de las once.
- Bien - dice aliviada-mañana tengo un concierto y debo estar para el ensayo a las diez de la mañana. - le dice mientras dolorosamente se levanta de la cama.
- Lo siento, me parece que no entendiste - le dice frenandola. Ella lo mira sin entender. Él siente pena. Ve su rostro moretoneado y se le hace un nudo en la garganta. - Son las once de la mañana. Y ... En tu estado creo que no puedes presentarte.
Se acerca a un mueble y toma un pequeño espejo, y se lo coloca para que ella se mire.
_ ¡¡¡Noooo!!! - grita angustiada tocandose suavemente su rostro dolorido y morado que aún deja entrever la forma de la mano.
Ya lágrimas no le quedan. Pero aún así está llorando.
- Perderé mi trabajo. - solloza.
- No te preocupes linda. Dime tu nombre y a dónde debo llamar.
Ella lo mira, está desesperanzada, ella es la artista principal de la obra. Ella es Aida de Verdi, luchó mucho para obtener ese papel y por un pequeño juego lo perdió todo.
- Créeme, te voy a ayudar. - Le dice extendiendole la mano. Con una sonrisa cordial.
- Josephine Dip. - le dice no muy convencida.
- Bien Josephine ¿Con quién debo comunicarme? - le pregunta solicito.
- Con el Teatro de la Cárcova.
- Bien ... Espérame aquí quietecita, enseguida vuelvo.
Él sale corriendo del cuarto. Ella se levanta con dificultad, aún le duele todo el cuerpo y las lastimaduras que le generó el latigo son muchas. No esperaba alguien tan sádico. Recuerda algo, mucho miedo y dolor y algo de placer. Los otros encuentros siempre le eran placenteros. Y a pesar de algún que otro golpe, ninguno terminó así.
Con dificultad busca sus prendas. Tantea bajo la cama, nada. Trata de ver si quedaron sobre algún objeto, pero no. Se sostiene de la pared y se acerca al baño. Revisa un mueble que encuentra allí, pero no está. Toma un toallón para cubrirse, si es necesario volver a su casa con él está dispuesta a hacerlo.
De pronto tiene un destello de lo sucedido, recuerda que estaba en el salón común a todos bebiendo y que él vino, y le colocó una correa al cuello. En ese momento le pareció divertido aquello. Él le ordenó que lo siguiera a gatas. Cosa que ella hizo. Se sacude la cabeza como tratandode quitarse ese recuerdo. Se ajusta el toallón y busca la puerta de salida. Con dificultad baja el pesado postigon de la puerta y la abre. Se asoma y ve un pasillo desierto de un lado y del otro.
Sale hacia un lado y los flashes de la memoria regresan. Recuerda que él con tijeras le destrozó su lujoso vestido a metros de llegar a allí, al igual que su ropa interior para dejarla desnuda.
Siente náuseas con ella misma por permitir que eso suceda. Tambaleante avanza llega a una intersección de pasillos. ¿A dónde deberia dirigirse? No lo sabe. Sigue la pared de la cual se sostiene. En este momento cualquier lado le da igual con tal de salir.
Ve el vitral de una ventana, es una escena del dios Bacco bebiendo, otro flashback, recuerda que él le daba a ella mientras lo seguía algo pequeño y duro para que coma. Y ella lo aceptaba.
- No... No debí hacerlo... - se dice así misma retándose.
Sigue tambaleante avanzando. La herida situada en la planta del pie derecho se abrió y le duele al caminar.
Llega hasta otra puerta, ancha de madera pesada. Sin vidrios que permitan la visión al otro lado. La empuja con todo su cuerpo. Una pequeña rendija suficiente para que ella pase.
Se encuentra en otro salón similar del que salió, pero más luminoso y claro, lleno de flores y éste tiene ventanas grandes con vista a un jardín precioso. Una lágrima rueda por sus mejillas. Se acerca al ventanal y apoya sus manos y se queda mirando como ensoñadora.
