Capitulo 1.5

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*Había tomado la decisión de ocultarle a Ha-neul, para protegerlos a ambos y, sobre todo, para no ser la responsable de cortarle las alas*
     -Digamos que prefería criarla yo solo, al menos de momento –dijo Jimin, eligiendo cuidadosamente las palabras–. Mis padres han sido maravillosos y es una niña muy feliz, asi que todo va saliendo bien.
Por la expresión en su rostro, era evidente que no perecía muy convencido
     -¿Y tu padre no hizo nada al respecto, ni tu hermano?
Jimin quería cambiar de tema. Necesitaba tiempo para pensar en cómo iba a a contárselo a Yoongi.
     -No les hizo mucha gracia al principio, pero a veces la vida nos sorprende con imprevistos y no queda más remedio que aceptarlo.
Yoongi abrió la boca para decir algo y rápidamente lo interrumpió.
     -¿Quieres comer algo? –le pregunto–. Podemos prepárate esa pasta marinera que tanto te gustaba.
Al instante, cambio de expresión y sonrió.
     -¿Seguís haciéndola?
     -No aparece en el menú –respondió riendo–, pero tenemos los ingredientes porque una versión de ese plato es uno de nuestros favoritos.
Está vez, cuando Yoongi lo miró, no apartó la vista. Sus ojos se quedaron clavados a los de Jimin. Bajo aquella brillante luz,unas motas doradas asomaban a sus iris marrones.
     -Tengo que irme, pero ¿qué te parece si acepto tu oferta cualquier otro día que no estés tan ocupado y puedas acompañarme?.
Jimin trató de seguir respirando con normalidad, a pesar de que le resultaba la cosa menos natural del mundo, teniendo a Yoongi delante de él. Lo último que deseaba era sentarse a comer con él.
     -Estupendo, así nos pondremos al día.
Alguien en la cocina lo llamó, lo que le dio la excusa perfecta para poner fin a aquella situación y apartar la vista de aquellos gatunos ojos que lo tenían cautivo.
     -Ya nos veremos, Jimin - dijo Yoongi despidiéndose con la mano mientras daba unos pasos de espaldas, en dirección a la puerta.
Jimin se quedó mirándolo, sin mover un solo músculo hasta que lo perdió de vista, ignorando el caos que había provocado en él. Su corazón latía excitado y se había quedado hecho un amasijo de nervios. No había nada bueno en el hecho de que Yoongi hubiera vuelto.

Yoongi se metió las manos en los bolsillos y se fue calle abajo, mezclándose entre la gente. Era la hora de comer y las calles de Busan estaban concurridas. Le encantaba Corea y haber vuelto a casa, al lugar del que provenía. Aunque había disfrutado viviendo en el extranjero, lo que en aquel momento quería era vivir entre la ciudad y el rancho de su abuelo. Estaba convencido de que había tomado la decisión adecuada. Por difícil que le hubiera resultado dejar el polo, ya no podía seguir lejos de Baek por más tiempo.
¿Y Jimin? Solo hacía un día que había llegado y había tenido que contenerse para no ir al restaurante aquella primera noche solo para verlo. Había sido su mejor amigo y poco a poco había desaparecido de su vida. ¿Pero como culparlo? Tampoco él se había esforzado en mantener contacto.
Al parecer, había conocido a algún tipo y había tenido una hija. El pequeño Jimin se había convertido en todo un hombre y ahora en padre. Nunca se lo habría imaginado. En su cabeza se había imaginado que seguiría esperando su regreso y había confiado en convencerlo de que la noche que habían pasado juntos había sido algo algo bueno y que podían ser algo más que amigos. Había sido un estúpido, un ingenuo. Después de haberlo visto, se había dado cuenta de que había esperado demaciado, de que él había seguido su vida y él había perdido su oportunidad.
A pesar de haberlo pasado muy bien, de haber montado algunos de los mejores caballos de polo y de haber viajado a países increíbles, nunca había dejado de pensar en Jimin ni un solo minuto. Había deseado desesperadamente formar parte de aquella familia del mundo del polo, cuando en realidad siempre había tenido una pequeña familia en Baek y Jimin. Lástima que hubiera tardado en darse cuenta. No lo había hecho hasta que su abuelo le había contado lo enfermo que estaba.
Se había aferrado al recuerdo de la sonriente expresión de Jimin, de sus suaves labios y sus brillantes ojos y, aunque hubieran transcurrido cuatro años, se alegraba de que no tuviera marido. Nunca había podido enfadarse con él y lo había comprobado una vez más al verlo. Había intentado mostrarse duro al preguntarle porque no había seguido en contacto, pero no había podido. A pesar de que aquella noche ambos estuvieran bebidos, no había olvidado ni un solo instante de lo que había pasado entre ellos.
Mataría al tipo que lo había abandonado, dejándolo a solas con una criatura, y seguro que sus padres se mostrarían dispuestos a ayudarlo a encontrarlo. Jimin siempre había sido su mejor amigo y, por una noche, su amante. Yoongi sonrió al colocarse detrás del volante. Aquella noche había estropeado lo que había entre ellos.

***

Jimin entro a la escuela infantil y clavó la vista en su hija. Ha-neul estaba corriendo a toda velocidad alrededor de la clase, con los brazos abiertos como su estuviera volando, y emitiendo un sonido como el del motor de un avión. El corazón le dio un vuelco y se giró. No quería que lo viera todavía. Le gustaba verla jugar con otros niños.
     -Hola
Jimin se giró y se encontró con Jisoo, una de las profesoras. Tenía un colorido trozo de papel en las manos.
     -Ha-neul ha hecho hoy este dibujo y me ha pedido que se lo guardara para que lo viera su papá.
Sonrió y tomó el papel, tratando de descifrar lo que representaba.
     -Tiene talento, ¿verdad? –dijo y ambiente rieron–. ¿Una casa cubierta de algo verde?
     -El tema era un día en la playa.
Una voz los interrumpió.
     -¡Papá!
Jimin se giró y tomó a su hija en brazos, antes de darle un beso en su castaña cabeza.
     -Hola, tesoro.
     -¿Te gusta mi dibujo?
     -¡Mucho!
     -Soy yo a caballo. ¡A caballo, papá!
     -Vaya -respondió mostrándose serio, mientras la profesora se marchaba conteniendo la risa–. Es un caballo precioso.
     -Es un caballo de polo. Soy yo montando un caballo de polo.
La sonrisa desapareció del rostro de Jimin, hasta que se dio cuenta de que Ha-neul lo estaba mirando y se obligó a disimular el tenis que sentía. ¿Cómo sabía que había caballos de Polo?
     -Vámonos, cariño. Recoge tu mochila y dile adiós a Jisoo.
Se quedó mirando a su hija, antes de apartarse el anaranjado pelo que caía sobre su frente y mirar de nuevo el dibujo. Ha-neul nunca había estado cerca de caballos, pero le habían obsesionado desde bebé. A pesar de que no quisiera admitirlo, Ha-neul se parecía mucho a Yoongi.
     -¿Papi?
Se puso de rodillas, tomo la bolsa de su hija y le subió la cremallera.
     -¿Si cariño?
     -Abuelo me ha contado contado que solías montar a caballo, sobre todo caballos de Polo.
     -¿Eso te ha contado?
Lo mataría por hablarle a Ha-neul de cuando montaba a caballo. Formaba parte de su vida pasada. Nunca nunca había vuelto a acercarse a un caballo desde que Yoongi se fuera y hacia mucho tiempo que había cesado en su empeño de convertir en profesión aquel deporte que tanto había amado desde los catorce años. El último caballo que había tenido... ni siquiera quería recordar el accidente.
     -Me ha dicho que eras muy bueno hasta que un día te caíste, ¿Te hiciste mucho daño?
     -¿Cuando te ha contado abuelo todo esto?
     -Ayer
Ha-neul corrió hacia la puerta y se detuvo a esperarlo, tendiéndole la mano.
     -¿Podemos ir a montar?
     -Tal vez.
     -¿Por qué tal vez?
     -No conozco a nadie que tenga caballos.
Era mentira, pero ¿qué otra cosa podía decir?
     -¿Podemos comprar un caballo? –pregunto Ha-neul.
     -Anda, métete en el coche
Cerró la puerta y se quedó inmóvil unos segundos en la acera, con los ojos cerrados, respirando hondo para calmar sus nervios. Había habido un tiempo en el que habría hecho cualquier cosa por vivir rodeado de caballos, pero eso formaba parte de su pasado y así quería que siguiera siendo. Tenía que contárselo a Yoongi, lo sabía, pero seguía sin querer volver al pasado.








Toda Una Sorpresa. [Yoonmin *P.J x M.Y*]Where stories live. Discover now