~6~

7.4K 773 613
                                    

Salir huyendo no había sido la mejor opción. Tamaki pudo darse cuenta de ello al reflexionar con la cabeza fría sobre lo que acababa de pasar, sin tener idea de cómo encararía a sus dos mejores amigos en la escuela.

"Por qué fui tan idiota al reaccionar así?! en qué estaba pensando cuando dije todo eso?!" se regañaba con frustración, al mismo tiempo en que corría y secaba sus lágrimas con la manga de su polerón.

Cuando al fin logró llegar a la tranquilidad de su hogar, no tardó en encerrarse en su habitación para luego echarse en su cama y quedar boca abajo sobre la almohada.

-Mirio... perdóname... - fue lo único que salió de sus labios, sintiendo aún esa impotencia latente en su cuerpo.

Tamaki comenzó a sentir rabia contra sí mismo; se reprochaba una y otra vez el haberle confesado sus sentimientos al rubio, ya que si se hubiese quedado callado, de seguro nada de esto estaría pasando.

-Desde un principio supe que lo había arruinado... - dió por sentado el azabache, desviando sus ojos cansados al techo.

Las lágrimas no querían cesar, y mucho menos si Amajiki se dejaba comer por el miedo que con los minutos empezó a aflorar desde el fondo de su corazón.

-Lo único que puedo hacer es disculparme con ellos... pero no siento el valor para hacerlo - Tamaki se secó con rapidez las lágrimas, para después levantarse e ir a lavarse el rostro.

Intentó animarse al verse destrozado en el espejo, mas poco y nada consiguió.

"Odio llorar, odio estas malditas emociones que me hacen sentir así! por qué me tuve que enamorar de ti, Mirio? habiendo tanto ser humano en el mundo... tuviste que ser tú" se decía el azabache, tragándose apenas el resto de lágrimas que amenazaban con volver a salir.

Esa noche, entre un inquieto mar de pensamientos, Tamaki logró conciliar el sueño; mas la presión en su pecho en señal de agonía no daba tregua.





✿❯────「✿」────❮✿




Lunes 10 de Agosto, 07:20 a.m.

De algún modo, Amajiki tuvo la suerte de no toparse ni con Togata ni con Nejire al llegar a la escuela; pocos alumnos empezaban a entrar a sus aulas conforme pasaban los minutos.

Sintió un leve alivio al divisar a aquel chico de cabello rojizo caminar entre los demás estudiantes, prácticamente solo.

-Hey, Tamaki! - Kirishima se aproximó alegre hacia el mencionado, pero toda esa alegría positiva se esfumó al contemplar con más atención el rostro del contrario.

-Qué bueno que llegaste! - exclamó Tamaki, como si Eijirou le supusiera una especie de salvación en ese momento.

-Qué sucedió ahora? vuelves a tener esa expresión de fatalidad en tu cara - le interrogó el pelirrojo, preocupado.

-Vayamos a un lugar más alejado de los demás para hablar - le pidió Amajiki, recibiendo un asentimiento de cabeza como respuesta.

Ambos optaron por irse a la zona de los casilleros para conversar, sin temor a que alguien los escuchara.

-Y bien? soy todo oídos - con un gesto Kirishima le instó a continuar.

-Ayer... - Tamaki comenzó a jugar nerviosamente con sus dedos -. Le hice una escena de celos a Mirio.

-Oh, con que era eso... espera, que hiciste qué?! - la reacción tardía del pelirrojo le había hecho absoluta gracia al azabache.

-Qué te llevó a hacerlo? porque tienes una buena razón, no? - añadió Eijirou, apoyándose contra uno de los casilleros.

Estragos En El Corazón | MiriTamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora