Capitulo 6. Compensación

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ATENCIÓN este capitulo contiene lemmon, si no te gusta este contenido ( lo cual dudo mucho xD) omitelo.

"... Voy a subir a ducharme, ¿esta bien?- dijo cansada la azabache- date prisa, te espero arriba- finalizó sensualmente, subiendo las escaleras, el ojiverde se sonrojó y apresuró a levantar la mesa para seguir a su esposa... "

Una vez arriba, el ojiverde se desvistió rápido para entrar a la ducha con su esposa, el único sonido era el del agua cayendo en la tina, la azabache estaba en el baño esperando a que se terminara de llenar la tina para luego quitarse la bata de baño que llevaba puesta.

Marinette ya se había percatado de la presencia de su esposo en el baño, así que para torturarlo comenzó a deslizar suave y lentamente la bata por su cuerpo, una vez que la azabache dejo caer la bata dejando su piel desnuda frente a su esposo el rubio se acercó por detrás acariciando su piel desde su cintura hasta sus caderas de forma suave y pausada, la piel de la azabache se erizó al sentir el contacto de la piel de su esposo con la suya; la azabache estaba empezando a dudar si era buena idea llenar la tina de agua caliente pues el contacto de las manos de Adrien eran como lava que quemaba su piel.

El rubio comenzó a besarle el cuello a la azabache mientras seguía acariciando sus caderas, los besos del rubio lograban arrancar suaves suspiros de la boca de la ojiazul.
Marinette por su parte acariciaba la dorada melena de su esposo, mientras disfrutaba de la atención que este le proporcionaba.

La ojiazul estiró un poco la mano para cerrar el grifo y, tomando iniciativa, decidió voltear, quedando cara a cara con el rubio, para luego atacar sus labios, esos suaves y carnosos labios que tanto le encantaban, al mismo tiempo que acariciaba el abdomen bien marcado de su acompañante, 'ser modelo tiene sus beneficios' pensó ella, mientras él lo único que hacía era acariciar la desnuda espalda de su esposa .
Ambos soltaba suspiros que se ahogaba en cada beso que se daban, hacer el amor no era algo fuera de lo normal para ellos, pero cada vez que lo hacían era como si se fusionaran.

Fue esta vez Adrien el que tomó la decisión de subir de nivel cargando a la azabache hasta posicionarla en la base del tocador que tenían en el baño, sin despegarse del beso, Adrien comenzó a acariciar nuevamente las caderas de su esposa mientras la besaba ferozmente, la azabache por su parte sólo soltaba pequeños jadeos mientras el rubio frotaba su miembro contra su sexo.
La azabache podía notar lo desesperado que estaba el rubio, por entrar en ella, gracias al palpitar de su miembro, la temperatura en ambos era mucho más cálida que cuando empezaron ese juego de caricias, sintiéndose desesperados por fusionarse en uno solo.

El rubio comenzó a descender de la boca de su esposa hasta su cuello, dejando besos húmedos y pequeñas mordidas que no dejarían marcas tan notorias, al llegar a la unión entre el cuello y el hombro de la azabache el rubio le proporciono una mordida suave que hizo gemir a la azabache por la mezcla entre dolor y placer, los sonidos provenientes de la boca de su esposa sólo lograban excitarlo más.

Adrien, quien estaba brindándole atención al seno derecho de la azabache, volvió a subir hasta atrapar el lóbulo de su oreja derecha para luego soltarlo y susurrarle al oído- ¿Quieres que entre? -la azabache sólo jadeó por la excitación.

El rubio sonrió mientras frotaba su erección con la pelvis de su esposa y bajaba ora vez por su cuello, la azabache, por su parte, tenía los ojos entrecerrados por el placer. Las veces que discutían eran muy pocas, pero Marinette sabía que después de la discusión venía la compensación, y vaya que a ella le encantaba esa parte.

-Ad-drien- gimió la azabache por el placer y la desesperación que le daba su esposo- n-necesito que e-entres...YA- gritó la azabache en una orden más que una súplica.

Casados    (Adrinette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora