Yuuri Katsuki es el menor de la familia Katsuki y el único que se ha independizado, gracias a que desde una temprana edad abandonó su hogar o más bien fue echado de este. Dejando de mantener contacto con su familia gracias a los tatuajes que lleva...
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Después de semejante espectáculo por parte de Victor, regresé hacia donde estaba Otabek y los demás esperándome, iba a hablar cuando vi a Otabek y a Yuri hablando, noté cierto sonrojo por parte del pequeño gato roñoso, no quería interrumpir ese mágico momento...pero debía irme, así que salí de donde estaba para encontrarme con ambos.
—Otabek —interrumpí con algo de vergüenza—. Es hora de irnos —asintió con su cabeza y se despidió de Yuri con un beso en la mejilla.
Okay, Yuuri, respira, quizá es una costumbre del lugar del que viene...
Nota Mental 16: últimamente las personas adoptan costumbres muy extrañas...
—Yurio! —solté un grito exaltado—. Bien, agradezco todo hasta hoy, por haberme ayudado a tener un hogar y por ayudarme en todo —le mostré una sonrisa de agradecimiento.
—No es una despedida cerdo, iré mañana a tu trabajo en la clínica —evitó mi mirada, pero se observaba un enorme sonrojo—. A-a verte...claro.
Nota Mental 17: ¡Ajá! ¡Alfalfa! Y yo soy un enviado de Buda...
—Sí, claro te esperare —guiñé mi ojo—. Además debes acompañarme a hacerme otro tatuaje —el sólo se limitó a sonreir... y por un carajo, era una gran sonrisa.
[✠]
—Entonces, dices que el tal Victor está celoso del nuevo y te besó anoche, en una pared de su casa y tu le golpeaste los...
—¡Sí! Exactamente, así como has dicho, pero por Dios Emil... ¿No podemos hablar de esto en un lugar más privado? —Estábamos en plena reunión cuando a Emil se le ocurrió preguntar por lo que pasó anoche y enfrente de todos.
—Está bien Yuuri, amigo mío...así que ¿En qué nos quedamos caballeros... y señoritas?
Uno de los muchachos...Seung para ser exactos señaló a una chica pelirroja que estaba con una enorme sonrisa e su rostro...la emoción se tu primer trabajo era sin lugar a dudas la mejor sensación de todas... y también la de la primera paga.
—¡Es cierto! Hoy se integra a nuestra clínica la Doctora Mila Babicheva, estará trabajando con nosotros desde hoy, ella estudió en una Universidad en Japón, así que nos será de gran ayuda —Mila me miraba como si me conociese, y es que, a decir verdad, siento que yo ya la había visto en algún sitio—. A trabajar señoritas —Siempre nos hablaba como si fuésemos un pelotón del ejército —. Katsuki, tenemos una plática pendiente —Emil no planeaba dejarme en paz con eso así que resignado fui hacia donde estaba, hasta que Mila, la nueva llegó para hablarme un momento.
—En otro momento será Dr. Nekola — a lo que él solo rió y me lanzo el dedo de en medio, ¿Eso es legal? —. Hola Mila, es un gusto conocerte, yo soy...
—Yuuri Katsuki —me interrumpió—. Te conozco —sonrió—. Estudié con tu hermana Mari Katsuki —Me tensé al oír el nombre de mi hermana.
—¿Ellos te han enviado? —solté de golpe.
—No realmente... —se rascó la nuca—. Solo, quería conocerte, porque... bueno, tu familia siempre hablaba de su segundo hijo, y parecían muy tristes al hablar de eso... y pensé que si hablabas con ellos podrías no se... ¿Arreglar sus desacuerdos?
La ingenuidad brotaba de cada poro de su piel, pero ella no tenía la culpa, le di una sonrisa, que más bien parecía una mueca, y solo me limite a darle una palmada en el hombro.
—¿Yuuri?
—Verás Mila, no es tan fácil y creo que no lo necesitamos, es mejor así.
Pasé el resto de la mañana en consultorio y sesiones, olvidando por completo el asunto de mi familia, se supone que Yurio estaría con nosotros pasadas las dos, alcé mi vista al reloj y eran, sí, pasadas las dos, salí para ir a buscar a Otabek y ahí los vi, platicando en una de las mesas del comedor, estaban DEMASIADO cerca.
—Chiflando y aplaudiendo muchachos —me puse justo á lado de ellos, alzaron la vista y cada uno me miraba como si quisieran matarme—. Bien, lo siento... Hola —dije nervioso.
—Llegas tarde cerdo —Yurio siempre tan amable.
—Estaba ocupado —No era una mentira... del todo, quería despejar mi mente de las palabras de Mila, quería olvidar como lo he hecho estos años.
—Uri...Yuu...Yuuri...¡Yuuri! —el grito de Otabek hizo que saliera de mi mar de pensamientos.
—Lo siento, estaba pensando en... unas cosas que debo hacer —sonreí—. Bien, por cierto Yurio, ¿Vendrás conmigo a hacernos el tatuaje?
—¿Qué? ¿Tatuaje? ¿Cuándo? —de repente el lado "infantil" de Otabek salía a flote, Yurio y yo nos miramos y comenzamos a reír.
—Claro —un teléfono comenzó a sonar, era el de Yurio, se levanto y contesto, se veía molesto y también se oía que estaba discutiendo con alguien.
