La boda perfecta /Nanbaka/ yaoi

1° Mi lady~

El ambiete estaba creado y decorado con flores, para ser exactos, margaritas blancas.

Los invitados llegaron la mayoría a pie. Ya que, no eran de lo que se decía muy ricos como para llegar en coche. No eran tampoco muchos, ambos novios estaban de acuerdo en hacer una ceremonia pequeña y privada, solo a los más íntimos amigos.

-No me gusta...- hizo un pequeño puchero ajustando su corbata.

-¿Qué no te gusta?- un pelimorado salió del marco de la puerta.

-¿Honey? ¿Qué haces aquí?- volvió a lo suyo y su corbata.

-Ver que tal va el novio- se acercó al nombrado y pudo percatarse de que las manos inquietas en el núcleo de la corbata- no te pongas esa mierda.

-No tengo otra- suspiró.

-Ten, ponte esto- le dió una pajarita verde esmeralda pero con una intensidad suave.

Hizo lo que su amigo le pidió- ¿Tú no estabas con Uno?- preguntó de repente.

-S-Sí, bueno, no funcionó ningún truco, él... simplemente pasa de mí...- desvió la mirada algo sonrojado y decepcionado.

-Anímate amigo mío, tal vez Jyugo pueda darte algún consejo, es su amigo después de todo y gracias por la pajarita.

-Ok, gracias- sale de la habitación con una pizca de esperanza de poder hablar con Uno.

Sí señores, Honey lleva un año enamorado del rubio y este, está tan ciego que no se ha dado cuenta de sus sonrojos.

-Hola Jyugo- saludó asomando la cabeza.

Honey, al ver la figura del nombrado, no pudo evitar quedar maravillado ante lo que veían sus ojos.
El azabache llevaba un precioso vestido blanco con incrustaciones rosas por la parte superior, por las extremidades inferiores del mismo color que el pelo de su pareja, atado con una cinta.

A su lado, había un ramo de margaritas blancas y decoraciones de corazón y, una diadema de hojas.

-Buenas- saludó una sonrisa- ¿pasa algo?

Se quedó algo callado- Y-yo...

-Es Uno ¿verdad?- aumentó su sonrisa al ver la reacción del contrario- ¿Qué necesitas?

-N-no me sirvieron los consejos de Trois... me preguntaba que podría hacer...- mencionó haciendo pucheros.

-Pues... Uno no es un tipo difícil de hablar ni simpatizar. Intenta ser su amigo, ganarte su amistad y no rivalidad- le dio unas palmaditas en el hombro. Cuando, se dió cuenta de la hora que iba a ser y, de que iba a llegar tarde al altar.

-Oh... maldita sea- se paró en seco.

-¿Pasó algo?- le preguntó, revisándolo con la mirada por si faltaba algo, pero, al ver que no era así, volvió su vista hacia Jyugo.

-No tengo a nadie que me lleve al altar...

-¿Eh? ¿Era solo eso?

-¿¡Cómo que "solo"?! Es muy grave, aunque... bueno, es mejor que mis padres no estén...- su rostro se tornó a oscuro como sus grilletes, se le aproximaban diversos recuerdos que borró al ladear con fuerza la cabeza de un lado a otro.

No importaba lo que haya pasado. Lo que fue, fue. Ahora lo que importaba era su futuro con su pareja.

-Yo te llevo.

-¿Eh?

-He dicho... que yo te llevaré al altar...- hizo un puchero- considéralo como que estamos en paz...

Jyugo sonrió y asintió. Acto seguido agarró el brazo del contrario y salieron de los vestuarios.

La música de fondo comenzó a sonar fuerte desde un comienzo para ir dejándose degradar a medida que el novio iba entrando.

Todos estaban maravillados ante lo bien que le quedaba el vestido y como resaltaba cada una de sus peculiares curvas parecidas a la de una mujer.

Al llegar a su destino, Honey dejo la mano del chico a cuidado de su esposo y se sentó al lado de Uno, que lloraba cascadas en vez de lágrimas.

Los dos se miraron alegres. Cuando llegó la hora de colocar los anillos, Trois quería hacerlo de una forma especial y curioso, como era su pareja. Así que, se puso de rodillas y colocó el anillo para luego bersarlo, al igual que la mano de su portador.

-Honey...- sonrió al ver la forma innovadora en la que lo hizo y el cariño que demostraba en cada gesto.

-Me encanta las margaritas que has elegido- sonrió sin soltar su mano.

-Quería sorprenderte.

-Mi Jyugo, con tan solo teniéndote a mí lado, me das las más maravillosas sorpresas que pueda desear.- se levantó y besó su mejilla para continuar con el casamiento.