- ¡Al fin te encuentro!- le dice abriendo del todo las puertas con fuerza. Corre a su lado y la levanta en vilo. - ¿No te he dicho que me esperes?.- La reta mientras la lleva de regreso.
- ¡No quiero volver a allí! - le pide suplicante casi a los gritos.
- Te conseguí ropa, y la dejé en el piso cuando no te vi. Así no puedes salir. - le dice en tono suave y amable con un dejo de picardía y de reto a la vez.
Ella mira sus ojos color jade y siente que dice la verdad. Él sonríe y le da un beso suave en sus labios.
- Ahora debes ser obediente y hacerme caso. Lo primero que harás es recuperarte y personalmente me haré cargo de ello. - le dice mientras la sienta en la cama. - Luego arreglaremos las funciones futuras y los conciertos privados. -continúa mientras le acerca el vestido.
Con cuidado le quita el toallón. Le revisa las heridas y en algunas le coloca crema cicatrizal.
- Déjame ver allí abajo.
Ella lo mira sorprendida por el pedido. ¿No le bastó con lo de anoche?
Luc la mira divertido. Y se sonríe. Se acerca a ella y se sienta a su lado corriendo de lugar el vestido que trajo.
- Anoche estaba todo inflamado. Y te coloqué unas cremas para aliviar tu dolor. - le dice mirandola intensamente.
Ella se acuesta y abre sus piernas. Él inspeciona el estado de la inflamación en la zona y coloca con delicadeza más crema. Toma una caja y saca un óvulo de gel y se lo coloca dentro de la vagina empujandolo con su dedo más largo hacia dentro. Él disfruta con estos cuidados. Su dedo quedó empapado de ella, él toma su mano y la pone palma a palma con la suya y sin dejar de verla a los ojos, chupa lentamente ambos dedos.
- Realmente sabes bien. -dice dulcemente con un brillo nuevo en sus ojos que ella no sabe interpretar.
Le venda el pie derecho y la ayuda a sentarse.
- ¿Cómo me encontró tan rápido?
- Al principio no fue fácil, pero luego vi las huellas que dejastes...- le dice con dulzura y un dejo de tristeza mientras le da un beso en el pie recién vendado.
Ella se queda pensativa. No sabe nada de él mas que se llama Luc. Y eso es todo, pareciera que él sabe perfectamente quien es ella y es más, ya le estaba organizando su gira completa y a que público era el receptor. Por ahora no puede hacer nada. Más que encomendarse y rogar que todo salga bien.
- A ver... Josephine... Vamos a ponernos el vestido... Espero que te quede... - le dice como si ella fuera una niña pequeña.
La ayuda a incorporarse y se para delante de ella pasandole por la cabeza el vestido. Busca con su mano la de ella y la trae por la manga. La viste igual que a un bebé, con cuidado y dulzura.
- Ropa interior no porque estás muy maltrecha... Y con respecto al calzado...
En ese momento le vino a ella un flashback de lo que ocurrió con su calzado, momentos antes que él le sacó el calzado y los llenó de bebida y le dio a ella que bebiera de allí todo lo que él le daba.
- ... Creo que te llevaré a upa... - termina diciendo.
Ella no escuchó nada de lo que él le dijo ahora, estaba en otro mundo.
Él se da cuenta que ella no está bien. Algo más pasó, y lo va a investigar. La ha tomado bajo su custodia y será suya.
- Vamos- le dice mientras la alza- tu no puedes ni cuidarte, vendrás a mi casa. - y se la lleva de allí. En cada puerta que atraviesa un mayordomo con traje extremadamente ajustado al cuerpo y con el pene fuera de las prendas, encerrado con un cituron de castidad peneano. Todos pulcramente parados y respetuosos.
- Y a llegamos a la salida linda. - le dice agitado.
Su voz la llevó a la noche anterior en que él le decía: "Gatita, este es tu premio, te hará volar la cabeza" recuerda y que le da varias pastillas para que tome. Junto con la bebida que colocó en su zapato. ¡Él la drogó! Piensa alarmada. Ella que se cuidaba de cualquier sustancia. Que no permitía que le den nada que ella no supiera que es ... ¡Él la drogó!! Es el único pensamie to que retumba en su cabeza y que le da sentido a su casi desmayo. Que le da sentido el porqué permitió todo eso. Que le da sentido a que en ese momento no sintiera tan fuertes los golpes ni los latigazos.
- Bien linda... Llegamos al auto. - le dice mientras con dificultad abre la puerta del acompañante y la sienta suavemente. Cierra con fuerza la puerta y el se dirige al volante.
Ella lo observa con más detenimiento, él es joven de facciones fuertes. Con una barba incipiente en su rostro de varios dias y su pelo oscuro contrasta con sus ojos verdes jade. Vestido con un jean oscuro y una doble chomba una abajo de color verde agua y la de arriba rosa pálido amabas con el cuello levantado. En el coche se aspira un aroma entre tabaco y madera, vino fino y bebidas de lujo. Ella lo siente ese perfume y es un aroma tranquilizante.
El coche devora los kilometros. Ella se da cuenta que estan saliendo de la cuidad.¿A dónde vamos? Piensa angustiada.
- Vamos a mi casa. Está en las afueras. No me gusta el ruido de la cuidad pero no puedo vivir sin él. -Le dice sonriente, como si estuviera leyendo sus pensamientos, sin apartar la vista del camino. - Vas a ver te va a gustar... No te preocupes... Ya arreglé todo con el director del teatro... Solo tienes que acatar mis ordenes y recuperarte. - le dice sonriente.
Ella no responde nada. Solo desea desaparecer de la faz de la tierra. Todo por lo que ha trabajado, todo por aquello que ha soñado lo ha tirado a la mierda por un rato de diversión. Nunca debió entrar allí para empezar. Pero ahora ya no puede hacer nada, más que someterse a la voluntad de Luc, un perfecto extraño que no sabe quién es realmente.
Al poco llegan a la entrada de un barrio cerrado, le toca la bocina al guarda y le levanta la barrera para su paso. Las casas allí situadas son lujosas y le llaman la atención.
Él avanza por las calles de allí alejándose aún más del sector principal de casas.
-Allí está la mía- le dice señalando una propiedad con un diseño muy moderno que mas que una casa, parece una visión futurista. Una pared de libustrina flanquea la entrada principal a la calle asfaltada. A simple vista no se ve ninguna entrada a la casa. Él la mira sonriente y con picardía, y acelera en dirección a los arbustos.
Ella asustada lo mira y mira el frente. Y casi al momento de colisión se cubre el rostro.
- Llegamos... -Le dice él del otro lado extendiendole la mano para que ella salga del coche.
Ella saca su pie sano y no termina de salir que él la alza.
-No puedo permitir que te sigas lastimando.
Lo mira con asombro y ve el auto estacionado y la libustrina intacta. No entiende qué es lo que pasó.
- Es un libustro holográfico. - le informa divertido.- ¡Carlos! ...-Grita llamando- ¡Carlos! ¡Abre la puerta!
Desde adentro alguien abre la puerta. Luc sube los tres peldaños de entrada y la deja sentada en un sillón muy suave y mullido.
-Espera aquí y no te muevas! Ya vengo...¡Carlos! ¡Ven ayudame con las cosas!. - dice mientras se dirige a la puerta.
Ella no puede contener su asombro. Nunca antes estuvo dentro de una de estas casas extremadamente lujosas. No hay muchas cosas, más bien parece vacía, pero lo poco que tiene, lo tiene bien puesto. De pronto recuerda en una revista "Hola" haber leído algo sobre una casa así. Cuyo arquitecto fue premiado internacionalmente. Trata de hacer memoria de ese artículo, pero es poco lo que recuerda, se esfuerza por recordar, sabe que había leído algo importante.
- Bien linda- dice el sorprendiéndola mientras la alza.- Te llevaré a tu cuarto.
Ella lo mira muda, las palabras hace rato que la abandonaron y en su mente no puede pensar más que el ahora y lo sucedido la noche anterior.
Él la mira entre tierno y protector.
-"No debería estar en ese ambiente"- piensa para si al ver que ella simplemente se deja llevar- "Realmente cree poder manejarlo pero esto la supera, aún es inocente."
Cierra por unos instantes los ojos y aspira su aroma. Un aroma suave y floral que no logra descifrar qué flor es. Ese aroma le trae gratos recuerdos. Momentos en que él era feliz. Momentos en que no se preocupaba más allá del presente. Instintivamente acerca su rostro a su cabello y le da un beso.
Ella que estaba con su cabeza apoyada en su hombro siente el leve movimiento que él hizo, pero ni se movió su alma se siente muy agotada por todo lo sucedido. Y las caricias que recibe son pequeños bálsamos para sus heridas.
- Bien Linda! Esta será tu habitación hasta que te repongas... - y La deja sentada en una hamaca antigua entre almohadones suaves y mullidos.- Esteee... No sé si este color es de tu agrado... Pero su dueña ahora no está y por un tiempo lo seras vos. Si alguna cosa no te agrada... - la mira como esperando una respuesta.
- Esteee.. Gracias... Lo que está haciendo por mi es mucho, no debería molestarse tanto...debería irme ahora - le contesta al fin recuperando el habla y la compostura de su situación.
- No... No.. No se va...dije que la cuidaría y yo siempre cumplo con mi palabra. -le responde algo ofendido.
- No era mi intención ofender...-le dice suavemente- es que... Que... Recién... Me cae la ficha... Y realmente estoy abusando de su amabilidad- termina mientras se trata de poner de pie.
- No estas en condiciones de nada y.. ¿tienes a alguien que te cuide?... - le dice frenándola agarrandola de los brazos.
Ella lo mira sorprendida. Efectivamente, no tenía a nadie que la cuidara, por mucho tiempo siempre fue ella sola. Siempre estuvo sola. Algo surgió dentro de ella. Algo revelde que le decía que ella debía hacerce cargo de si misma. Decidida se suelta y avanza descalza, con dolor hacia la puerta del dormitorio. Va a abrirla cuando de pronto recuerda que no lleva su cartera. El terror se apodera de ella.
-"¡ Mis documentos!... ¡Las llaves! ¡Mi celular! ¡La plata!.." piensa con la mano puesta en el pestillo de la puerta. Vagamente recuerda que alguien se la sacó y entre bromas se la dio a alguien más. Siente que sus piernas no la pueden sostener. El terror de no poder volver a su casa se acrecienta al recordar lo sucedido con algún det. Su respiración se agita, detalle mas, toda ella se siente agitada. Comienza a ver flotando puntos negros cada vez más grandes.
Luc corre a sostenerla. Ella cae desmayada en sus brazos.
-¡Carlos!... ¡Llama a la ambulancia!... ¡Urgente!!!...- le grita mientras la acuesta en la cama.
Como no confía en los servicios medicos de ambulancias gana tiempo llamando a los médicos que él conoce. Uno de ellos es René Faval, vive a dos casas de allí, y en más de una ocasión estubo en la casa de Luc por Lilith, ella siempre estaba en problemas y acudía a Luc para solucionarlos y él a René.
Se acerca Luc a la casa y toca timbre. Una mujer de cabello cano, recogido en un rodete, lo mira con cara amarga.
- ¿Se encuentra René? -le pregunta lo mas cordial posible. Siempre esa mujer le causa escalosfrios.
- ¿Para qué? - Le pregunta secamente.
- Tengo una emergencia en mi casa. Si puede ayudarme hasta que llegue la ambulancia....- le dice mirando hacia adentro alzando la voz para ver si lo escucha.
- Mmmjjj!! ¡Emergencia!... ¡Psi!¡Como nooo!.. -le contesta cerrando la puerta.
- ¡Por favor! Es de enserio! ... Tengo una persona desmayada en mi casa! - le dice con desesperación trabando la puerta con el pie para que no la cierre.
La mujer lo mira, se da vuelta y grita con voz estridente y aguda.
_ ¡RENEEEE!! ¡¡TE BUSCAN!!!!
-¡Gracias! - le dice sacando el pie.
Al poco aparece René.
- Veo que pudistes vencer a Cerbero! - le comenta jovialmente. - Vamos a ver al paciente. - Toma su vieja valija de visita de un placard cercano y parten.
René es un hombre mayor de gran tamaño. De joven gustaba mucho practicar rugby. Y en más de una ocasión participó en algún partido de fútbol americano. Hoy se encuentra retirado de los trabajos de hospitales y atención domiciliaria.
Llegan al cuarto y lo primero que toma es la presion arterial y las pulsaciones. Al rato recoge su estetocopio y le hace indicaciones de salir de la habitación.
- Mirá, ahora tiene fiebre y pareciera que no ha ingerido alimentos desde hace rato. Cancela la ambulancia...
-¡Carlos!... Cancela la solicitud de ambulacia!!!!... - le grita de pronto cortando la palabra a René. - Perdon! ... Sigue...
- Debes darle um antipiretico y que no pase los 39 grados. Ahora le pones compresas frías. Ya que puede tener un ataque. Debes suministrarle líquido como caldos para hidratarla y comidas suaves y blandas de fácil digestión. Como si fuera un bebé. No sé que le pasó para tener esos golpes, pero espero que tu no seas el causante.
- No ... Yo no soy... Fue otro...- dice con algo de culpa.
- La cosa es que hay que controlar esos golpes en el rostro, son hematomas muy serios y pueden causar trombosis, debes colocarle esta crema. -y agrega el nombre de la crema a la lista de cosas que debe comprar.- Además debés cuidar esas heridas... ¿Calculo que fue noche de diversión??... - le pregunta con sorna. Luc solo atina a mirar para abajo. No le gusta mucho hablar de sus hábitos. -Si ... Veo... Pero te recomiendo que tengas cuidado. Si hubiera llegado la ambulancia se la hubieran llevado y tendrías una denuncia.
Luc lo mira sorprendido. Esa no se la vio venir... ¿En qué estaría pensando? Esta vez tuvo suerte.
- Por lo demás... Nada... Cualquier cosa llamame al cel- se lo deja anotado en el revés de las indicaciones. - En cuanto despierte que coma y se hidrate.
-Gracias!!! - le dice mientras le sacude la mano efusivamente.
René se va y Luc le da las llaves del auto y el listado para que Carlos haga las compras. Él se queda a cuidarla, ya demasiado tuvo con la noche anterior, y no desea salir más.
Busca en su placard unos pañuelos y en la cocina toma los hielos los pone en un taper ancho, lo llena de agua hadta la mitad y se dirige con ello a la habitación. Cuando ya ve que todo está en orden y ella descansa medianamente, se dirige al estudio. Ése es su escape, es su guarida. Enciende la computadora y la ve a ella dormir por circuito cerrado. Ve que se mueve mucho y decide volver.
- Snoopy!!... Quiero mi Snoopy!... las llaves.... No...-dice ella afiebrada- no entren... Lo perdi!... Las llaves... Las perdí... Mi cartera!!!..
En eso él se da cuenta que ella no tenía nada.
- Mi cartera!!! ... - llora ella en sueños.
-¿Cómo es tu cartera?- Le pregunta suavemente al oido. Con la esperanza de que ella le diga.
- Mi bonita cartera plateada!! - llora en estado febril.
Le toma la temperatura, ¡mierda! 38 y subiendo! Espero que se apure Carlos.
- Mi cartera art nouveau!!..- Vuelve a decir.
-" Bien al menos tengo algo para buscar" - piensa. Le pone las nuevas compresas frias. -"Está que arde!...¡Mierda! No debo permitir que suba!"
La destapa y con cuidado le quita el vestido. Ve en perspectiva las heridas y son realmente serias. A Jake se le ha ido la mano. Y sabe que no es la primera vez, mas de una vez sus chicas terminan hospitalizadas. Todavía no entiende cómo es que sale bien parado. Si él no hubiera entrado por error, ella no la cuenta.
- Aquí está el pedido. -le dice entrgándole el paquete con medicamentos.
- Gracias Carlos... Esteee.. Andá al club y fijate si no encontraron una cartera plateada art nouveau. .. Si no aparece vos sabés que hacer...
- Por supuesto, como siempre...
Carlos es su mano derecha. Antes de trabajar para él, trabajaba en el servicio secreto. La agencia lo envío de encubierto a desbaratar un um cartel en china. Él tenía una familia, pero la mafia china lo descubrió a él y ejecutaron sin piedad a su esposa y sus dos hijos pequeños; él quedó desvastado. Juró venganza, consiguió matar quien dio la orden, pero como se reveló contra sus superiores fue exhonerado del servicio, como si fuera un paria. Es así que lo encontró un día en el club, descargando su pena. Él necesitaba a alguien que siguiera a Lilith y la sacara de problemas y Carlos es la persona idónea para hacerlo. Ahora que Lilith está encaminada, Carlos es para él una ayuda incondicional.
Deja en la mesita de luz los distintos medicamentos. Abre un paquete con una jeringuilla. Y lee el prospecto del antipiretico.
-" Me parece que Carlos se equivocó, este es para niños! Jeje es bebible!! .." -piensa y luego la ve a ella dormida -"No seguramente no puede masticar..¿ cuantas gotas pondré??"
Cuenta las gotas que dice el prospecto por peso y llena la jeringa. Con cuidado la incorpora, le sostiene la cabeza suavemente y lentamente le da el medicamento para que lo tome.
Con suavidad le quita las compresas caliente y las reemplaza por unas frias. Luego le pone la crema cicatrizal en las heridas más severas. La mira expectante. Hacía mucho que no cuidaba a alguien así. La última vez fue Lilith, que la trajo Carlos rescatada de un grupo de adictos.
La tapa con la sábana y despacio sin hacer ruido se retira.

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- ¡Olga! ¡Que suerte que vino! - le dice abrazando efusivamente a la mujer que acaba de llegar.- ¡Pensé que se tomaba el día!!.
- ¡Ay mi niño! Si yo no cocino. Tu no comes nada! ... - le dice pellizcando suavemente sus cachetes a modo de reto.
Olga es una mujer mayor, de contextura robusta, algo pasada en peso, con una sonrisa de oreja a oreja que contagia. Su cara redonda con ojos vivaces no dicen la edad que tiene, sólo la delata las hebras reveldes que se niegan a la tintura.
-Olga, traje a una amiga, ella no se siente bien... Si puede preparar algún caldo o ese tipo de comida...
- Ay, mi niño... Debistes estudiar para doctor! No aquitecto... Vaya!! Vaya!! - lo empuja echandolo de la cocina. - ya va a ver, mi comida para curar! ...
Luc sonríe. Olga es como su madre, desde que tiene memoria Olga cocina para él. Cuando era niño y no quería comer la verdura, ella le preparaba galletas divertidas para almorzar. Simpre quiso saber qué tenian esas galletas que sabían tan bien.
Vuelve a la habitacion y deja en la mesita un baby call. Lo usaba mucho con Lilith, ahora lo vuelve a usar con ella. Enciende su unidad y la acerca al oido. "Si aún funciona" piensa. Y se dirige a su estudio, aún debe completar el proyecto que le pidieron. Se encontraba inspirado y con muchas ideas nuevas para el mismo.
Con paso decidido y algo alegre entra al estudio, y se sienta frente a su computadora, un chiche recién adquirido, con programas de edición de ultima generacion y la visualizacion en varias pantallas.
Se desengancha el monitor que él lleva, se lo lleva al oido, la escuha respirar, lo deja en la mesa. Corre la silla enciende la pc y se pone a trabajar.

El ArquitectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora