♣La amabilidad no es la respuesta a todo♣ Undertale

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Escuchó el niño unas voces en el gabinete. Sintió una gran curiosidad por esos sonidos, así que giró la perilla y lo vio...

Vio a un pequeño monstruo, quejándose con susurros por no poder hacer una tarea muy fácil: abrir un bote de galletas. Sin embargo, se quedó atónito al ver a tal ser que los humanos consideran mitológico: los monstruos.

Quería gritar con todas sus fuerzas, pero era en medio de la noche, así que sólo se quedó viendo los intentos en vano del pequeño monstruo, con quejidos ahora más frecuentes. De pronto, el niño humano se percató de algo: el monstruo no tenía brazos, y era por eso por lo que lo intentaba abrir con sus pequeños dientes de leche. Sin pensarlo dos veces, el humano se acercó con una gran sonrisa, y le abrió el bote.

El monstruo estaba confundido por aquel acto tan amable. Sin embargo, no le importó, y le devolvió la sonrisa. El humano se le quedó viendo por un rato más, y decidió preguntarle cómo llegó ahí. Sin muchas complicaciones, el afirmó haber sido escondido junto con su familia cuando se escucharon rumores de guerra. Él nació en cautiverio, y se mantuvo así por un largo tiempo. Aun así, la familia no pudo mantener su escondite, y sólo él pudo escapar sin ser visto para no ser desterrado al UNDERGROUND.

Eso... explicaba por qué quería mantenerse en un techo, sin importar cuál fuera.

- "¡No te preocupes! ¡Yo te traeré la comida suficiente para que estés cómodo aquí! Sólo te pido una cosa... no salgas de mi cuarto, ¿ok?"

Los ojos del pequeño monstruo brillaron al saber que tendría más seguridad, y que no sufriría hambre. Asintió con la cabeza, avanzó con sigilo a la habitación del humano, siendo guiado por este último.

Cuando llegaron al cuarto, se dispusieron a dormir. Para su suerte, el humano tenía literas sin razón aparente...

El humano, desde esa noche, les pidió a sus padres si podía comer en su habitación. Ellos, al saber que él nunca hacía tiradero y era muy responsable, siempre se lo permitieron.

Entonces, gracias al permiso que había adquirido de por vida, los dos niños comían y convivían en ese cuarto. Pasaban los días, y ellos se iban cayendo mejor cada vez.

...

Sin embargo...

El pequeño monstruo, después de un par de meses, extrañó a su familia biológica. Le contó esto al humano, y en vez de que este se decepcionara, se le ocurrió una idea:

- "Oye... ¿y si me voy contigo? Mis padres no se darán cuenta de esto, y podremos ver a tu familia".

El plan no sonaba nada mal para el monstruo, pero después tomó en consideración que el pequeño humano también tenía familia.

- "¿No extrañarás estar con ellos"

- "No, no lo haré. Podemos partir mañana en la madrugada. No nos encontrarán. Te lo prometo."

- "Pero... no sé dónde está..."

- "Tranquilo, yo sí sé..."

Los dos niños agarraron toda la comida apetitosa que encontraran en la cocina. Después, llevaron su plan a cabo. Los dos partieron a las 5:00 am, una hora antes de que los adultos fueran al trabajo. Aunque estaban seguros de que no los encontrarían, decidieron correr, por si las dudas. Pararon abajo del Monte Ebott, tomaron un respiro, y continuaron.

...

Cuando llegaron a la cima, sin pensarlo dos veces, se aventaron al mismo tiempo...

...

Tiempo después, los dos despertaron. Se habían desmayado por el impacto del golpe. Sin prisa alguna, avanzaron uno junto al otro, observando lo que se volvió ese lugar.

...

Mientras caminaban, platicaban con total libertad. Y fue así hasta que se toparon con la familia del monstruo. Él se puso muy feliz, pero su familia se quedó en shock al ver al humano. Enojado, el pequeño monstruo los dejó, y huyó con el pequeño humano.

- "Oye ¿no querías estar con tu familia?"

- "No te aceptaron... eso no es bueno".

- "Entonces... ¿no valió la pena...?"

- "Ahora que lo dices... no. No creo que haya valido la pena...lo siento"

- "Hey, ¡no puede ser tan malo!"

El humano siempre se mantenía positivo y confiado en sus decisiones, pero el monstruo era lo contrario. Aun así, se fueron a un área ardiendo para poder calentar su comida. Cuando tenían el suficiente calor, comieron, reposaron y se dispusieron a jugar...

NO SIEMPRE ES BUENO JUGAR...

El pequeño monstruo tropezó, y quedó al punto de caer a la lava que lo derretiría dolorosamente. El humano corrió a su alcance, y pudo sujetarlo... pero resbaló...

Y LOS DOS CAYERON...

Y EN POLVO SE HICIERON...

Según se sabe, el alma del niño humano fue tomada antes de desaparecer, y llevada a la capital para tener más esperanzas de libertad. Sin embargo, el monstruo no descansó en paz. Se cree que ahora deambula por Waterfall, con una mirada inexpresiva y sin color, advirtiendo a los niños que salen a jugar solos...

¡Historias de cualquier tipo!Where stories live. Discover now