Capitulo 1*

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Park Jimin se sobresaltó cuando la puerta del restaurante se abrió y vio aparecer a Min Yoongi. Habían pasado casi cuatro años, pero lo habría reconocido en cualquier parte con su pelo color verde menta, sus anchos hombros llenando la camiseta y aquella mirada que aún le aceleraba el corazón.
     -Mucho tiempo sin vernos.
Al acercarse, su mirada se suavizó y sus labios se curvaron en una sonrisa, pero se podía adivinar que estaba enfadado. Aquellos ojos le habían partido el corazón unos años antes y en su memoria, como si hubiese sido el día anterior, seguía recordando la noche que habían pasado juntos. Conocía todos sus gestos.
Jimin tragó saliva y le devolvió la sonrisa, mientras que sentía que el estómago le daba un vuelco. Él no lo sabía, no podía saberlo. Aquella expresión enfadado, aquella manera de caminar decidida... Nada más reconocerlos había pensado que había ido hasta allí con un propósito, que sabía lo de su hija.
Apartó aquellos pensamientos y trató de recordar cómo había sido su relación antes de aquella noche, cuando solo eran buenos amigos y nada más.
     -Hola desconocido -dijo Jimin- No sabía que hubieras vuelto.
Jimin salió de detrás del mostrador, secándose las manos con el delantal. No sabía si abrazarlo. ¿Cómo se saludaba a un hombre que había sido su mejor amigo y amante por una noche, y del que no había sabido nada en años?
     -Hola -contestó él con voz ronca.

Jimin se echó en sus brazos, cautelosamente al principio, hasta que Yoongi lo atrajo y lo envolvió en un fuerte abrazo. Trató de relajarse, concentrándose en la respiración. Eran solo amigos, aunque a pesar del tiempo transcurrido, seguía sintiendo algo por él. El olor de su colonia, la fortaleza de su cuerpo... todo en él lo hacía recordar aquella noche, cuando una década de amistad se había convertido en algo más. Había sido la noche previa a su marcha y él lo había animado a irse, aunque eso me había roto el corazón en mil pedazos.
     -¿Cómo estás, Mochi? Hacía tiempo que no sabía nada de ti.
El abrazo había sido tan solo una formalidad.
Dio un paso atrás y él dejó caer las manos hasta tomar a Jimin pro la cintura. La sensación era cálida y se estremeció, rodeándose con un brazo y dejando el otro a un lado.
     -Todo bien Min , muy bien. -respondió forzando una sonrisa.
     -¿Tus padres?
Jimin sonrió. Sus padres se pondrían muy contentos cuando supieran que Yoongi había vuelto.
     -Estupendamente. -dijo, está vez sin fingir la sonrisa–. Están disfrutando de la jubilación, así que ahora soy yo el que lleva el restaurante.
Por el rabillo de ojo vio movimiento en la cocina y se giró. Cuando se volvió hacia Yoongi, reparó en que estaba observando todo detenidamente. Conocía tan bien como ella el restaurante italiano de sus padres. Ambos habían trabajado como camareros siendo unos adolescentes antes de que a Yoongi se le presentará la oportunidad de su vida y se marchara a Argentina.
    -¿Qué me cuentas de ti? ¿Qué te trae por aquí?
Yoongi se metió las manos en los bolsillos de los vaqueros y bajó la vista antes de mirar a Jimin a los ojos. Jimin tuvo el presentimiento de que algo no iba bien. ¿Por qué había vuelto?.
     -¿Tu abuelo está bien?
     -No, no está muy bien, aunque no creo que le guste que te lo cuente  –dijo irguiéndose y separando los pies–. De todas formas era hora de volver a casa. Estaba cansado de vivir en el extranjero.
     -¿De veras?  Ni que te estuvieras volviendo viejo para jugar.
Recorrió con la mirada su físico imponente. Era todo músculo. Los jugadores de polo no tenían fecha de caducidad, siempre y cuando estuvieran en condiciones de seguir jugando , y no se lo imaginaba dejando de jugar por decisión propia.
     -No soy tan viejo –replico sonriendo–, y estoy en muy buen estado físico, así que no sientas lastima por mí –añadió en tono seco–. Es solo que he decidido que ya llevo tanto tiempo afuera y  Baek necesita ayuda. Lo he pasado muy bien en Argentina, pero echaba de menos al viejo.
Jimin trato de digerir sus palabras y sintió un escalofrío en la espalda.
     -¿Así que has vuelto para quedarte?
     -Si, al menos por ahora. Si hubieras respondido a mis correos electrónicos, te hubiera avisado
     -Han pasado muchas cosas y he estado muy ocupado, lo siento.
Sabía que sonaba a excusa tonta y lo era. Pero él tampoco le había mandado un correo electrónico en mucho tiempo, así que no era solo culpa suya el haber perdido el contacto.
Yoongi levanto la vista y se quedó observándolo un buen rato antes de apartar la vista.
     -Bueno, cuéntame. ¿Cuánto tiempo hace que has vuelto?¿Qué planes tienes? –pregunto Jimin.
     -No tengo nada pensado. Supongo que estaré ocupado en el rancho.
Jimin trato de mantener la calma y digerir aquella información como si no le afectará, el Polo siempre había sido su vida, su sueño, ¿cómo era posible que hubiera renunciado a el? Después de lo mucho que le había costado hacer realidad sus sueños.
     -¿Así que eso es todo, no vas a volver a jugar nunca más?
Por la manera en que se encogió de hombros supo que no estaba seguro. Yoongi siempre los encorvaba cuando se sentía incómodo.
     -Las cosas cambian, Min. Ya sabes lo que pasa.
Si, lo sabía. Aunque Jimin estaba seguro de que no había cambiado de idea. Algo debía de estar pasando. Si lo estaba haciendo por Baek, lo entendía, pero algo no le olía bien.
     -En fin, acabo de llegar. Voy a seguir entrenando caballos y estaré una temporada sin jugar. -dijo sonriendo–. Mañana por la mañana voy a ir a Daegu.
Jimin se volvió y regresó al mostrador, tratando de disimular el calor que sentía en las mejillas. Sus latidos habían empezado a resonar con fuerza en sus sienes.
Daegu. Allí era donde el abuelo de Yoongi tenía el centro de adiestramiento de caballos. Allí había pasado los fines de semana y las vacaciones durante sus años escolares, junto a Yoongi, soñando con un futuro juntos. Solo que no había sido consciente de lo importante que el polo iba a ser iba a ser en sus vidas. Había acabado viéndolo marchar mientras Jimin se quedaba allí. Había sido difícil para él dar el paso y más difícil para él ver como se convertía en su profesión. Pero solo eran amigos, no dejaba a ningún novio atrás.
     -Mi abuelo cumplió ochenta años la semana pasada y parece que el cáncer está avanzando. Quiero aprender todo lo que pueda e ir tomando as riendas, si me permites el juego de palabras.
     -Estará muy contento de tenerte de vuelta –dijo Jimin–, y tú de volver a casa –añadió y respiro hondo.
No quería pensar qué habría pasado solo porque Yoongi estuviera de vuelta. Seguramente nada habría cambiado si se hubiera quedado. Ambos habían querido cosas diferentes y aquella noche que habían pasado juntos, había sido el resultado de demaciado alcohol.
Yoongi sonrió, su que sus ojos contaban una historia diferente. Estaba enfadado don Jimin y no sabía qué decirle, aparte de disculparse por no haber mantenido la comunicación. Pero no había sido capaz de seguir mandándole correos electrónicos sin mencionar lo que estaba pasando con su vida, así que la única opción había sido perder el contacto. Había jurado que si volvía se lo contaría, pero los compañeros con los que jugaba al Polo se habían convertido en su familia. Yoongi siempre había asegurado que amaba el Polo y que no los dejaría por nada.
     -Siempre planeamos jugar al Polo en el extranjero y después volver a casa y montar un criadero de caballos.
     -Si –replicó Jimin sin ningún entusiasmo para no pensar en el pasado, que solo le producía dolor.
     -Bueno, háblame te ti. Ayer oí algo terrible, que tenías una hija –bromeó–. ¿Es cierto?
Jimin se sujeto al mostrador de acero inoxidable, trato de contener el escalofrío que lo recorría. Su hija. ¿Acaso sabía algo? Quería ser el que se lo contará.
     -Si, ahora tengo una hija -dijo tratando de hablar con calma–.  Se llama Ha-neul.
     -Ha-neulrepitió Yoongi, provocándole otro estremecimiento a Jimin–. ¿Y quién es el afortunado?
     -¿Afortunado?
     -¿Tú marido?
     -Ah, si, bueno, no hay ningún afortunado. Ha-neul y yo nos tenemos el uno al otro.
     -¿Quieres decir que hay algún desgraciado te abandonó después de tener un hijo suyo? ¿Por eso no me lo habías contado, porque sabias que iría tras él?
No le gustaba el curso que estaba tomando aquello. ¿Qué podía decir? ¿Que ese desgraciado era él y por eso mismo había dejado de responder a sus correos electrónicos? Había tomado la decisión de ocultarle a Ha-neul,  para protegerlos a ambos y, sobre todo, para no ser la responsable de cortarle las alas.

Continuará!!

Bien, primer capítulo del año, actualizaré mas seguido... Espero les guste.

Sayonara

Toda Una Sorpresa. [Yoonmin *P.J x M.Y*]Where stories live. Discover now