Julieta

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Julieta, quiero que sepas que me harté por fin de ti.

Estoy roto y lo sabes. Supongo que en este momento estás riendote de todo. De mi rostro húmedo, de mis ojos cristalinos, de mis tristes sollozos.

¿Te acuerdas de la primera vez que nos vimos?

Traías puesto un vestido rojo como el vino, un cigarrillo colgaba de tu boca y en tus ojos había sed. Debo reconocer que me ahogué en tus caderas y, desde entonces, no he vuelto a necesitar ahogarme en otra cosa que no seas tú.

No me vengas con que no olvide las últimas semanas. Estos días han sido difíciles gracias a ti. A tus ganas de moler a palos mi fe en ti. Por eso bebí otra vez.

Pero hablábamos sobre la primera vez que te vi. Estabas ansiosa. Buscabas un lugar para olvidar. Y resulta que ese lugar lo encontraste en mi pecho. Me viste entre la gente. Me miraste y supiste que podrías usarme. Y yo te saqué a bailar.

Mazoquismo.

Y así bailando nos conocimos. Y así bailando nos besamos. Y así, bailando, nos hicimos el amor.

Hoy ya no te veo con esa absurda mirada de veinteañero. Hoy sé a lo que me enfrento cuando me quedo prendado de los destellos mágicos de tus pupilas. Hoy, Julieta, te veo con amor verdadero y eso es lo peor.

Hace seis horas estabas en la cama con él. Y gritabas para él. Y su miembro estaba dentro de ti.

Vomité cuatro veces en las últimas seis horas.

Hace una hora que oficialmente estoy ebrio. Aún así, me levanto en medio de la noche. Me visto con este traje y espero que estés en donde estés, te llegue mi mensaje. Que escuches mis palabras de borracho.

Julieta...

Espero que él no sea capaz de darte lo que buscas, porque lo que yo busco eres tú, y eso nadie me lo va a regresar.

Historias Cortas De La Luna Y Las EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora