capitulo 3

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Plan de seducción

Rin se encontraba en la cabaña de Kaede, rendida y refunfuñando en contra de las pantimedias. Luego de romper el tercer par, requirió la ayuda de Kagome.

Después de una hora de producción por fin lograron que Rin se viera como "mujer sensual", pero tuvieron que luchar muy duro peinando su rebelde cabello, lo cual logró que Rin soltara muchas lágrimas y grititos por los nudos. Además, el sostén con push up puso a la chica tan nerviosa, que estuvo sonrojada por un largo rato, además de soltando risitas idiotas al pensar en lo que pensaría su señor ante semejante cambio.

Se miró al espejo, admirando su reflejo totalmente diferente. Incluso parecía mucho mayor de lo que era, pero elegante, sumamente atractiva. Aún así…

—Me siento estúpida —dijo. Su cabello castaño estaba recogido en una colita alta, sus labios pintados de rojo, un vestido ajustado, con ropa interior con encaje debajo, y tacones que según Rin "son incómodos y dolorosos". Además, expresó su desprecio por el rímel luego de que este entrara en su ojo. Repetidas veces.

—Estás hermosa —aseguró Kagome. Al rato miró hacia la ventana—. Ahora ve a la habitación donde duerme Sesshômaru y ten estas cosas y espárcelas por ahí —añadió, entregándole unas velas aromáticas lilas y unos pequeños pufs, aprovechando que el demonio no se encontraba en la cabaña en el momento.

Rin la miró con pánico, pero ante la insistencia de la mirada de la sacerdotisa, se rindió.

—Bueno, lo intentaré —titubeó, para luego encogerse de hombros.

Caminó hacia la habitación de Sesshômaru con las cosas en mano, a punto de caerse más de una vez por culpa de los malditos tacos. Por suerte, llegó sana y salva. El lugar era suficientemente grande para dos, y se sintió cómoda con eso, además de muy nerviosa. Intentando no hacer caso a eso, puso las velas delicadamente, haciendo un camino hacia la cama. Luego, las prendió a todas, y se dirigió de nuevo hacia la cama, en donde se sentó.

Actuó muchas veces su pose sexy. La mitad de las veces terminó con un ataque de risa muy estúpido, intentando volver a la seriedad que requería el asunto. Además de eso, estuvo a nada de arrepentirse e irse corriendo de allí, pero al final reconoció que quería mucho la atención de Sesshômaru como para tirar su depilación con cera por la borda.

Después de mucho tiempo de esperar, Sesshômaru finalmente llegó. Entró a la habitación, vio primero el camino de velas, y luego a Rin sobre la cama con cara de seductora, y sus ojos dorados obtuvieron la forma de dos pelotas de tenis. ¿Qué-era-esa-escena? Se ruborizó, pero logró contenerse y volver a su fría personalidad.

—Sesshômaru —murmuró ella. Era la primera vez que lo decía sin decir "señor" primero. Y se sentía muy nerviosa.

Luego se levantó de la cama y caminó hacia él, medio tropezando cada vez.

El demonio dio un paso adelante, frunciendo apenas el ceño y sin entender qué pretendía ella.

—¡Al fin! —gritó ella, caminando hacia él rápido, pero luego cayó al suelo al pisar uno de esos pufs.

Silencio.

Se levantó rápidamente, disimulando la caída, acomodándose el pelo con rápidos movimientos. Sesshômaru se permitió una sonrisita después de comprobar que no se había hecho daño.

—Hola, Rin. —La miró, extrañado por el extraño atuendo y esas pinturas en su cara. No le gustaba para nada la nueva Rin. Lo incomodaba mucho, como si tuviera la intención de drogarlo y atarlo en el sótano para usarlo como esclavo sexual—. ¿Por qué estás vestida así?

—Por usted —respondió, tirándose a sus brazos, a lo que Sesshômaru la miró aturdido. Ella empezó a pestañear sin parar—. Usted lo merece.

Ahá…

Sesshômaru se empezó a preocupar por el extraño tic que tenía Rin en sus ojos. Ella cerró los ojos de repente y soltó una maldición, separándose de él.

—¡Diablos! Sabía que esto era una basura —agregó, restregándose el ojo irritado. Definitivamente, odiaba el rímel.

Sesshômaru la observaba con curiosidad, de nuevo. ¿Qué rayos le pasaba ahora?

Cambiaron miradas. Sesshômaru no entendía nada. Rin volvió a una pose sexy, pero se le había corrido el maquillaje y parecía una loca.

—Esto es ridículo —replicó el demonio, dando media vuelva y caminando fuera de la habitación.

No entendía el comportamiento de Rin y lo ponía incómodo. Muy.

Cuando Sesshômaru finalmente dejó la habitación, la abandonada Rin con el rímel corrido, gritó con furia y pateó con fuerza uno de los pufs.

—¡Esto es un desastre! —Su voz salió amortiguada, ya que se había tirado a la cama luego, tapando su cara con la almohada.

Odiaba su vida.

Continuará

plan de seducción (sesshomaru-rin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora