Espero ante el frío, leía todo aquello que lo rodeaba, un gran espectacular "El escritor que nos dio, al hombre más encantador." Sonrió, claro que Jonathan tuvo que verlo, era más que obvio.
Una luz le golpeó el rostro, hizo la parada, seguía siendo el hombre con suerte.
"Esto es increíble... ¿Dio lo sabes verdad?"
"Solo soy un estudiante. Además, todo eso es tuyo."
"Yo no sé escribir."
"Me alegró de eso." Lo miro pícaramente. "¿Jojo, crees en la suerte?"
Observaba su pata de conejo, su trébol, tocaba su cicatriz.
"No."
Pero Jonathan mentía, era malo mintiendo, solo reía tontamente, con su rostro sucio.
El rubio escuchaba tan atentamente la historia de Jonathan, con tanta pasión, sentado sobre las sábanas blancas.
Jojo se sorprendía, gritaba, imaginaba su espada y como atacaba a las bestias, imaginaba aquel palacio de oro. Miraba a Dio por pequeños segundos y continuaba, el rubio solo se limitaba a sonreír.
Jonathan iba y venía, seguí la historia, seguía recordando. Dio comenzó a tomar aquellas pequeñas historias, trato de imitarlo, pero...
- ¡Y Entonces!
Dio miro por la ventana, la Luna ya se había levantado. Miro a Jojo, quien no dejaba de hablar, que se perdió en el tiempo, sentado bajo sus pies.
-Jonathan.
El moreno se detuvo, estaba tan exaltado, respiraba profundo, se tocaba el pecho.
-Deberías escribirlo.
-No se escribir. - se limitó a sonreírle, sin mirarlo. - Pero tú, escribes. Yo... yo seguiré contándote todo.
-No creó ser tan malo.
-No eres malo.
Dio sonreía temblorosamente.
-Hagamos algo.
-Ya es muy noche.
-Prométeme que te acordarás de mí.
- ¿Qué? - cruzaron miradas.
-Prometeo.
La pequeña niebla se cruzo entre los labios de Dio, un suspiro se le escapó al ver sonreír a un serio Jojo, que cerró sus ojos y levantó su rostro, aquel inocente gesto se quedó, entre días.
-"Y entonces..."- Jonathan hacia gestos tan más curiosos mientras que Dio se concentraba en la tinta que marcaba el papel.
Algunas veces Jojo le narraba con tanta tranquilidad, que permanecían días enteros bajo el frío. Otras, donde no había nada más que contar, que se quedaban en un silencio... pero Dio lo escuchaba, aquel corazón que se sobresaltaba que nunca lo olvidaría.
Y otras... donde Jojo no estaba en aquel pueblo triste, donde solo quedaban aquellos gestos que tan celosamente guardaba Dio.
Por un largo tiempo, el rubio se olvido de aquella voz, de aquella imaginación... de aquel hombre encantador.
Solo recuerda, cuando sacó la primera obra comercial, en el teatro...
-¡Maravilloso, Dio!- le abrazaba el director de la obra.- ¡Todos están encantados... con tu obra!
Los ojos ámbar brillaron. ¿Hace cuanto no escuchaba esa palabra? ¿Desde el nivel medio superior de sus estudios? ¿Hace cuanto Jojo le había narrado su ultimo cuento?
- ¿Dio?
-No es nada. - volvió a tomar su seriedad y fue tras el telón...
"-No comprendo muy bien. - Jojo sonreía. - ¿Por qué quieres que...?"
"-Solo hazlo. - Dio cerró los ojos. - Quiero tener más suerte."
Jojo se acercó, para besar aquella cicatriz.
"-¿Lo recuerdas?"
"-¿Qué debo recordar?"
Dio lo miro, recostado en su hombre. Jojo ya era un hombre, muy alto y muy fuerte, algo obeso... algo sucio... (paso su mano por el mentón del moreno para quitarle aquella espantosa mancha...) Jojo era ya un encantador... un hombre encantador...
"- Jojo... No te olvides de..." y con un pequeño roce en los labios hizo callar al rubio.
Tomó un café en la solitaria barra, mirando apenas las luces de media noche, entre un día...Cuando sintió aquella fuerte mano, acariciarle aquella cicatriz.
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CHARMING MAN
FanfictionTras tantas rachas de suerte, un joven amo de ella, decide que es tiempo volver a buscar a su mayor amuleto, otro joven que solo se dedica a ser feliz, sin conocer otra expresión más que una sonrisa y ser encantador, simplemente siendo un hombre enc...