Lección 2 - Adopción

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Si ha logrado encontrar uno que logre adaptarse a las condiciones de su hogar, podemos proceder a adoptarlo y llevarlo a su nuevo hogar. Hay que tener en cuenta que un nuevo hogar podría darle un poco de desconfianza a su nueva mascota. Solo es cuestión de darle tiempo y espacio para que se familiarice con su hogar y sus nuevos dueños

Con lentitud y pesadez abrió los ojos, viendo frente a él un pedazo de buñuelo, dorado y azucarado. De inmediato se abalanzo sobre él y lo devoro sin permiso. El sabor era tan delicioso y sus ganas de comer eran tan fuertes que hasta le dolió la mandíbula cuando el azucarado tesoro toco su lengua. Otros dos trozos de buñuelo cayeron frente a él, los recogió y se los llevo a la boca deleitándose con el sabor. Pero antes de que pudiera tragarlos escucho una pequeña risa divertida frente a él.

El hambriento chico levanto la mirada y se encontró con un niño pequeño de 5 o 6 años quien estaba parado frente a él con un humeante buñuelo en las manos. El hambriento chico lo miro un momento para después desviar la mirada al buñuelo que sostenía en sus manos. El estomago de chico rujio, el niño se dio cuenta que estaba mirando su buñuelo así que le arranco un pedazo y se lo arrojo. El niño siguió arrojándole trozos de su buñuelo al chico hambriento acercándose a él más y más

Cuando estuvo muy cerca de él, le ofreció lo último que quedaba del buñuelo el cual fue recibido de sus manos por el chico hambriento quien le dio la espalda para poder comerlo tranquilamente. El chico hambriento disfrutaba tranquilamente su comida cuando sintió la mano del niño acariciar su cabeza. El chico dejo de comer y volteo a ver al niño quien no dejaba de mirarlo con una sonrisa en el rostro

-lindo perrito – le dijo desconcertando al chico

Por alguna razón el niño había confundido al chico con un perro. A él no le importo, estaba agradecido con él por haberle dado algo de comer así que dejo que el niño siguiera acariciando su cabeza y se divirtiera con eso

El hambriento chico al fin había logrado comer algo y estaba a punto de darle las gracias al niño cuando este salió corriendo riéndose. Momentos después regreso cargando una bolsa llena de buñuelos. Le entrego uno y lo miro comérselo

-ven conmigo lindo perrito– le dijo el niño – vamos a mi casa

El hambriento chico sabía que no debía hacer eso, retrocedió unos pasos y negó con la cabeza. El niño sabía que no lo seguiría así que probo con algo que había visto en televisión. Tomo un trozo de buñuelo y lo puso en el suelo, retrocedió unos pasos y coloco otro, luego otro. El chico hambriento sabia qué trataba de hacer el niño, pero, a pesar de que su estomago ya había comido, aun no estaba satisfecho así que involuntariamente se acerco al trozo de buñuelo y lo levanto para comérselo, luego el otro y el otro siguiendo el rastro que estaba marcando el niño y sin darse cuenta se encontraba dentro de una casa

El niño vivía justo frente al parque, había dejado un rastro de trozos de buñuelo que llegaban hasta la puerta de su casa, un rastro que fue devorado por el chico hambriento hasta terminar dentro de la casa sin darse cuenta. Él chico hambriento se asusto al ver que estaba dentro de una casa, sabía que no debía estar ahí pero el niño lo tomo de la mano y lo llevo hasta la cocina, no sin antes pasar por el estudio donde se encontraba su mamá trabajando

-mamá, mamá, mamá – le dijo el niño entusiasmado – encontré un perro ¿me lo puedo quedar?

La madre del niño se encontraba trabajando en su computadora mientras hablaba con alguien por teléfono y no le había puesto atención al niño

-¡Mamá!

-cariño estoy al teléfono – le respondió su mamá agitando la mano – haz lo que quieras

El niño pequeño y el perro hambrientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora