Cap. 27

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(Lisa)

No novio, no hermano, no Carlos, no Sophia, no nada, desde aquel accidente en el lago me había quedado sola, sin nadie con quien hablar, todos desaparecieron repentinamente, estaba sola en el mundo, cada día era mas triste. Mi casa vacía, la escuela aburrida y nada que hacer con mi vida. Parecía que cada momento me había llevado hasta esto, no, mas bien, cada momento, cada decisión que había hecho en mi vida, me había llevado a esta situación.

- Emm ¿estas bien?- no pude evitar levantar mi rostro al escuchar aquella voz que desde siempre me había hecho sentir escalofríos y que mi semblante cambiara a una alegría. Comencé a sentirme feliz, algo inusual últimamente, pero él lo había logrado. Sentí aquel entusiasmo por estar con alguien, por saber que alguien se preocupaba por mi, pero no estaba segura de si era por eso, o si era por él.

- Si, estoy bien.- una sonrisa torcida se dibujo en mi rostro, tratando de ocultar todos mis problemas.

- Pues créeme que esas lagrimas y el que hayas intentado mentirme sobre ello, me dicen lo contrario. Vamos Lisa, se necesita esa chispa, tu eres un sol, un sol que ilumina una sala entera con su presencia, y si su sonrisa se incluye, irradia todo un edificio, el conocer a ese sol, el tenerlo en tu vida, tiene el mismo efecto, llegas a tenerle tanto cariño que te da miedo perderlo. Lisa, tu eres mi sol.- no pude evitar ruborizarme ante su bello alago. No tenía idea de que contestar, pensaba y pensaba, pero me perdí en aquellos ojos hermosos, que podían hipnotizar a cualquiera. Soltó una pequeña risilla y tomó mi mano, jalo de ella y me atrajo hasta el, rodeo mi cuerpo con sus brazos, y de nuevo me sentí en casa. Sentí que pertenecía a sus brazos, como piezas de rompecabezas, encajamos el uno con el otro, yo soy su sol y el es mi luna, mío y había tardado tanto en darme cuenta.

Completos extrañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora