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Miserable. Así se sentía Tamaki luego de ser rechazado por su mejor amigo. No, seguramente ya no lo sería más después de confesarle todo lo que comenzó a sentir por él hace cuatro años atrás; dudaba de si la amistad entre ellos seguiría siendo la misma de antes.

En qué momento se le pasó por la cabeza la posibilidad de que Mirio le correspondiera? el cariño que el rubio sentía hacia Tamaki no era realmente de "amor", tan solo lo quería como su mejor amigo.

O eso le dió a entender hace algunos minutos atrás.

Tamaki se había ilusionado con que Mirio le diría que él sentía lo mismo hacia su persona, que lo amaba con todo su corazón desde el primer momento en que lo vió; mas qué tonto fue.

"Nunca fui una excepción. Mirio siempre es amable con todas las personas, yo sólo era uno más del montón" se reprochaba Amajiki, sintiéndose frustrado e impotente. La situación no parecía mejorar, ya que una tormentosa lluvia azotaba con fuerza la ciudad, sin embargo al azabache poco le importaba terminar todo empapado. Todo había perdido el sentido para él. Ya nada importaba, ni siquiera su salud.

-¡¿Tamaki?! - escuchó una voz a sus espaldas, aunque apenas se molestó en detener su caminar.

-Kirishima...? - murmura Tamaki en un hilo de voz al ver que su amigo pelirrojo se colocó enfrente suyo, con una mirada preocupada.

-¿Qué sucedió? por qué estás...? - Kirishima no pudo acabar su pregunta; sintió su corazón encogerse al ver la expresión tan abatida de su amigo.

A Tamaki nunca le gustó mostrarse débil frente a los demás, pero aquella situación le sobrepasó de tal forma, que terminó por romper en llanto frente al pelirrojo. Sus lágrimas fácilmente podrían confundirse con las gotas de lluvia, por lo que sentía que el cielo lloraba junto a él.

-Iremos a la casa de Fatgum, ya que es la que está más cerca, de acuerdo? no puedes estar así, no te dejaré aquí - le dijo Kirishima, cubriéndolo con su paraguas y casi obligándolo a caminar.

Tamaki le siguió en silencio, de alguna manera no quería estar solo en ese momento, necesitaba sentirse acompañado.

Una vez que llegaron a la casa del susodicho, éste les recibió con una expresión de asombro en su rostro. Sin dudar los dejó pasar a ambos, y enseguida le dió ropa limpia a Tamaki -aunque no fuera de su talla- para evitar que agarrara un resfriado.

-Cómo que lo encontraste caminando solo en medio de la lluvia?! - le interrogó Fatgum a Kirishima con desconcierto.

-Pues eso. Tamaki tenía una expresión demacrada en su rostro, no tengo ni la menor idea de lo que pudo haber pasado, y... dudo que nos lo quiera decir - le respondió el pelirrojo, observando las escaleras.

-Chicos... - murmuró Tamaki, logrando llamar la atención de ambos.

-Tamaki! qué fue lo que pasó? - le preguntó Fatgum, con la típica autoridad de padre preocupado.

-No tengo los ánimos suficientes para hablar ahora, yo solo... quiero dormir - le contestó el azabache, abrazándose a sí mismo.

-Kirishima, llévalo al cuarto de huéspedes y abrígalo bien - le ordenó Fatgum, a lo que el menor actuó de inmediato.





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"Lo siento, no puedo corresponderte. Sólo te quiero como mi mejor amigo" aquellas palabras hicieron que Tamaki despertase en medio de la noche. Se reincorporó sobre la cama, percatándose de que tanto su cara como la almohada estaban totalmente húmedas.

Estragos En El Corazón | MiriTamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora