Lección 3 - Cuidados

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Un perro no es un juguete o un simple artículo que acaba de adquirir. Es un ser vivo y requiere de ciertos cuidados. Hay que alimentarlo, bañarlo, pasearlo y jugar con él para que tenga una vida cómoda y agradable con su nueva familia

Hambriento no se parecía en nada en aspecto, pero eso parecía no importarle a Jim. Aunque Diana no estaba segura de ello, así que no quiso correr el riesgo de que su hijo se diera cuenta que Hambriento no era un perro. Esa misma tarde cuando volvió a casa, llego con una sorpresa para la nueva mascota de su hijo. Un par de orejas y una cola falsa, ambos en color café.

De camino a casa había pasado por una tienda de disfraces donde compro el conjunto para ayudarle a Hambriento con su nuevo trabajo de ser un perro. No solo bastaba con comportarse como uno, tenía que verse como uno. En un principio el propósito de Diana era saber que tan lejos estaba dispuesto a llegar Hambriento por conseguir comida. En un principio pensó en comprar un disfraz completo, pero hasta ella sabía que eso sería demasiado humillante así que se limito a comprar solo el conjunto de orejas y cola

Hambriento pensó que usar eso sería sumamente humillante, pero acepto hacerlo. Lo único que le importaba era recibir comida sin importar lo que tenga que hacer. Tomo el conjunto y se lo coloco sin que Jim lo viera. Diana se impresiono al verlo con el conjunto puesto, pero el conjunto no era lo único que le había llevado. También había pasado por una tienda de mascotas donde compro otras dos cosas. Un collar con el nombre "Hambriento" grabado en una placa con la forma de un hueso el cual fue colocado en el cuello del chico por las manos de su amo, y un libro que Diana entrego a su hijo.

Era un manual sobre como entrenar a un perro. El pequeño Jim se entusiasmo mucho con lo que había recibido ya que con eso entendía que su madre le dejaba quedarse con su mascota. A partir de ese momento una nueva vida empezaría para ambos. Hambriento, el chico de la calle sin hogar y nada de comer. Y Jim, el pequeño niño sin amigo que empezaba su vida en un nuevo hogar. Ambos ahora eran amo y mascota

El libro que Diana le había entregado a su hijo tenía instrucciones sobre cómo cuidar y entrenar a un perro. Jim leyó los primeros párrafos en los que explicaban que un perro debía ser alimentado, aseado y, debes en cuando, sacado a pasear. A Hambriento le preocupaba un poco la idea de cómo lo cuidaría Jim, ya que él tenía solo 5 años, pero Jim no tenía ninguna preocupación. Unos años atrás ya habían tenido un perro. El cual se escapo debido a los malos cuidados de Diana.

Lo primero que el niño decidió hacer fue bañarlo. Hambriento no había tocado el agua en mucho tiempo y despedía un aroma no muy agradable. Hambriento también quería bañarse, nunca le gusto estar sucio u oler mal, pero quería hacerlo solo algo que Jim no le iba a permitir ya que anhelaba con ansias el bañar a su perro. Una característica de los perros es que no les gusta bañarse, motivo por el cual tuvo que fingir no querer bañarse.

Jim lleno la tina de su baño con agua caliente y empujo a Hambriento hacia ella. Hambriento ejerció un poco de resistencia pero termino cayendo dentro de la tina sintiendo la calidez del agua recorrer hasta el más escondido rincón de su piel. Tuvo que meterse con la ropa puesta para que su pequeño amo no levantara sospechas y tampoco viera algo que pudiera incomodar al pequeño

Jim tomo el champú de su mamá y cubrió con él la cabeza de Hambriento para después empezar a tallarlo con una esponja. Hambriento se limito a quedarse quieto mientras el pequeño lo bañaba. De vez en cuando se sacudía para salpicar el agua como lo hacen los perros, cosa que alegraba mucho al niño y lo hacia reír al mojarse y ver las burbujas levantándose en el aire. Hambriento también se divertía haciendo eso. Dejo que el agua y el jabón limpiaran sus pesares y preocupaciones, divirtiéndose con su pequeño amo, olvidando todo lo que había pasado en su vida en las calles. Jamás pensó que un baño lo haría sentirse tan bien

Esa noche, después de que Jim se había dormido, Diana le ofreció a Hambriento ropa limpia que era de su difunto esposo ya que la suya, a pesar del esfuerzo de Jim por limpiarla, aun tenía manchas, además de que estaba rota. Hambriento se dio un baño adecuado y se vistió con la ropa que había recibido para después volver al cuarto de su pequeño amo, donde este le pidió que durmiera.

Miro al niño dormido un momento, después del baño Jim volvió a darle de comer. Diana compraba demasiada comida para que su hijo se alimentara bien, pero la mayoría de esa comida terminaba en la basura ya que Jim no comía mucho y la comida almacenada terminaba echándose a perder. Hambriento se sentía agradecido con su pequeño amo. Gracias a él ahora tenía un lugar donde dormir y algo que comer. Se recostó en el suelo sobre unas frazadas que le habían sido ofrecidas y se durmió. Por primera vez en muchos años podía dormir sin hambre, sin frio, sin preocupaciones

Pasaron los días y Hambriento siguió con su entrenamiento. Desde lo básico, como saludar, sentarse o hacerse el muerto, hasta cosas más complejas como traer el palo o no destruir cosas. Como Hambriento no era un perro, entendía perfectamente bien lo que tenía que hacer y lo hacía sin fallar o protestar. Excepto lo de hacer sus "necesidades" afuera, algo que no estaba dispuesto a hacer así que discretamente le demostró a Jim que sabia usar el baño, algo que le pareció muy sorprendente al pequeño

Cada vez que Hambriento hacia algo bien, su amo lo recompensaba con algún bocadillo. Al principio fueron galletas para perro que Diana le compraba. El sabor no le desagradaba a Hambriento. Gracias a su vida en la calle, aprendió a tolerar cualquier tipo de sabor en la comida, pero las galletas le sabían bien y termino acostumbrándose a ellas en muy poco tiempo, llegándole a gustar el sabor que tenían

Hambriento aprendió a ser un perro en poco tiempo. Había considerado caminar en cuatro patas todo el tiempo como los demás perros pero eso era demasiado molesto así que opto por no hacerlo. Después de todo, cuando él y Jim se conocieron y fueron hasta su casa, camino en dos pies y eso le parecía muy normal a Jim. Fingir ser un perro al principio le había parecido muy difícil, pero resulto ser más sencillo de lo que parecía y hasta le resultaba divertido hacerlo y lo mejor de todo era que le daban comida por hacerlo

Jim lo alimentaba cada vez que podía y eso era lo que más le gustaba. Desde que esta con su amo, no ha vuelto a sentir hambre ya que era alimentado aun cuando no la tenía. Y con el paso de los meses, gracias a la buena alimentación que recibía y al ejercicio que hacia al jugar con su amo, Hambriento dejo de ser ese delgado y demacrado chico y se convirtió en uno en mejor forma

Amo y mascota se divertían mucho juntos. Cuando Jim lo sacaba a pasear le ponía una correa y juntos recorrían la ciudad llamando la atención y las miradas de todos al ver a Hambriento con una correa que era sujetada por el pequeño niño. Algunos se burlaban de ellos y a otros simplemente les parecía extraño. A Hambriento no le importaba que se burlaran de él. Mientras siguiera siendo alimentado haría lo que fuera y para que eso pasara tenía que mantener contento a su pequeño amo

Una chica inclusive, se sentía atraída por Hambriento al verlo usar esas orejas y cola falsas, y en muchas ocasiones trataba de acercarse a él para charlar y conocerlo, pero Hambriento seguía firme en su papel de mascota. Ella pensaba que lo que hacían era solo un juego, y le parecía muy adorable ver como Hambriento hacia lo que hacía para mantener contento a su amo

Con el tiempo, Hambriento empezó a desarrollar un cariño por su pequeño amo, le agradecía por todo lo que le daba y se lo demostraba jugando con él y quedándose a su lado, cumpliendo cada capricho que el niño quería

Jim no tenía amigos. Acababan de mudarse por cuestiones del trabajo de Diana. Jim no conocía a nadie. Trataba de acercarse a otros niños que jugaban en el parque, pero ellos eran más grandes que Jim y se alejaban de él. Su madre le compraba muchos juguetes y cosas con las cuales divertirse en casa, no había necesidad de salir. Pero Jim no quería eso, lo que Jim quería era tener a alguien a su lado. Y ahora que Hambriento estaba cumpliendo con esa función, el hueco en su corazón se estaba llenando. Pero había una parte de ese hueco en el corazón del niño que solo una persona podía llenar

El niño pequeño y el perro hambrientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora