Capitulo 7. El toca-discos

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Marinette y Adrien habían emprendido camino a la casa de Nathaniel luego de hablar con Chloe, ambos eran sus amigos y querían ayudarlos. Adrien no estaba tan conforme con ayudar a la pareja, pero el sabía lo difícil que había sido ese proceso del compromiso con Marinette.

Marinette por su parte, estaba algo triste por sus amigos, no entendía por qué algo tan insignificante pudo haber arruinado su relación, pero pronto lo haría. 

En el trayecto a casa de Nathaniel, Marinette y Adrien, pasaron por un local de masajes, un local bastante peculiar, no sólo por su aspecto sino por sus recuerdos. Ambos decidieron hacer una pequeña parada en aquel local sólo para revivir viejos momentos, bueno no tan viejos como ellos quisieran.

Aparcaron frente al local y ambos bajaron de su auto, un auto bastante sencillo para ser honestos, para luego tocar al timbre del lugar.
Adrien le lanzó una mirada cómplice a su esposa, una en la que le comunicó tantos sentimientos como recuerdos.

Alguien abrió la puerta del lugar, una persona bastante extraña y bajita, una persona con años inimaginables, era el maestro Fu, su mentor y el guardián de los miraculous. El maestro al ver a ambos adultos en su morada sonrió, permitiéndoles el paso a su hogar y lugar de trabajo, feliz por verlos de nuevo después de algunos años.

La pareja ingresó al humilde y pequeño hogar del maestro sintiendo el olor a incienso y té tan característico del lugar, recordando a la vez su época de acción, sus años de oro como los llamaba Adrien. Marinette por su parte agradecía el no tener que volver a combatir akumas pues, aunque le encantaba ser la heroína de París, no le gustaba ver tantos sentimientos negativos y tanta maldad en su amada ciudad.

-Tomen asiento, jóvenes- ofreció el maestro, más como una orden que como una sugerencia- ¿A qué debo tan agradable sorpresa, muchachos?

Ambos jóvenes se quedaron viendo, era una mirada un tanto incómoda, y desesperada, pues no tenían idea de cómo pedirle ayuda al que, por muchos años, fue su mentor.
La azabache comenzó a jugar con sus dedos mientras su esposo desarreglaba su propio cabello una y otra vez.

-Pues,verá, maestro- comenzó algo dudosa la ojizarca pues en realidad ni ellos mismos sabían por qué habían ido a ver al maestro- usted es muy sabio y siempre da buenos consejos, como cuando Adrien y yo estábamos a punto de casarnos.

El maestro Fu la observaba atento, aunque bastante confundido por sus palabras, en verdad no entendía a dónde se dirigía la conversación.

-Eso es verdad, ambos estaban bastante ansiosos por el gran día- respondió riendo, contagiando al joven matrimonio de esa  risa nerviosa- pero no comprendo, ¿Qué puedo hacer por ustedes el día de hoy?- finalizó curioso y confundido.

La pareja se volteó a ver mutuamente, tratando de buscar respuesta a la pregunta de su mentor, quizás una corazonada llegó a ambos, y sus viejos consejos volverían a ser útiles.

-Esto es lo que pasa, maestro- comenzó está vez el rubio- Marinette y yo íbamos a visitar a un amigo muy cercano, un amigo que está pasando por una situación no muy grata- prosiguió- como en la que nos encontrábamos nosotros en las vísperas de nuestra boda-  finalizó el rubio como si estuviera con un terapeuta.

La azabache, por su parte, estaba sumergida en sus pensamientos, se desconectó un momento por los recuerdos que llegaron a su mente, recuerdos que no son tan felices, recuerdos que le dolían, recuerdos que le ayudarían en esta situación.

-Muy bien- respondió el maestro Fu- es verdad que ambos estaban realmente nerviosos por su boda, y es verdad que los ayudé, pero no comprendo, ¿Cómo puedo ayudarles ahora?- finalizó algo apenado.

Casados    (Adrinette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora