Recorrimos un pasillo de paredes doradas en el que estaban muchos elfos conversando, apenas se decataban de nuestra presencia. Solo algunos dejaban sus conversaciones para saludar a Lía y mirarnos de reojo.
Al fondo de ese largo pasillo había una puerta adornada con hojas y ramas. Suponía que sería una sala "especial". Lía llamó a la puerta y tras oír a una grave voz decir «adelante», entró.
Sentado alrededor de una mesa con forma de rombo, se encontraba un elfo anciano, que al vernos pasar sonrió.
—¡Lía! ¡Qué sorpresa! —exclamó—. No te esperaba ver hoy. ¿Quiénes son tus acompañantes?
—Ellos son Anne... —Lía se quedó parada señalando a mis padres. Aún no sabía su nombre. Reí por lo bajo ante esa cómica escena.
El elfo miró a mis padres y acto seguido a Lía.
—Yo Ben y ella Wendy —los presentó mi padre.
—Lo siento, no había tenido oportunidad de preguntarlo —añadió Lía algo sonrojada.
El elfo anciano dijo que no pasaba nada y después me miró a mí.
—Bueno, debo presentarme —añadió sonriendo—. Yo soy Matew, no hay una palabra exacta para decir lo que soy. Podría ser un gobernador o algo por el estilo, pero los elfos no tenemos de eso. Os contaré la historia de los elfos y la mía, que aunque quizás sea un poco aburrida, es una tradición. Desde tiempos inmemorables los elfos existen.
»Algunos dicen que se crearon de la nada, otros que nacieron de la mezcla entre una Ninfa y un humano, pero la verdadera historia no es esa. A los elfos nos creó la naturaleza, por eso estamos conectados a ella. Más bien, los elfos somos la naturaleza. Si nuestra raza se extinguiera, quizás la vegetación desaparecería.
»Hay muchas clases de elfos, aunque la gente solo conozca una. Hay elfos marinos, que se esconden en lo más profundo de los océanos. Yo tuve la ocasión de conocer a una ciudad de ellos. Hay elfos subterráneos, que viven bajo tierra. Elfos camffless, que viven camuflados. Su poder es el camuflaje, y quizás alguna vez te hayas cruzado con uno, sin saberlo. Hay muchas clases más, pero tardaría mucho en decir todas. De todas maneras la especie más conocida es la nuestra, de las otras apenas se habla.
»Los elfos siempre han tenido a alguien, que por decirlo así, sea su consejero. Ahora mismo soy yo, Matew. Antes lo fue mi padre, y antes de él, mi abuelo. Mucha gente ha pasado por consejero. Pero esto no es algo que vaya por descendientes. Yo no tengo hijos, así que tendré que elegir a alguien. Y esto es todo lo que os tengo que decir. Gratissimum.
La historia de los elfos había sido muy entretenida. Lo que me sorprendió fue que al final nos había dicho "bienvenidos" en latín, ¿acaso los elfos hablaban ese idioma?
Conversamos un rato con Matew sobre las normas del refugio y las habitaciones, yo la compartiría con Lía, y a mis padres les asignarían una. Antes de irnos vi que Lía le susurraba algo a Matew, y tras eso, antes de que saliéramos por la puerta, Matew nos miró y exclamó:
—¡Esperad! Quiero que la joven se quede unos minutos conmigo, a solas.
Mis padres me miraron, y cuando iban a decir algo, Lía les hizo una seña de que me dejaran. Mis padres asintieron y se fueron con Lía sin replicarle.
Me quedé quieta donde estaba mirándole. Desde que le había visto me habían llamado la atención sus ojos de una mezcla de azul, verde y marrón.
—Ven Anne —dijo.
Avancé hacia él y me puse en frente suya.
—Lía me dijo que el otro día, de noche, tenías los ojos violetas.
Recordaba perfectamente eso, y lo que Lía me había dicho, pero no podía ser, yo tenía los ojos pardos.
—Sí, ella me lo dijo —afirmé—, pero yo tengo los ojos pardos, no violetas.
El anciano me miró sonriendo ampliamente y dijo:
—Lía tenía razón, seguramente los tenías violetas. Las cosas suceden a su tiempo, y en algún momento te darás cuenta porque ese color y porque esa noche, pero yo no te lo voy a decir.
Después de que Matew dijera eso tenía muchas ganas de saberlo, pero él no me lo diría.
—Durante estos días tu vida dará un gran giro —continuó—, eso es todo lo que tengo que decir. Puedes regresar con Lía.
—Matew, me gustaría preguntarte una cosa, ¿los elfos habláis latín?
—Sí, aunque también entendemos el idioma mágico y el vuestro —respondió.
Me despedí de él y salí de la habitación. Como Lía no estaba, no sabía por donde ir, así que fui por el largo pasillo y salí de ahí.
Al salir divisé a Lía en una cabaña un poco más baja.
«¿Cómo voy a bajar sin caerme?», pensé.
Miré lo que me rodeaba, y vi que pegada a la pared de la casa había una liana.
Sin pensármelo dos veces la agarré y me deslicé. No conseguí bajar hasta la casa donde aún estaban, pero por lo menos estaba más cerca. Lía me vio y me saludó desde abajo. Subiendo por las dianas con agilidad llegó hasta mí y me dijo:
—Anne, tírate por las lianas como has hecho. Quizás te preguntes porque hay lianas en las hayas, la respuesta es "cosas de elfos".
Bajé como ella me había dicho y llegué hasta mis padres. Lía me enseñó la habitación que sería de mis padres de ahora en adelante. Las paredes eran de madera y en ella había una cama de matrimonio y un escritorio. Tras verla nos despedimos de mis padres y salimos a fuera.
—Te voy a presentar a una persona, vive un poco más arriba -
—añadió Lía.Lía me indicó como subir por las lianas y conseguí hacerlo bastante bien, a pesar de que el vestido que llevaba me entorpecía. Subimos hasta las ramas de unas ayas que se juntaban en un punto, pero yo no veía ninguna cabaña por ahí.
—Ven —me llamó Lía abriéndose paso entre las ramas.
Hice lo mismo que ella, y me sorprendí al ver que en el interior de todas las ramas había varias cabañas. Lía y yo fuimos hasta una bastante pequeña, y al entrar vi a una niña pequeña igual que Lía excepto por sus ojos verdes.
—¡Lía! —gritó alegre abrazándola. La niña se dio cuenta de mi presencia y me miró con atención.
—Anne, ella es Rose, mi hermana menor —la presentó Lía—. Rose, ella es Anne, la concí hace poco.
La niña me miró de nuevo y me saludó, después miró mi brazo, que estaba vendado y me preguntó:
—¿Qué te pasó?
—Una criatura me mordió —respondí tocándome la zona herida.
Lía dijo que nos teníamos que ir y nos despedimos. Me llevó a su cabaña, una próxima que era bastante grande. En su interior había dos camas, un amplio escritorio y muchos extraños objetos que no me sonaban.
Me dijo que mi cama sería la del lado derecho. Me senté sobre ella.
—Ya es de noche —añadió—. Mañana volveremos a ver a los bandidos, te recomendaría descansar.
—Eso voy a hacer —respondí.
Yo y Lía conversamos un rato más antes de irnos a dormir.
Después, ambas nos quedamos dormidas.
Mañana sería un largo día.
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¡Hola! Espero que os haya gustado el capítulo;)'
PD: Todo lo que dije sobre los elfos es inventado por mí, no son cosas que haya sacado de algún sitio.
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ANNE ©
FantasySiglo XI Reyes tiranos, soldados y bandidos. Todos ellos forman parte de la aventura que protagoniza nuestro personaje principal, Anne. Una niña cuyos ojos pardos la diferencian del resto. Un nuevo rey sin escrúpulos se apodera del trono y echa a lo...